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No había demasiado por decir. JongIn se debatía todas las noches con los comensales irrespetuosos. Esas miradas pecadoras que buscaban mancillar la 'integridad' de su cantante amigo. Le importaba muy poco que el otro insinuara lo que se le diera en gana. Para él es un niño bien con la integridad intacta. Si.
Sigue sin entender la letra de las canciones que canta el pelirrojo cada noche. Sin embargo, le basta con escucharle, sentir su voz tocando el interior de su ser, sólo verle era gratificante.
Sus días siempre llevaban nuevos tarareos que eran el recuerdo de las canciones que según él tienen dedicatoria.
Llevaba diciendo «Ooh-eeh-ooh» toda la mañana, la melodía de esa canción le tenía sumergido en cada imagen de KyungSoo. Por eso ha estado en la séptima nube 'Do'. Su silla declinable colabora con su estado de comodidad. Se deja caer en la suavidad e imagina escenarios muy convenientes para él y sus últimos pensamientos. De pronto, la sonrisa del pelirrojo aparece. Sus ojos cerrándose a causa del viento que golpea su rostro. Sus cejas traviesas que suben y bajan para después darle paso a sus belfos formando una nueva muestra de gloria. El plano mental cambia a un KyungSoo bajo las luces de un puente, las tenues de su lugar de trabajo. Recrea las poses del blanquito, y su estómago duele. Se retuerce algo dentro, burbujea un sentimiento en su interior, las burbujas van a explotar con el sonido de un nombre en lugar de un simple 'plop'.
La idea que ha jugado con su cerebro en algún tiempo, ya ha tomado forma. Sólo le falta amoldarse a la sensación y realidad.
Su mente sigue en su nube favorita, no obstante, se ve en la abrupta necesidad de bajar de un sólo intento, golpeándose con el duro concreto que es su actual situación.
El teléfono de su oficina suena repetidas veces y qué alguien le perdone, pero él no es un pan de Dios para tener la paciencia inquebrantable.
-¡¿DIGA?!
-¿Dónde están tus modales, muchachito atrevido?
-Ah, buen día, madre.
-Espero y no cuelgues el teléfono o apagues tu móvil. Tenemos conversaciones pendientes y no puedes escapar de ellas para toda tu vida, ¿entiendes?
-He estado ocupado...
-JongIn cariño, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y déjame decirte que antes de tomar el trono del inframundo, yo ya había vivido todo lo que se puede vivir. No quieras engañarme, corazón.-He estado realmente ocupado, no te evado. e todas maneras, no puedo cambiar tu manera de ver las cosas. Puedes pensar como gustes.
-No hace falta meditar mucho para saber lo que haces, cariño. Deja de posponer lo inevitable.
-Hablaremos después, me tengo que ir.
La realidad golpea duro.
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Su día se estropeó de la peor manera. Estaba tan tranquilo flotando en una nube realmente suave, pero su despiadada madre, como siempre, tiene el talento de hacer que su felicidad se desvanezca más rápido que de prisa.
Hay documentos que necesitan ser revisados, otros una firma en el final de las hojas llenas de tinta y con toda la sinceridad del mundo, necesita su dosis de tranquilidad. Esa que le da el escape perfecto para eximir esa pequeña llama contenida.
Las palabras de su secretaria son nulas a sus oídos, sólo ve sus labios en movimiento, sus manos sosteniendo una agenda y un bolígrafo que es golpeado en contra del primer objeto. Y es así como las preguntas surgen. ¿Por qué sólo unas manos blanquecinas pueden causar estragos en él? ¿Por qué de los labios carnosos salen hechizos dulces que le embriagan cada partícula? ¿Por qué KyungSoo es tan KyungSoo?
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Sooffee
FanfictionEs un día para recordar, es un día para sentir, es un día... -Lluvia -Café -Amor, amor amargo -Música