Siete.

1.2K 127 11
                                    

-Cuando dijiste tomar café creí que te referías a una cafetería, con sillas, mesas....

-¿No te gusta?

-No es que no me guste -sonrío-. Es agradable. Solo no me lo esperaba.

Le doy un sorbo a mi café para llevar y miro los árboles del parque. La primavera esta llegando a la ciudad y se nota en los primeros rayos de sol.

Nunca había venido a este parque pero me gusta. Es un lugar agradable para una cita, en el caso que esto sea una.

Ahg. Estoy nerviosa.

-¿Qué tal tu día? -pregunta de golpe en un intento de romper el silencio.

Él también está nervioso, se nota bastante. Es adorable que intente parecer seguro de si mismo para complacerme. Que mono.

-Podemos seguir con las preguntas de cortesía o podemos intentar conocernos un poco más -digo sin dejar de sonreír en ningún momento.

-No era una pregunta de cortesía.

Eso me pilla por sorpresa. Normalmente la gente me pregunta esas cosas por educación, así que suelo limitar mi respuesta. Que se interese de verdad es algo refrescante para mi.

Sin darme cuenta le explico lo que he hecho hoy, incluyendo una charla sobre mi perrita Moon.

-Veo que has tenido un día movidito -sonríe de lado antes de darle un sorbo a su café.

-¿Y tú qué tal? -subo las piernas al banco y las cruzo como un indio dispuesta a escucharlo atenta.

-Bastante bien. Un poco atareado, pero es lo normal el último año de universidad.

-¿Qué se siente al estar tan cerca de tu diploma?

-Se siente como que aún no he acabado -bufa entre risas-. Debo trabajar, estudiar más, hacer las oposiciones... Moriré antes de acabar de estudiar.

No puedo evitar reír por el tono de voz dramático que usa. También río para disimular lo nerviosa que me pone estar tan cerca que nuestras piernas se tocan.

Antes de dejar de reír empieza a acariciar mi brazo. De arriba a abajo, subiendo lentamente hasta mi hombro.

Mariposas.

-Deberías ponerte las gafas más a menudo.

-No, porque después dices que parezco la secretaria de una película erotica -me burlo.

-Solo lo dije una vez -defiende riendo.

-Pero...

Me calla con un beso.

Definitivamente lo mío no son mariposas en el estómago, son pterodactilos hambrientos.

-No recuerdo que iba a decir -confieso tras un par de segundos.

No es normal que un simple y casto besito me tenga tan revolucionada.

-Hablabamos de tú siendo mi secretaria por un día.

-Ni en tus sueños -río.

-No podría haber dormido esta noche si no lo hubiese intentado.

El color de sus cariciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora