GHB (El Cantar de las Luciérnagas)

2

Oliver

-¿Qué pasa? ¿Los ratones te comieron la lengua?-me dice la chica que no me quita la vista de encima. Su ojos me mantienen hipnotizado y su leve acento francés me parece bastante adorable.

Suelto el humo del cigarrillo y puedo ver como el humo sale entrecortado debido a mi respiración acelerada. Le muestro una ligera sonrisa y solo me atrevo a decirle:

-No es nada, algo ha entrado en mi ojo.

Creo que es la excusa más estúpida que se me pudo haber ocurrido en este momento. La chica levanta su ceja derecha y me muestra una sonrisa ladeada. Se acerca un poco más a mi y limpia una de mis lágrimas, que aun se mantiene en mi rostro.

-No porque sea de Quebec, significa que sea tonta-dice la chica acariciando mi mejilla-¿Qué es lo que pasa?

-Tranquila, es solo que no he estado bien de ánimo, nada más-le respondo, sonriendo mientras le doy una bocanada al cigarrillo.

-¿No crees que eres muy joven para fumar? ¿Qué edad tienes?

-16, ¿y tú?

-¡¿16?! Te ves mucho menor-dice sonriendo pero colocando su mano derecha en su boca para disimular la sonrisa-eres mayor que yo, tengo 15.

-Pareces mayor.

Sus ojos como el mar brillan frente a la luz del Sol y su cabello azabache es brillante y sedoso. Sus labios son finos con un piercing negro en la parte izquierda de su labio inferior. Me mira a los ojos y sus mejillas se sonrojan levemente.

-¿Cómo te llamas?-le pregunto metiendo mi mano en mi bolsillo sin sacar mi sonrisa de mi rostro.

-Katherine-dice metiendo la mano en el bolso que lleva colgando en su hombro, sobre su camisa de franela color gris-¿y el tuyo?-pregunta sacando su teléfono celular.

-Oliver-respondo sacando mi celular.

Amber

Miro por la ventanilla del autobús mientras pienso en lo que acaban de ver mis ojos. Oliver es una persona increíble y nada de lo que le está pasando día a día es justo. Trabaja en una tienda de Hot Topic, vendiéndole ropa y accesorios a cientos de niños ricachones que lo tratan de lo peor, mientras él trabaja como loco para poder llevar algo de comida a su casa. Phillip siempre ha sido un idiota pero esta vez, cruzó la línea.
Me bajo del autobús con los auriculares en mis oídos mientras suena "Apology" de Alesana desde mi celular. Me siento en el asiento de la parada de buses para poder esperar el que me llevaría a la casa de Oliver. Las cosas ya se han salido de control y alguien debe poner en su lugar a ese bastardo de Phillip.

Oliver

-¿Enserio eres fan de Breaking Benjamin?-le pregunto a Katherine mientras bebemos un poco de gaseosa de naranja, sentados en los columpios de un parque que está a dos manzanas del lugar en el que nos acabamos de conocer.
-Me encantan-responde Katherine con una sonrisa mientras simula una especie de baile hacia los lados lo cual me causó mucha gracia-he comprado todos sus discos, me encantan a pesar de ser música antigua. Y, ¿cuál es tu banda favorita?
-Soy más apegado al Deathcore antiguo, mi banda favorita siempre ha sido As Blood Runs Black.
-No los conozco.
-No me sorprende-dije mientras le muestro una ligera sonrisa que al parecer le gustó bastante ya que sus mejillas se tintaron de un intenso carmesí.
-Así me gusta más-dice Katherine bebiendo de su gaseosa.
-¿Qué cosa?
-Tu sonrisa. Te ves mejor sonriendo.
Nos quedamos mirando fíjamente a los ojos sin emitir ningún sonido. Sus ojos brillan con un resplandor único y su sonrisa no sale de su rostro, como si estuviera enmarcada en ella. Bajo la mano de la cadena de mi columpio hasta chocar la suya, lo que parece no molestarle. Acerca su mano a la mía y entrelaza nuestros dedos. Sonrío y puedo sentir como el rubor se apodera de mis mejillas. Es un ambiente tranquilo, agradable, no quiero despegar mi mano de la suya en ningún momento. Me siento en paz y armonía... Es una sensación inexplicable, pero todo se va al retrete en el momento que suena de fondo "Beneath the Surface" en mi celular, indicando que me está entrando una llamada. Suelto la mano de Katherine y saco el celular de mi bolsillo, para ver que ers una llamada de mi jefa. Abro los ojos como platos y contesto mientras mantengo el entrecejo fruncido.