Hacía calor.
Un calor de mierda, sinceramente. Era un infierno, y para colmo la luz se fue por unas horas, y al regresar el aire acondicionado dejó de prender.
Mierda.
¿Cómo puta pensó que sería buena idea pasar la noche en la casa de Daniel? O quizá no pensó. Recordaba un beso en el cuello y unos brazos alrededor de su cintura.
-Quedáte-
Y eso hizo.
Martín sudaba, y ni siquiera por razones que pudiese disfrutar. Ah, ni sabía si las podría hacer, porque sinceramente hacía tanto calor hasta el punto de que la tibieza del cuerpo al lado suyo le molestaba.
Se quitaron las ropas para poder dormir, a falta de aire acondicionado, el viejo ventilador de techo les acompañaría la noche, chillando cada ronda.
Hubo besos y manos atrevidas, pero nada muy serio, porque el ambiente les desconcentraba bastante, tan caliente que el aire se hacía tangible, pesado. El sudor hacía que las sábanas bajo su cuerpo se pegasen a su piel, y Martín se tragó otra palabrota.
Daniel se movió, adormilado, y empezó a acercarse. Su piel se encontró con la suya y lo que usualmente lo enloquecía de placer ahora simplemente lo asfixiaba.
-Dani, no- dijo despacio, y lo quizo empujar a su lado de la cama- hace calor-
El más joven no despertó, ni reaccionó al rechazo de su primo, sino que continuó acercándose hasta rodear su cintura con sus brazos, poner una pierna por sobre las de él, y dejar un beso lento, perezoso en su cuello.
El rubio frunció el ceño.
-Vos no estás dormido, verdad?-
-No tanto- la boca de Daniel se abrió un poco, y empezó a succionar la piel justo sobre su pulso. Martín ahogó un gemido.-Pero lo estaría si dejaras de empujarme, por favor-.
Y de la misma forma que al principio, el argentino perdió la batalla, le dio el gusto, y dejó de empujar.
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De paraguas y maradonas
Roman d'amourColección de cortos ArgPara, escritos desde el 2012 para adelante. Romance, Humor... NSFW.