¨03¨

3K 239 35
                                    

-El esta viniendo- musitó Elijah.

Nos encontrábamos asomándonos por el vidrio del pequeño restaurante, que, alguna vez, fue muy lindo.

El estaba ahí, estaba dado vuelta, pero estaba ahí.

Se encontraba en medio del barrio, un movimiento en falso y nos descubría.

Comenzó a dar vueltas en el lugar y elevó los brazos.

-¡Elijah!- habló, y mi cerebro colapso, mi respiración era mas alta.

-Controlalo- susurró Elijah.

-¿Disculpa?

-Siento tus latidos hasta aquí.

Ahora no solo estaba nerviosa, estaba el doble, ya que Elijah había descubierto cuan nerviosa Klaus podía llegar a ponerme.

-¡Hermano!-continuó- ¡Se que estás por aquí! ¡No quiero jugar a las escondidas en este momento! 

Elijah seguía asomándose.

Klaus se acercó hasta el restaurante, a lo que yo cambie mi posición.

Sin que el me viera, me coloque detrás de un mueble.

Elijah al percatarse de aquello se dejo ver.

Klaus camino hacía aquí, a lo que mis latidos sonaron mas fuerte.

Entro.

El entro al restaurante.

-¿Tan asustado estás de mi?- dijo Klaus riendo.

-Explícate- exigió el noble.

-Tus latidos, me dejan sordo, estás muy nervioso, pero- miro pensante- no son nervios de miedo. ¿Que son?- preguntó curioso.

« matenme » 

-Ah, si, eso-dijo Elijah sonriendo.

-¿Que escondes, hermano?- dijo mas rudo acercándose.

-Compórtate, Nik. Tienes visitas.

¿Se suponía que ahí entraba yo?

-¿Disculpa?

En un impulso me levante, dejándome ver detrás de Elijah.

Me acerque.

Su rostro era inigualable. Estaba sorprendido, como jamás lo había visto. Sus ojos penetraban los míos.

Me sudaban las manos y parecía una niña pequeña.

-Klaus- dije en un susurró, era lo único que podía decir, mis cuerdas vocales no funcionaban en este momento.

[ Narrador omnisciente ]

Klaus estaba al borde de romperse.

No podía haberla llamado.

Ella no tenía que verlo así.

Era horrible de decir e increíble de pensar, pero, se sentía avergonzado.

Se dio media vuelta, dándole la espalda a la rubia.

-¿Porque la llamaste, Elijah?-preguntó.

-El no me llamo.- hablo de vuelta- Vine por mi cuenta.

Volvió a voltearse solo para verla decirlo.

-Dilo otra vez- exigió.

Ella lo vio tierno, así que obedeció.

-Vine por mi cuenta, porque vine a ayudarte, Klaus. 

-No puedes ayudarme, amor.

Lo había vuelto a escuchar, esa palabra que hacía que sus huesos se estremecieran, solo que esta vez se escuchaba deferente. Se escuchaba roto.

-Claro que puedo- se acercó.- Y lo voy a hacer.

El la miró y luego el suelo.

No quería que ella lo viera de esa forma.

Ella levantó su mentón.

-Cueste el tiempo que cueste.



demons | klarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora