Capítulo 2

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-Narra Willy-

Perdí la noción del tiempo que pasé fuera de las residencias, intentando recobrar la impasible calma que me caracterizaba y que tanto preocupaba a mis familiares más cercanos. Probablemente mi madre se habría alegrado de verme en aquel momento, los últimos meses intentó en vano arrancarme cualquier atisbo de emoción, y ahora estaba presente en mí de la forma más inesperada. Llevó un tiempo, pero lo conseguí, volví a pensar con el máximo de racionalidad, sin dejar que los sucesos del pasado influyeran en mi buen juicio. Recapitulé, las cosas no salían como las había esperado, mi compañero de cuarto sí que sería una molestia después de todo. ¿Soluciones? No permitir de ninguna de las maneras que la presencia de Samuel entorpeciera el que era mi único objetivo en aquella universidad: estudiar. Y eso haría, me centraría en mis estudios y convertiría su presencia en poco más que la de un fantasma, con suerte no querría hablar de nuestro pedazo de pasado en común, puesto que a juzgar por la sonrisa que me había dedicado.. Samuel no me recordaba, como desgraciadamente yo le recordaba a él.

Unos minutos de escaleras después estuve de nuevo frente a la puerta de la habitación 54, la que por lo visto habían tenido el decoro de volver a cerrar tras mi intrusión. Pensé en tocar la puerta por si acaso interrumpía otro momento íntimo, pero quise creer que su descaro no llegaba tan lejos. Abrí la puerta y esa vez tuve más tiempo para fijarme en la que sería mi habitación durante los siguientes años estudiantiles. Era un cuarto modesto, con las paredes blancas y algún que otro elemento decorativo al más puro estilo minimalista. La ventana a la derecha de la estancia tenía un marco de la misma madera que los dos escritorios que había, cada uno a un extremo de la habitación. Arrugué el ceño al ver que solamente teníamos un armario, e intenté hacer memoria sobre si en la página web del centro se hacía mención de ese desagradable detalle. Había una puerta cerrada a mano izquierda, debía tratarse del cuarto de baño.

-Perdón por lo de antes, siento que tuvieras que ver eso.-Me fijé en Samuel, que estaba sentado en la misma cama de antes. El rubor en sus mejillas y el caos que era su cabello castaño oscuro lo delataban, pero por suerte esta vez llevaba puesta la ropa.

No le respondí, alcé la mirada hacia la litera de arriba y comprobé que el imbécil de Samuel había tenido la decencia de recoger mi mochila del suelo y dejarla sobre la cama. ¿Se suponía que debía agradecérselo? Era un gesto pobre después de todas las molestias que me había causado.

Mi silencio no le amedrentó, aun habiendo ignorado sus disculpas deliberadamente, él siguió hablando con naturalidad.

-Al principio no he caído en quién eras, pero me he quedado pensando.. tu cara me resultaba familiar, no puedo creerme que estés aquí.-Se frotó las manos y alzó sus cejas pobladas. Al ver que no obtenía respuesta, siguió hablándome.-Hace como un año que no te veía, estás bastante cambiado. ¿Cómo te llamabas? Hmm..-Fueron aproximadamente veinte segundos los que pasó pensando antes de dar una palmada triunfal.-¡WILLY! ¿Verdad?.-Preguntó orgulloso.

Le fulminé con la mirada. Pensé en decirle que me gustaría haber olvidado su nombre y que tenerle aquí me provocaba unas ganas inmensas y constantes de estrangularle.

Pensé en decirle que me gustaría que estuviera muerto.

Así que tomé la sabia decisión de ignorarle una vez más.

Colocó las manos sobre sus rodillas e hizo una especie de impulso para levantarse de la cama.-En fin, veo que sigues siendo tan simpático como siempre.-Exclamó sarcástico, empeñado en ser agradable conmigo.-Si quieres puedo hacerte de guía por la universidad, todos se pierden el primer día.-Ofreció.

Fantasmas lejanos - Fic WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora