Lecciones de Amor (MinKey/2Min)

Capitulo 38

Siempre se ha dicho que la boda es el día mas feliz para la novia, en este caso Kibum, pero creo que ese día yo pude sentir la misma emoción que el. Una desbordante alegría y unas inmensas ganas de sonreír por cualquier pormenor.
Nada había salido mal, desde la mañana que había hecho las paces con mi padre, para terminar en una cálida noche, con una cama nueva olor a flores, velas y el particular aroma de mi esposo. No podría no sonreír por eso.

Y apuesto que imaginan una vida de ensueño así como lo pintan en los libros, un amanecer en donde uno se siente como rejuvenecido. Pues, por una parte resulto ser así.

Despertar y ver que estaba ya en otro sitio, uno que era especialmente para nosotros, esparcía parsimonia en el ambiente. Pero con eso también venían mas obligaciones, que ni yo ni mi esposo nos imaginaríamos siquiera tener que afrontar.
Era ya bien sabido que proveníamos los dos de familias de dinero y sin carencias. Pero cuando acordamos esto con nuestros padres, decidimos que queríamos aprender, en la manera que fuera posible, a vivir como cualquier otro que ve por sus propias necesidades.

Un lado nuevo surgió en nosotros. Nos volvimos más humanos y a su vez pudimos vivir similarmente a nuestros vecinos, por llamarlos de ese modo.  Todo el pueblo nos conocía y trataba con nosotros. Poco a poco la barrera que nuestros apellidos representaban para ellos fue desvaneciendo gracias a nuestros esfuerzos. Fue cuestión de días, Kibum se había hecho amigo de Hyeyeon y Amber quienes trabajan en una escuela primaria. Ahí no sólo él tenía la oportunidad de estar con los niños, que le encantaba. Si no de ser el mismo, aún sin mí a su lado.

Yo, por mi parte, estaba igual de feliz. Le había pedido a mi padre que abriera otro negocio, a pesar de ser Las Minas Choi el negocio por excelencia de la familia. En su lugar me dejo como ingeniero de toda la obra, lo que era diferente es que yo me dedicaba a diseñar espacios lo más seguros posibles, no sólo para mí, si no para el resto de los mineros ¿Y cómo es que mi padre había aceptado? ¿Ya había mencionado el poder de convencimiento de mi marido? Oh, vaya que bummie sabe fingir. Y no era del todo mentira que le preocupara hasta el cansancio, pero las lágrimas y las súplicas si venían de sobra de su parte.
Aunque todavía seguía estudiando las construcciones, y tomando lecciones en estructuras mas seguras. Planeaba lograr algo grande, y mas que nada demostrarle mi postura a mi padre.

En casa también teníamos nuevos retos, aprendimos cosas tan sencillas, como lavar la loza y tender las cama. Los primeros días nos repartíamos las labores del hogar la mayor parte del tiempo. Era solo en casos especiales donde le pedíamos a la escasa servidumbre, que pasaba un rato de la tarde con nosotros, que nos apoyara y diera consejo. Pero eran solo uno o dos los que teníamos para ayudarnos. Y así lo habíamos logrado bien, hasta este día, que justamente cumpliríamos dos meses de matrimonio. 19 de Diciembre, navidad estaba a la vuelta de la esquina y a dos meses y 6 días de nuestro matrimonio.

No se si Kibum lo recordaba, es verdad que es detallista, pero cada vez le veo mas atento al exterior. En ocasiones, todavía saca la nota de Jonghyun y la lee por las noches a la luz de las velas. Y que puedo decir, me molesta, tanto que se me dificulta dormir. Pero no puedo exigirle que no lo haga, no puedo prohibirle recordarle como lo hace. Solo que ahora puedo aceptar que no me he acostumbrado aun a no ser el primero en su mente.

Amanecía, eran ya las siete y cuarto. Tarde para comenzar el día.
Cuando menos me di cuenta, Kibum ya se había puesto de pie con su pijama gruesa que le hacia ver igual a un oso de peluche, la angosta figura achicándose por el entretecho de la puerta que me permitía verle. Al poco rato me llego el olor a comida y el estomago movió mi cuerpo. Si había una cosa hermosa de las mañanas junto a el ademas de verle somnoliento, eran sus desayunos. Seguía siendo un as en la cocina. Y yo, seguía intentando mejorar mis capacidades.