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El avión volaba y yo solo me dedicaba a mirar por la ventana el cielo, estaba gris, como si fuera a llover, algo irónico a mi gusto.

La mujer del micrófono anuncio la llegada de los pasajeros a Nueva Orleans y nos deseo buena visita, algo bastante irónico también.

Baje y hacia frío, al entrar al aeropuerto de NOLA, saque una campera negra verdosa del bolso y me la puse.

En él aeropuerto un señor me recomendó a un guía por un buen precio, pero me negué. Él hombre me advirtió de la masacre y que no era buena idea ir sola, yo solo conteste que no me harían nada, él se alejo diciendo que estaba demasiado segura de mi misma, y pues lo estaba, una cosa era segura, Klaus jamas me dañaría.

No estaba ahí para conocer Nueva Orleans, no aceptaría de todas formas.

La verdad es que la mayoría de gente que había ido, era porque querían llevarse familiares que le quedasen vivos en NOLA, nadie se quedaba ahí, todos estaban muy asustados, ya que no solo mataba, si no que lo hacia de una forma horrorosa, así era Klaus.

Me tome un taxi, lo que no fue fácil, ya que todos se nagaban a llevarme alli.

Al llegar al centro de Nueva Orleans, él barrio francés, no vi a nadie.

Literalmente todo estaba desierto, ni siquiera un alma. Pero si muchos cuerpos, esparcidos por él suelo y los techos.

No seria muy difícil encontrar a Klaus, él y su familia de seguro eran los únicos aquí y quizás Hayley.

Camine esquivando los cuerpos y me encontré con un pequeño restaurante, donde provenían ruidos extraños.

Entre y me encontré con un hombre dado vuelta, de traje y una mano en él bolsillo, con la otra urgaba lugares como la caja y cosas así, lo reconocí luego de unos segundos.

-¿Quien se atreve a aparecer por estos barrios?-hablo sin voltearse.

-Hey, Elijah, soy yo.

Se dio vuelta de repente y dibujo una sonrisa en su rostro.

-Caroline- dijo acercandose, al mismo tiempo que se sacaba la mano del bolsillo.

Sonreí también, Eijah jamas había sido irrespetuoso o del todo malo.

Estire los brazos invitándolo a un corto abrazo, pues extrañaba él olor a perfume caro que él portaba.

-Un gusto verte, creo saber que te trae por aquí, él te ha llamado?- preguntó con una mueca.

-En realidad no le dije que venia, quiero ayudarlo, Elijah, se que me hará caso, se que puedo.- dije segura de mi misma.

-Si, yo he tratado todo lo que he podido, pero al no poder hacer nada he decidido cooperar con la recuperación de Hayley.

-Ella la perdió, cierto?-pregunte sensiblemente.

Asintió y miró él suelo.

-Esta vez había creído que Klaus podía ser verdaderamente feliz.-dijo sin levantar la vista.

Mire mis zapatos y recordé la sonrisa de Klaus.

Recordar esa sonrisa hizo que una se colocara en mi rostro.

Supongo que a Elijah no le parecía feliz la situación así que me pregunto.

-¿Porque sonríes?

-Solo que recordé la sonrisa de tu hermano, lamento lo que paso.

-Podrás hacerlo.

-¿Disculpa?

-Podrás ayudarlo, porque quizás verte lo ayude.

-¿A que te refieres?

-Él no siente nada por nadie- hizo una pausa- excepto por ti.

Hice una cara de no comprender.

-Él todavía siente cosas por ti- dijo mirándome a los ojos- y yo se que tu sientes cosas por él.

Abrí los ojos como platos y los nervios comenzaron a subir y bajar por todo mi cuerpo.

Abrí la boca para hablar pero se me cortaba la respiración, lo sentía cerca, Klaus se estaba acercando, él había entrado al barrio francés.

Era hora, luego mucho tiempo , lo vería otra vez.

demons | klarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora