Me dolía mucho la cabeza. Era insoportable. Intenté relajarme estando aún con los ojos cerrados, respirando pausadamente. Y ahí es cuando me doy cuenta que estoy tumbada sobre algo blando... Abro los ojos de golpe. Ay, mala idea.
—Joder... —la luz fue directa a los ojos y tuve que volver a cerrarlos mientras me los masajeaba. Entonces oí pasos corriendo a lo lejos y luego otros más fuertes que se acercaban hacia mi. Sentí mis ojos llorar por la luz y ahí me empecé a hacer las preguntas. ¿Dónde estaban Axel y Scarlet? ¿Dónde estaba yo? ¿Quiénes estaban conmigo? Los pasos cesaron un momento, para luego avanzar rápido y abrazarme. Al principio me revolví incomoda, pero luego oí su voz.
—Abie... —era él.
—Axel... —paré de moverme y dejé que limpiara mis lágrimas. Me miró preocupado.
—Abie yo... siento mucho lo de tu... —puse un dedo sobre su boca mientras negaba con la cabeza. No quería hablar de eso ahora. No quería recordar... Mis ojos cafés subieron a los suyos mieles. Me di cuenta de que al subirlos mi nariz rozó con la suya y que estábamos muy cerca. Demasiado diría yo. Nuestros labios casi pegados, mi dedo en su boca mientras mi otra mano estaba en su hombro, él sujetando mi espalda con sus brazos... Abrí ligeramente los ojos para a continuación sonrojarme y bajar la mirada. Axel también retiró la suya avergonzado. No sabia que decir. En ese momento oímos un estornudo. Nos separamos inmediatamente. Vi a una niña parada mirándonos cohibida. Axel se cruzó de brazos y la miró divertido.
—Axel, ¿quién es?
—¿Ella? Ella es...
—Soy Candela —hizo una pausa —, pero me gusta más Candy. Soy la hermana de Axel. —que adorable. La examiné bien. Tenía el pelo castaño y los ojos mieles verdosos.
—¿Cuántos años tienes?
—Ocho. —se me formó una cara de adoración increíble. Su pelo estaba recogido en dos trenzas largas, y sus mejillas estaban rosas. Me dió una abierta sonrisa aún roja. Yo le sonreí de vuelta. Siempre quise una hermana pequeña...
—No se como puede ser tu hermana, es tan... diferente a ti.
—¿Cómo debería tomarme eso? —rodé los ojos mientras me levantaba. Segunda mala idea. Al estar desnutrida mi cuerpo no tenía fuerzas y me caí al suelo. Axel vino corriendo mientras le decía a Candy que trajese algo de comida. Me sentó sobre sus piernas mientras mis mofletes no podían arder más. Treinta segundos después volvió Candy con una manzana y un zumo de naranja.
—Gracias —dijimos al unísono. Nos miramos y sonreímos divertidos. Cogí la manzana de las pequeñas manos de ella y le di un mordisco. Y luego otro. Y así hasta que me acabé la manzana. El zumo se acabó antes. Me levanté y fui al baño.
—Abie —le miré —¿Vas a ducharte?
—No, voy a limpiar el baño y ver si las tuberias están bien, no te jode.
—Scarlet te traerá la ropa. —puso los ojos en blanco debido a mi respuesta. Asentí haciendo una mueca mientras cerraba la puerta. Me quité la ropa y abrí el grifo. El agua salió tibia y entré en la bañera. Cogí el jabón y empecé a quitarme la suciedad de los días en los que había estado inconsciente. ¿Cuántos serían? Agarré el champú y empecé a lavar mi castaño pelo. Me había crecido, ahora me llegaba por debajo del pecho. Cuando estaba a punto de terminar, entró alguien.
—Soy yo. —era Scarlet.
—Oye, ¿cuántos días he estado durmiendo?
—A ver... cinco. Sí, cinco. —me sorprendí.
—¿Y cómo hemos llegado aquí?
—Eso mejor que te lo cuente Axel. Date prisa, tienes que conocer a los nuevos.
—¿Nuevos? ¿Qué nuevos...? —oí la puerta cerrarse —Zorra... —me aclaré y cerré el grifo. Abrí la cortina y cogí la toalla. Entonces alguien abrió la puerta de golpe.
—¿¡Pero qué...?! —Axel había entrado y estaba parado en la puerta, paralizado.
—Yo... yo... —se tocó el pelo y me examinó de arriba a abajo. Me miré a la vez en el pequeño espejo. El pelo mojado, la mini toalla tapando solo lo justo, yo mojada (de agua)... Ahora entiendo porque parece un tomate —No eres plana... —estaba sorprendido por ese hallazgo. Abrí la boca y le miré incrédula. —¿He dicho eso en voz alta? —preguntó tapándose la boca. Yo apreté los puños.
—Sal de aquí si no quieres quedarte sin hijos. Ahora. —no hubo que repetírselo. Cuando salió suspiré terminando de secarme. Me puse la ropa interior desinteresada. Bien era cierto que no tenía tanto pecho como Scarlet, pero tampoco era plana. Tenía una 90 C. No estaba mal. Puse atención al uniforme. ¿Qué? Esto tenia que ser una broma. Era una camisa larga blanca y una falda negra. ¿Se pensaban que íbamos a sobrevivir engatusando a los zombies vestidas de Playboys* o qué? Por suerte yo tenía mis medias calentitas. Me puse el uniforme con mis zapatillas, cogí el abrigo, la bufanda, el gorro y la sudadera. Salí del baño agarrando la mochila de mi cuarto. Que por cierto bonito cuarto. Tenía las paredes color crema, una cama matrimonial, un armario de madera y una cómoda. Luego cerca estaba el baño, con azulejos, una bañera, un inodoro, lavabo y espejo. Seguí caminando y vi otras dos habitaciones muy parecidas a la mía, una cocina con microondas, nevera (que dudo mucho que funcione dentro de poco) y cuatro estantes. Al final de ese pasillo había una escalera que estaba apoyada en el techo y otra habitación de la que oía a gente hablar. Caminé lentamente antes de tocar la puerta y pasar. Cinco pares de ojos se posaron en mi. Estaba Scarlet, que para mi alivio llevaba puesto lo mismo que yo, solo que con su abrigo rosa encima; Candy, la hermana de Axel, que vestía lo mismo que nosotras pero con una falda más larga y con leotardos. Tenía encima un abrigo largo lila. A su lado estaban dos niños pelirrojos, de ojos azules; la niña llevaba lo mismo que Candy, pero con un abrigo blanco. El niño llevaba lo mismo que Axel, una camisa blanca, pantalones negros y una chaqueta negra. Al final mis ojos se encontraron con los de Axel. Él bajó la mirada sonrojándose, mientras yo sentía que esta camisa daba calor. Me puse la sudadera y esperé a que alguno hablara. Candy se levantó para acercarse a mi. Yo la sonreí mientras los pelirrojos se levantaban también.
—Chicos, presentaos.
—Yo soy Elisabeth, pero llamame Eli —Eli, la niña pelirroja, agarró su falda e hizo una reverencia a lo medieval —. Tengo ocho años y soy la mejor amiga de Candy. —cuando dijo eso mostró una bella sonrisa, mientras que sus ojos azules estaban clavados en los míos. Esta niña me caía bien.
—Y yo soy Jake, soy el hermano de Eli, también tengo ocho años y soy el mejor amigo de Candy —otra sonrisa de rompe corazones profesional. Caminó hasta ponerse delante mía y me beso la mano como todo un caballero. Solté una risita haciendo también una reverencia.
—Encantada, yo soy Abie, tengo dieciséis años y me alegra que estéis con nosotros.
—Oye chicos, ¿por qué no vais a jugar a vuestro cuarto? —ellos asintieron mientras Scarlet les sonreía. Antes de salir, Candela se acercó y me susurró "Son mellizos" y yo le respondí con un "Gracias". Luego se fue corriendo a una de las habitaciones cerrando la puerta. Me senté en el sillón individual y cogí aire.
—Bien, me gustaría saber como hemos llegado aquí, como has encontrado a los bichos, cuando, que pasó cuando me desmayé...
—A ver, las preguntas de una en una. Bien, es largo, así que ponte cómoda. Cuando te desmayaste, los zombies del hospital quisieron salir, pero tu madre —hizo una pausa viendo si me afectaba o no —cerró las puertas, así que todos estaban en el mismo sitios, atrapados, con lo que pudimos coger material médico básico. Después fuimos al colegio mientras yo te tenia en brazos —volvió a pausar la narración mirando para otro lado mientras yo me aclaraba la garganta disimuladamente —y para nuestra suerte los caminantes no habían llegado ahí todavía. Nos pudimos enterar que de momento la epidemia había actuado en hospitales, laboratorios, oficinas y algún que otro centro de estudio, entre esos el nuestro. Pude recoger a mi hermana, y... —aquí bajo la voz —a Jake y Eli, porque mis padres y los suyos se llevaban bien y se que ellos trabajaban en un laboratorio importante... —se me partió el corazón —Los profesores estaban dando comida y ropa a los que venían a recoger a los niños, y nos aconsejaron de resguardarnos en alguna casa hasta que "todo esto pase". También nos proporcionaron recursos médicos, curando la torcedura de Scarlet y revisándote para confirmar que estabas bien. Pero no paraban de repetirnos que todo iba a pasar y que todo volvería a la normalidad.
—Eso no pasará. —dije yo en voz baja. Scarlet suspiró resignada. Sabia que tenia razón.
—Total, que vamos buscando en los vecindarios y todo el mundo esta empacando sus cosas para mudarse a otras ciudades que de momento no tienen este... virus o lo que sea que tenemos aquí. De repente una señora, supongo que al vernos con niños y a ti en mis brazos, nos dice que nos vayamos a su casa, que ella no se pensaba quedar ahí, nos dió sus llaves y nos dijo donde vivía. Al llegar nos encontramos con una casa muy bonita, y explorando mejor, encontramos una trampilla que abrimos y nos llevó aquí. Decidimos instalarnos en este sitio por si viene gente a robar o muertos, que no nos encuentren, o al menos, no tan fácilmente.
—Interesante... ¿por eso esta esa escalera en el pasillo?
—Exacto, y lo mejor es que para entrar desde arriba tienen que tener esta llave —me mostró una llave con una forma muy rara.
—¿Y la trampilla esa está tapada o algo?
—Sí, por una alfombra.
—Demasiado fácil... debemos reforzar eso —pensé en muchas idea para hacerlo.
—Por cierto, también nos dieron un machete por si acaso y aquí encontramos un rastrillo muy afilado, aparte de varios cuchillos. El machete es mio y el bate de Scarlet, así que tu te quedas con el rastrillo. Los cuchillos nos los repartiremos. —hice una mueca al escuchar que mi arma principal era un rastrillo. Axel me lo enseño y tenia razón, era bastante afilado. Probé a moverlo y era bastante sencillo y eficaz. Me gustaba.
—Me quedo con el rastrillo.
—No se como te puede gustar eso. —dijo Alex burlón. Iba a empezar a discutir sobre porque el rastrillo era mejor, pero tocaron repetidas veces en la trampilla. Y eso no podían ser caminantes.*&*
N/A: Foto de Candy, Jake y Eli en multimedia ewe
BayPandicornia_sensuah
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Revelation of dead
Ficción General¿Qué pasa cuando todo lo que conoces desaparece? ¿Cuándo todo eso nunca volverá a ser lo mismo? ¿Cuándo debes enfrentarte a la muerte en cada esquina? ¿Cuándo solo puedes confiar en ti mismo para sobrevivir? ¿Y qué pasa si los muertos no son la verd...