Mentiría si dijera que había tenido peores días, porque no, definitivamente no le calzaba a la vez en que su perro labrador le había rajado la mano, ni cuando una paloma le había cagado el brazo por haber hablado mal de la iglesia.
No, definitivamente no. Y si esto era karma, exijía saber por qué.
Su cara ardía y todo su cuerpo le dolía. Las manos las tenía quemadas, por lo que ahora era una venda lo que las cubría. Hacía tiempo en que no se sentía de esa manera, como si no le hubiera bajado en tres meses y de repente le llegara de sopetón.
El cabello le revoloteaba por la cara chocando con heridas abiertas, ocasionando que arrugue su naríz; en verdad que le ardía. Sobre todo con el bendito clima que le daba directo.
Había olvidado por qué estaba ahí, en el despacho del director. Ah, cierto, había incendiado la cocina.
Pero no fue sólo ella, no Dios, no. Todo fue culpa de la comadreja chillona de Namkyu.
¿Que si cómo había sucedido? Simple. Olvidó que el bavaroise quedó sobre la estufa para checar los lingotes de chocolate, ¡que estaban demasiado bien en el congelador!
Según las recetas, uno no debe de quitarle el ojo de encima a la comida. Y según la del bavaroise:
- Llevar las yemas, el azúcar, el jugo y la ralladura de limón a baño maría y cocinar hasta que tome consistencia, sin dejar de revólver.
- Agregar la gelatina disuelta en agua, retirar del fuego e incorporar las claras batidas a nieve con movimientos envolventes.Sin dejar de revólver. Sin dejar de revólver. ¡Y ella ni siquiera lo había estado revolviendo!
Esa chica definitivamente le quería ocasionar un paro cardiaco a Verónica.
Y nuestra protagonista, como buena chica que es, apenas vio que la estufa pendría fuego, lo único que pudo hacer fue comenzar a gritarle a Namkyu diciéndole que es una inútil buena para nada drogadicta ambiciosa.
Wow, ¿tanto? Esas dos realmente se odian. Y lo harían más ahora que por su culpa todas las estudiantes del Instituto St. Martin serían enviadas a casa.
Un internado no podría funcionar sin su cocina, mucho menos cuando el lugar estaba alejado de toda civilización cercana.
Y se estarán preguntando, ¿no que habían profesores encargados de ellas? Lo cual es algo que a Verónica le gustaría saber.
Por eso estaban aún en la oficina, frente a un director rechoncho y bigotudo que se sobaba la frente con frustración.
En aquél sitio estaba fresco, pero la castaña estaba segura de que a pesar de eso, el hombre mayor se estaba derritiendo del enojo.
—A ver, niñas. Quiero que me vuelvan a explicar cómo rayos sucedió todo esto.
«Bien, parece que tendremos un 3312 en casa. En cualquier momento nuestro viejito tendrá un paro cardiaco. ¿Alguien que sepa dar PCR? Yo sé, pero me da hueva. Ah, ¿Es RCP? En fin, es lo mismo».
—Señorita Hernández, ¿Me está escuchando?
«Claro que no. ¿A quién en su saño juicio le gustaría escucharlo por más de una hora? Ya ni cuando voy a misa, señores».
—Esos no son los modales que se le han inculcado.
«Sí, sí, como usted diga. ¿Ya vio? Dije usted, no tú; además, ¡Usted no me crió! Fue la madrecita Raelynn, y ella sí era una buena madre... en toda la expresión de la palabra».
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Como un castillo de naipes ♤♣ namjoon
Fanfic«[...] Nuestra relación es como un castillo de naipes, porque nos costó formarla, pero ahora es más frágil que nunca». 『 FANFIC Namjoon. Dedicado a @Veronica_hgz Sempai, gracias por su ayuda. ♡ Fecha de publicación: 16 de abril de 2016 Advertencias:...