Harry.
Un olor a comida -comida quemada- hizo que me despertara de mi cálido sueño. Era obvio que era Amy la que estaba cocinando, y no lo digo porque huele a quemado, sino porque no estaba a mi lado como anoche.
Frote mi cara con mis manos, despejandome, y me levanté de el sofá para ir hacia la cocina, donde seguramente habría un desastre. Una vez estando ahí, no pude reprimir una carcajada; era demasiado cómico lo que mis ojos veían. Había un gran desastre y la comida estaba claramente quemada, se podía notar la furia de Amy y eso me hacía reír aún más. Tenía pedazos de cáscara de huevo en la ropa -que por cierto era mía- y varias manchas de comida. Al parecer a ella no le causaba nada de gracia, ya que no dejaba de mirarme con una seriedad tremenda y estaba con sus brazos cruzados. Dejé de reír y hablé;
-Amy, cariño, creo que se te está quemando la comida. - El tono de burla se notaba en mi voz. Ella rodó los ojos y apagó la estufa. De nuevo me miró con su seriedad.
-Todavía estoy tratando de hacerte el desayuno así como una novia buena y tú vienes y te cagas de la risa -espeta.
-No me reía de ti, me acordé de un chiste que me contó Niall y pues me reí. -Digo y reprimo mis carcajadas.
-A ver, cuéntame tu chistesito. - Dice seca.
- Uhm... -murmuro y me acerco a ella - Mejor dame un besito.
-No.
-¿Por qué no? -susurro y pego mi frente con la suya.
-Porque te odio.
Sonrió, la tomó por los glúteos y la acercó más a mi, sin dejar ningún espacio entre nosotros; -Dilo otra vez -digo.
-Te odio -sonríe y eso basta para mí para besarla. Ella pone sus manos en mis mejillas, profundizando el beso. Sus labios son suaves y cálidos, y se adaptan a la perfección con los míos. Muerde mi labio inferior y se separa lentamente, quitando sus manos de mis mejillas y poniéndolas en mi cuello. La miró directamente a los ojos, esos ojos que jamás me cansaré de ver. Ríe, sonrió.
-¿Me sigues odiando, Amy? -beso cortamente sus labios.
-No, pero igual tengo hambre.
¿Qué tenía que ver la comida con odiarme?
-¿Vamos a comer tu comida quemada? -pregunto, con la esperanza de que diga que no; porque aunque la quisiera muchísimo no comería su comida. Parecía popó en vuelta en popó.
-Vamos a un restaurante, capaz de que nos de sida con esa comida -ríe-. Soy pésima en eso de cocinar.
-Me he dado cuenta. -Digo y ella golpea mi brazo.
-Grosero.
-Me amas.
-No.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Cállate.
-Bueno.
-Me iré a cambiar -dice, y camina a su habitación.
-Qué hermoso trasero tienes. -digo, y ella sólo se limita a levantar su dedo medio y a seguir caminando. - ¡No tardes! -le gritó antes de que entre a su habitación.
-Cinco minutos -grita de vuelta, y cierra la puerta.
Ya sabía lo que en realdidad eran esos cinco minutos.
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N/a: ya sé que está bien cortito :( ay.
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Los amo. <3