Capítulo 3《Editado》

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Finn

Se hundió en el lago desapareciendo de mi vista por completo.

Se le veía como una buena chica, era risueña y sinceramente muy linda.

Además, se sonrojaba por cualquier cumplido que le decía lo cual me parecía muy tierno.

Giré mi mirada hacía donde seguía la corriente del lago encontrándome con el sol saliente indicando el amanecer.

¿Tanto tiempo había estado afuera?

Me levanté velozmente tomando mis cosas y corrí para regresar a casa a tiempo.

Jake me mataría.

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-¡Fionna!- grité mientras me acercaba a ella cansado por haber corrido tanto.

Aunque no era la primera vez que llegaba tarde 10 minutos.

-Hola Finn- Me sonrió cálidamente cuando paré a su lado intentando recuperar el aire perdido.

-Siento... Siento haber llegado tarde.- Me trababa al hablar a causa del cansancio, reposé mis manos sobre mis rodillas.

-No importa.- Dijo ella tranquilamente sin borrar aquella sonrisa de su cara -Debe ser difícil venir de desde donde vives.- Le miré extrañado.

-¿A que te refieres?- pregunté sentándome a un lado suyo.

-Es que, que yo sepa, los Hiumanos viven lejos de aquí- Inocentemente me respondió.

-Pero... Si yo no soy Hiumano- aclaré frunciendo levemente el ceño, ahora era ella quien me miraba confundida -Soy un humano- Sus ojos se abrieron como platos mirándome fijamente.

-¿Hu-Humano?- Asentí sin dejar de mirarla -P-Pero si yo soy la última...-

-¿Entonces... E-Eres humana?- ella asintió.

El silencio reinó durante unos segundos entre nosotros, tal vez era por la sorpresa de cada uno de encontrar a otro humano.

De repente, exclamó:

-¡Pues me alegra mucho que no sea la última!- y me rodeó en un fuerte abrazo el cual yo acepte e imite.

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Por alguna razón habíamos acabado cada uno con el gorro del otro tirados en el pasto viendo el anaranjado cielo, este se encontraba despejado, casi sin nubes, el clima de ese día era un poco frío pero sin llegar a ser una molestia.

El silencio, por primera vez, reinaba entre nosotros. Supuse que era porque ambos estabamos hundidos en nuestros pensamientos.

Finalmente, decidí hablar.

-Y... ¿Nada que contar?- Ella negó.

-No... No hay nada nuevo.-

El silencio volvió a hacerse presente.

Nos conocíamos desde hace, casi, un año y era la primera vez que nos pasaba algo así.

Suspiré y le miré, ella no lo notó,  se encontraba mirando el cielo realmente metida en sus pensamientos.

De repente, me acerqué a ella y solté un:

-¿Qué te pasa hoy?-

Pereció asustarse por mi cercanía y se alejó un poco con las mejillas ligeramente sonrojadas.

-¡N-Nada!- Exclamó, le miré con una ceja alzada. -¡En serio!-

-Estas demasiado callada, no me digas que no es nada.- Le dije serio. Bajó la mirada frunciendo ligeramente el ceño y abrió la boca para decir algo. -Quiero la verdad.- Le advertí y se quedó callada.

¿Ahora que le pasaba?

El reflejo en el lago -EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora