Capítulo 7

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Despierto entre las cálidas sábanas y con el dulce cantar de los pájaros desde mi balcón. Es un sonido soberbio.
Deslizo mis manos entre mis ojos, y me levanto con una gran zancada. Abro en par en par las puertas del balcón y observo como el alba va alumbrando con un tono anaranjado la ciudad de Florencia. Sonrío y entro de nuevo a mi habitación animada mientras busco en mi maleta una toalla y ropa de recambio para ducharme.
Camino lentamente por el pasillo para no despertar a mis padres, y entro en el cuarto de baño.
Me quito la ropa y entro caudelosamente en la bañera de burbujas. La enciendo, y enseguida mi cuerpo se sumerge en un relajante baño con burbujas. Cierro los ojos, y me quedo así varios minutos, cuando me acuerdo que le prometí a Sara que le llamaría sin falta ayer por la noche para contarle todo el día de ayer. Marco su numero y espero a que suene. En seguida, Sara coge el teléfono con una gran energía cuando dice:
-¡Ey, hola Sofia! -exclama.- ¡Creo que me debes una explicación sobre el día de ayer! -ríe desde la otra línea.

Sonrío al ver su risueña contestación y le digo:

-Sí Sara, ¡lo siento! -me disculpo.- Ayer estaba rendida y me quedé dormida solo llegar a casa.

-¡No te preocupes! Te entiendo perfectamente. -suspira.- Pero, ¡sigo teniendo ganas de saber como va tu aventura Florentina!

Y prosigo a contarle todo sobre ayer. Se le nota feliz al verme tan entusiasmada con mi nueva vida en Italia, y hace que la quiera aún más. Espero que pueda venir algún día a visitarme, así le podré hacer una guía turística por toda Florencia mientras ella me encandila con sus grandes tonterías para sacarme una sonrisa. Ojalá estuviera ahora. No se me haría tan ameno el hecho de conocer gente nueva. Que, por cierto, tengo que empezar a socializar hoy mismo.

Me despido de ella con una gran sonrisa, y salgo de la bañera. Me visto y me pongo mi colonia favorita con olor a jazmín y almizcle.
Vuelvo a mi habitación y hoy me decanto por dejarme mi pelo moreno ondulado al aire. Me calzo con mis santalias blancas con mi conjunto azul cielo, y salgo de casa.

Mamá y papá me dieron permiso de salir cuando quiera para visitar la ciudad y sus alrededores, y en cierto modo, se lo agradezco. Prefiero conocer gente nueva por mi propia cuenta.

Bajo por el ascensor y camino por el vestíbulo hasta llegar a la puerta principal. Hoy no hay ni una sola nube y el sol azota con gran fuerza.
Camino serenamente por las calles y decido entrar en los jardines. Tenía muchas ganas de pasear por ellos y oler el dulce aroma de sus flores aromáticas. No hay mucha gente, ya que són las 7 de la mañana, pero me apetecía dar una vuelta temprano. Así aprovecho más el día.
Sigo caminando cuando dando esquina de los jardines, hay una cafetería que está abierta. Me acuerdo de que no he desayunado y me dirijo hacía sus mesas.
Me siento en una de ellas, y me pongo enfrente de los jardines. Nunca había desayunado con tan bonitas vistas.

Viene la camarera al verme sentada, y le pido un café con leche. Me pregunta si quiero alguna pasta para acompañar, y pregunto por la especialidad del local.
Ella me contesta recomendándome una pasta típica de Italia; la Focaccia.
Acepto su sugerencia y saco de mi bolso un libro para acompañar la comida. Se titula Todos los días de mi vida, y trata de una pareja recién casada que desgraciadamente sufren un accidente y el chico es consecuente de una perdida de memoria. Con lo cual, no recuerda nada de su vida ni tan siquiera su mujer. Pero, pese a las difíciles circunstancias, ella hará todo lo posible para recupar su memoria y sobre todo, su amor.
Me encantan este tipo de romances dramáticos.
De seguida viene la camera y le contesto un simple grazie con una gran sonrisa. Ella me la devuelve, y entra de nuevo al local.

La Focaccia tiene muy buena pinta, y le doy un bocado. Esta delicioso, y tiene un deleitoso interior de queso deshecho.

Mientras desayuno acompañada de la lectura, veo a una chica joven sentada en un banco de los jardines, al lado de un estanque, cuando me percato que esta haciendo lo mismo que yo; leer.
Me encanta ver a gente con los mismos intereses que yo, ya que en Barcelona eran escasas las personas que hacían este tipo de hobbies, como leer, o cualquier tipo de placeres de la vida. Que por muy pequeños, se disfrutan a lo grande.
Acabo el desayuno y pago a la camarera. Nos despedimos y me levanto de la silla para ir a conocer a esa chica. Estoy un poco nerviosa, pero ya he tenido la iniciativa suficiente para acercarme a ella.
Llego al banco, y me siento a su lado. Me mira y me envuelve con una simpática sonrisa y le digo:

-Ciao! Ho visto di leggere e mi piaceva sapere che ci sono ancora persone che godono di questo po' di intrattenimento.- respiro y continuo.- Sono dalla Spagna, e voglio incontrare nuove persone. ¡Ah! Il mio nome è Sofía. *
(¡Hola! He visto que lees y me ha gustado el saber que todavía hay gente que disfruta de este pequeño entretenimiento. Soy de España, y me gustaría conocer gente nueva).

Se nota que mi italiano no es del todo perfecto, pero creo que me ha entendido lo que quería decir.
Sonríe y me contesta:
-¡Hola Sofía! Me puedes hablar en Español. En mi Universidad se aprende a hablarlo. Yo me llamo Guillia, encantada. -me da dos besos y vuelve a sonreír.

Es una chica muy mona. Tiene el cabello negro lacio por encima de los hombros y lleva unas gafas rojas que deja ver entre sus cristales unos ojos azules preciosos. No es muy alta, va con una camiseta blanca básica, con una falda azul marino. Se le ve muy inteligente.

-¡Igualmente guapa! No sabía que en Italia se estudiaba el español. -contesto sorprendida.- Yo en cuando acabe el verano empezaré la Universidad aquí. ¿A cuál vas? -pregunto.

-Voy a la Universidad de Pisa. -contesta sin dejar de sonreír.- se considera una de las mejores de Italia, y es genial porque, se puede ver de lejos de la Torre de Pisa.

Me sorprende lo bien que se desenvuelve en español y lo bien que lo pronuncia. En eso de los idiomas me lleva muchísima ventaja.

Al nombrar la Universidad de Pisa, recuerdo oír a mis padres hablar de ella. Supongo que es la que me llevarán, ya que Pisa cae a una media hora en tren, y podría ir tranquilamente. Y a parte, es todo un halago estudiar en el mismo lugar donde estudió uno de los mejores astrónomos del mundo; Galileo Galilei.

-¡Debe ser tan impresionante! .-contesto animada levantando las manos al aire.- Este verano tengo que saber hablar fluidamente el italiano para que me dejen entrar... Pero creo que será un poco imposible si no encuentro a alguien con quién aprender.- bajo la vista.

-¡Yo te ayudo encantada! .- me tranquiliza poniendo una mano en mi hombro.- ¡Seré tu primera amiga aquí en Italia! -sonríe.- Te enseñare toda Florencia, y como el verano es muy largo, haremos una ruta por toda la Toscana. ¿Qué te parece?

En ese mismo instante se me forma una enorme sonrisa. Había hecho mi primera amiga y sobretodo, alguien con quién compartir todo mi verano ayudándome con el italiano y enseñándome este precioso país que desde siempre había ansiado estar en él y disfrutarlo como lo voy a hacer. Italia es mágica. Italia es la mejor estapa de mi vida.
Sin decir nada más, la abrazo fuertemente y ella hace lo mismo. Parece como si la conociese de toda la vida. Solo se oyen mis susurros diciéndole gracias, mientras ella ríe entre mi pelo.

-¡No es nada! Es lo mínimo que puedo hacer. -se aparta y me mira.- Mi novio y unas amigas más me está esperando en la Piazza del Duomo. Te los presento y te hacemos una guía turística por todo la maravillosa Florencia. ¿Quieres?

-¡La duda ofende! .-nos levantamos y caminamos por los jardines hasta llegar a la salida.

Todo ha ido mejor de lo que me podía imaginar. He superado un poco más mi timidez y tengo más ganas de vivir nuevas e increíbles experiencias.





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⏰ Última actualización: Apr 18, 2016 ⏰

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