Habían pasado cinco años y a Louis lo dejaron salir dos años antes por libertad condicional y buena conducta.
Debía ir a arreglar el asunto que tenía pendiente con cierto rizado.
Llegó a la dirección que le habían dado, pero ¡oh! ¿Quién diría que ese día habría una gran boda?
Busco en su bolsillo y marcó un teléfono.
—¿Niall?
—¡Cuanto tiempo sin escucharte, Tommo!
Subió a la motocicleta que un buen amigo suyo le había guardado y arranco hasta donde fuera el decorado automóvil.
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Harry salía del auto directo al hotel donde sería la ceremonia, se seguía preguntado porque se arregló para ir al hotel si la boda sería hasta las cuatro.
—¿Cómo te sientes? —pregunta su hermana, alegre de saber que su hermano se casaba con un hombre rico.
—Bastante bien, un poco nervioso porque es el día de mi boda, pero eso solamente. —decía mirando por la ventana, admirando las calles y las personas que apuntaban indiscretos al decorado auto blanco. —Me da vergüenza andar en el auto como una novia ruborizada. —Gemma ríe malvada y de una caja de color blanco, ¡oh vaya, más blanco!, un lindo y sutil velo del más delicado tul, atado a un tocado pequeño de flores artificiales en colores lilas, rosas y verdes. —Dime que es un chiste.
—¡Vamos! Consiente a tu hermana. —y le ajusta el broche tomando unos mechones de cabello y pasando una parte del tul sobre su cabeza, cubriéndola. —Me siento tan orgullosa de ti. —la chica abrazo a su hermano, sollozando, ahora Harry ya no les pertenecería, sino que le pertenecería a un hombre que le daría mucho amor y cariño. —Bien, ya no voy a llorar porque se me corre el maquillaje. —ya no dijeron nada porque faltaban unas calles para llegar al hotel donde se llevaría a cabo la ceremonia.
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La música típica de la entrada de una novia sonó, y era hora que Harry saliera. Tomando la mano de su madre y hermana salió al largo pasillo que le esperaba.
En el altar estaba un guapo y trajeado Liam, viendo entrar a Harry como una novia, con la diferencia que él no llevaba vestido y un ramo de rosas, pero el velo le daba un toque lindo y aún más delicado a su bonita cara. Le sonrió cuando llegó hasta donde estaba, sintiéndose bastante feliz de tener a alguien como Harry en su vida, y mucho más de que nadie como Louis Tomlinson interfiera en la boda esperada por cientos de personas.
—Amigos y familia de Liam Payne y Harry Styles, hoy estamos reunidos para unir a estos dos chicos bajo la ley... —y un clásico monólogo del juez comenzó.
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—Vuele a decirme porque estamos en un lujoso hotel a punto de irrumpir en una boda de donde nos pueden hacer meter a prisión. —dijo el rubio un tanto alarmado y preocupado.
—Pues es muy sencillo Nialler, sólo me voy a robar a uno de los novios. Tengo asuntos pendientes que resolver.
—Espero y valga él ir a prisión. —murmura encendiendo la motocicleta y poniéndose unos lentes.
—Y lo hará.
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—Y ahora, ¿alguien se opone al matrimonio entre Harr..?
—¡Yo me opongo! —grita Louis, corriendo hasta los bonitos novios de pastel. Todos estaban impresionados.
—¿Louis? —Harry estaba pálido de verlo y tenía los ojos tan abiertos que poco faltaba para que se salieran de sus cuencas.
—¡Tomlinson! —gruñe Liam, viendo a la persona que menos quería ver.
Louis reconoció a Harry, seguía siendo tan encantador, el traje le sentaba de maravilla y el velo sobre su cara lo hacía más adorable.
—¡Ah, que hermosa boda! —dice Louis, sacando de su bolsillo un encendedor y un cigarro, para luego encenderlo y fumarlo despacio. —Lástima que uno de los novios sea un hijo de perra. —mira a Liam quién gruñía y lo observaba hostil.
—¡Llamen a seguridad y saquen a este! —dijo demasiado enojado el castaño trajeado, pero seguridad no apareció, tal vez un motociclista de brillante cabello dorado estaba haciendo de las suyas en el estacionamiento y parte de los jardines delanteros.
—¡Felicidades por su boda! —grita Niall desde la moto, había entrado por la puerta principal, destrozándola por completo y volviendo a desaparecer por donde había llegado montado en el pedazo de acero y con varios (todos) los de seguridad tras él. Louis aprovechó la distracción que Niall había creado para tomar la mano de Harry y sacarlo del hermoso altar blanco y lleno de flores rosas.
—¡Perdón pero me llevó a la novia! —todos estaban catatónicos que no detuvieron a la pareja que huía y Harry no detenía a Louis de liberarlo.
Un bus paso por la zona, y Louis no dudo en tomarlo y sentase hasta el fondo. Todos los pasajeros los veían muy impactados, es decir, no era común ver a un chico de negro con más tatuajes que edad y a otro tan parecido a una ruborizada novia dócil huyendo en un autobús. Harry comenzó a reírse, contagiando su risa a Louis, quién se seguía preguntado porque se había robado al chico de su boda.
—Me debes una explicación de esto.
—Luego que te lleve a un lugar.
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Louis estaba de pie entre las piernas de Harry, las manos en los muslos del rizado, succionando los labios del contrario que estaba sentado en la motocicleta que Niall había dejado casualmente ahí. ¿Cómo empezaron a besarse? Por instinto. Porque lo querían.
—Tu... —un beso. —Me debes... —otro beso más salvaje. —Una explicación. —dice Harry antes que Louis libere sus labios no son antes morder y estirar el delicado labio rojo del de ojos verdes.
—Tengo un pequeño asunto pendiente contigo. —dice sencillamente y Harry espera la explicación. —Estuve los últimos cinco años en prisión por andar drogado y desnudo en casas ajenas, y ya sabes, lo normal, pero al parecer mi queridísimo abogado no pudo bajar la condena, que fue a siete años, y luego de cerrar el caso el estúpido me dejó ahí sólo, con la carta de cierto niño mimado y la esperanza de verlo y decirle que mi pelo dejó de ser rojo.
—Oh Dios.
—Eso es lo que te haré gritar más tarde.
—¡Oh Dios mío! ¡Cállate! —un sonrojo cubrió la cara del rizado.
—Mejor cállame. —sus labios se volvieron a encontrar, creando una gran explosión de galaxias en sus lenguas. Siempre iban a estar juntos, eso es más que seguro.
Fin.
