Poemas De Una Escritora Azul.

El perro.

Hoy vi algo que me entristeció.. Me hizo sentir lo mismo que él, su infinita melancolía y soledad, lo mucho que extrañaba a alguien, que quizá, lo abandonó como si de un juguete se tratase.
Lo encontré durante el atardecer mientras caminaba por las calles hacia mi destino.
Él estaba sin rumbo, sólo caminaba; le ofrecí de mi helado, y con un gusto increíble se lo comió... se veía muy hambriento.
Lo acaricié y me siguió hasta mi casa, donde luego le di de comer y beber.
Me senté un rato junto a él... Su pelaje negro azabache estaba bastante descuidado, de cabello corto, y en una de sus orejas, algunas cicatrices...
Lo miré a los ojos mientras lo acariciaba... Esos ojos cafés me agradecían... Pero al tiempo, me mostraban lo cansado que estaba, lo angustiado, preocupado, triste y agonizante de su esperanza...
-¿No los volveré a ver?
Sentí que preguntaba con esa mirada profunda y expresiva.
-No se por quienes me preguntas... Desconozco si te perdiste... Si tus personas se perdieron de tu vista derrepente... O si simplemente estas cansado de tu vida difícil... Pero se que añoras algo o a alguien... ¿Quien será?.
El enorme perro ocultó su cabeza en mis piernas y comenzó a respirar de manera profunda y apresurada... Puso una pata sobre mi mano y comenzó a sollozar, de la manera más melancólica que he visto...
-Todo estará bien... Todo estará bien...
Le dije mientras acariciaba su cabeza.
Me miró nuevamente mientras ponía dos trozos de pan más en frente suyo y se los metió en la boca, se puso de pie y luego recostó su cabeza en mi pecho, empujandome levemente.
-Gracias...
Creí escuchar mientras se iba quien sabe a dónde.

Historia real.