Dolph se levantó y cogió su cuchillo. Me aclaré la garganta.
—¿Me podrías desatar, por favor? —Me miró con una sonrisa.
—¿Y qué recibiré a cambio? —Alzó las cejas. ¿Y este qué se cree?
—¿Que no te castre por acoso sexual?
—Mmm... ¿Nada más? —Torció la cabeza.
—¿No te vale con eso? —Dios dame paciencia, porque como me des fuerza lo mato.
—Bueno, de momento sí —Se acercó a mí y me desató. Masajeé mis muñecas y me coloqué bien la ropa, dirigiéndome a la puerta —. Abie —me giré a mirarle —. Recuerda, no te sorprendas mucho por lo que veas ahí fuera. Todo ha... cambiado mucho. —Asentí, inspiré hondo y abrí la puerta, saliendo de la habitación. No había nadie. Seguimos andando por el pasillo, giramos a la derecha y... me quedé helada. Axel y Scarlet estaban matando a un montón de muertos que no paraban de entrar. Dolph me sacudió para devolverme a la realidad.
—Dolph... se me ha olvidado el rastrillo —lo miré preocupada después de echar en falta mi arma.
—Ve por él, rápido. Yo te cubro. —Fui corriendo a la habitación y en cuanto entré lo agarré. Oí unos pasos detrás de mí.
—Dolph, ya lo ten- —mis ojos se abrieron al ver que no era Dolph —. Oh, no. —Esa cosa vino hacia mí, cegada por el hambre. Apreté el arma y la introduje en su cabeza, desestabilizándome por la fuerza. Vaya, no sabía que el cerebro estaba tan... duro. Debería haber prestado más atención en biología. Me aseguré de que no se levantara de nuevo y vi aparecer a Dolph. —Gracias por cubrirme, en serio. —Rodé los ojos.
—Lo siento, ese se me escapó. —Me dio una mirada de disculpa. Suspiré.
—No importa, vamos. —Volvimos donde estaban los otros dos y empezamos a matar caminantes. No sé cuánto estuvimos ahí, pero no dejaban de venir y cada vez era más difícil. De pronto, oímos una voz que no conocíamos de nada gritarnos.
—¡Apartaos! —¿Qué? Eso me desconcentró por un segundo y le dio tiempo a uno de ellos de ponerse encima mía. Intenté que no me mordiera o arañara empleando toda mi fuerza, pero no aguantaría mucho más. Entonces sentí como su energía disminuía y un líquido pegajoso llegó a mi cara. Qué asco. Me lo quité de encima, incorporándome. Alguien me arrastró por el suelo, pegándome su cuerpo. Estaba entre las piernas de esa persona. Y esa persona era un chico. Con un brazo me agarraba los hombros, apretándome contra su pecho. Y ahí escuché el sonido de algo explotando. Una bomba. Mierda. Tengo pavor a los explosivos, desde pequeña. Sentía mi corazón latir a gran velocidad, me encogí e intenté calmarme.
—Abie, estoy aquí, no te preocupes. —Su melodiosa voz me relajó. Busqué su otra mano y la apreté. Por la explosión apareció humo y comencé a toser descontroladamente. Axel me giró y me agarré a él, inspirando en su cuello. Me apoyé contra él y noté su corazón acelerarse. ¿Le ponía nervioso? Acerqué más mi cara, apreciando cómo su respiración iba más rápida. Solté el aire por la boca mientras hacía círculos en su torso, esperando que el humo desapareciera. Subí la mirada, viendo cómo sus ojos estaban cerrados y sus mejillas ligeramente coloradas. Me encantaba provocarle eso. Cuando pudimos volver a respirar aire puro, Axel intentó levantarse pero lo detuve.
—Quédate así... por favor. —Se quedó un momento, mirándome fijamente, pero luego se levantó de golpe, dirigiéndose a Dolph.
—Tú... maldito cabrón, ¡casi nos matan por tu culpa! —Vociferó, empujando a Dolph contra la pared y agarrándole de la camiseta. Fui corriendo a separarles.
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Revelation of dead
General Fiction¿Qué pasa cuando todo lo que conoces desaparece? ¿Cuándo todo eso nunca volverá a ser lo mismo? ¿Cuándo debes enfrentarte a la muerte en cada esquina? ¿Cuándo solo puedes confiar en ti mismo para sobrevivir? ¿Y qué pasa si los muertos no son la verd...