Siempre están riendo, riendo de nada, riendo de mí, de ti y de todos, con las manos cortadas.
Huye de mi pequeño desdichado, huye ya, que ya han llegado, camina despacio entre las sombras heladas, camina despacio contento y congelado, lleva contigo a un par de amigos, lleva contigo un par de guerreros osados y huye lo más lejos que puedas, sin ver atrás, despacio! Pequeño desdichado.
No tan rápido! Sigue de frente, sufre consciente y miente, mienteme a mi, mientele a ella, a esa gran adulta pequeña, ella que reza por ti a diario, desde la luna hasta el rincón más recóndito del mundo sobre el escenario.
Y queda una pregunta pendiente, de que ríen a diario? De todo? De nada? Dímelo de frente, dilo ahora y suelta el rosario.
Siempre están riendo, siempre están llorando, sufren cantando y agonizan rezando.
Ciento veinticinco
(Sentado en el sofá)