Capítulo 1: Oscuridad.

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Era tarde, muy tarde. No era capaz de ver nada más allá de la profunda oscuridad que invade el paisaje. Numerosos árboles me rodeaban, por lo que al menos sabía que estoy en un bosque, pero estaba completamente desnuda, ¿qué diablos pasaba? No recordaba nada.

Intenté hacer uso de mi memoria, pero de nada sirvió, estaba en blanco. No tenía fuerzas para ponerme de pie y me dolía todo el cuerpo. Extraño. Seguía sin recordar nada.

Y aquel bosque... ¿dónde se suponía que estaba? No conocía el lugar, no recordaba haber pasado nunca por allí, aunque por otra parte, sentía paz, una enorme paz por toda mi alma. Era como si el bosque quisiera consolarme. Estaba delirando, aquello no podía ser más que una mala jugada de mi subconsciente...

Oía el viento silbar entre las ramas, pero nada más. Ni un animal, ni un riachuelo, sólo aire, y silencio, demasiado silencio. Debía estar lejos de casa. No creía que nadie me echara de menos, pero debía volver al menos a por ropas, no podía ir desnuda a ningún sitio...

Tenía un dolor inmenso de cabeza, como si me hubieran golpeado o hubiera bebido demasiado, pero mi mente seguía sin querer expresarme nada. Me levanté lentamente del suelo, con la ‘ayuda’ de un árbol. Un árbol extraño, era como si intentara ponerme en pie, incluso al apoyarme sobre él parecía que me arropaba. Todo aquello no tenía sentido.

Tenía que volver a casa, al menos, por mi madre. Empecé a caminar por el bosque, sin saber realmente a dónde iba. Me sentía observada, ¿sería por el bosque? ¡Tonterías! No sabía qué habría pasado la noche anterior, pero estaba empezando a delirar más de la cuenta. Seguí caminando, no sé si durante horas, o tal vez sólo fueron unos minutos, pero todo seguía estando demasiado oscuro...

Por fin empecé a ver algo de luz entre las numerosas ramas que me rodeaban, parecía que estaba llegando al final, aunque no tenía ni idea de dónde aparecería.

La luz empezó a inundar mis ojos, molestándome más de la cuenta, me había acostumbrado a la oscuridad del bosque. De repente me sentí indefensa, avergonzada... Sentía que el bosque me protegía, y ahora que iba a salir de él, me sentía débil... Aunque teniendo en cuenta que estaba completamente desnuda y que no sabía dónde me encontraba o si mi casa quedaba demasiado lejos, era normal que me sintiera así. Pero no podía quedarme por siempre allí escondida.

Al salir del bosque pude ver que éste se hallaba tras el cobertizo del carnicero. Odiaba a aquel hombre. Siempre te miraba como si fueras un trozo de carne que puede cortar y comer. Sería prudente que no me viera así, no quería comprobar su reacción.

Salí corriendo, no estaba tan lejos de casa cómo pensaba, así que llegaría pronto. Corrí, dos casas a la izquierda, una a la derecha... Estaba teniendo demasiada suerte, ya que no había nadie por las calles y eso era algo poco habitual... Otra vez y a la izquierda y... ¡MIERDA!

La sangre se escapó de mi cara... Tenía a todo el pueblo agolpado delante de mi casa... ¡¿Qué demonios estaba pasando?! Todas las caras se giraron hacia mí... Me miraron, intercambiaron miradas entre ellos, y empezaron a susurrar cosas... Sabía que estoy desnuda, pero tenía la sensación de que aquellos susurros iban más allá de mi desnudez. Algo pasaba, y yo no entendía absolutamente nada

El Bosque IlusorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora