Primer día

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10 de Septiembre:

Primer día de clases, primer día en la universidad, no puedo estar más nerviosa. No había dormido en toda la noche de impaciencia. A las cinco de la mañana me levanté me duché y a las seis ya había desayunado. Aún faltaban dos horas para que tuviera que ir y el café que me acaba de tomar no ayudaba a mis nervios. Intenté ponerme a leer, pero no conseguía concentrarme, no paraba de imaginarme las mil y un cosa que podrían ocurrir. Estaba muy paranoica, podría escribir un libro titulado "1000 cosas que te pueden pasar el primer día de universidad" me reí ante la idea. Lo cierto es que quería estudiar Filología Hispánica precisamente para escribir libros en un futuro, imaginación no me faltaba, pero quería pulir mi técnica de escritura, si bien sabía que con eso no me ganaría la vida y que acabaría haciendo oposiciones para ser profesora en algún instituto, pero aún tenía esperanzas de escribir algo realmente bueno. Mucha es la gente que me ha dicho que tengo talento, desde el instituto... pero nunca me he fiado de la opinión de nadie, nunca sabes quien te la puede jugar, solo me fiado de Scully, ella me animó a hacer la carrera cuando yo no tenía ni idea de que hacer con mi vida y me tomé un año sabático. Así empiezo la universidad un año más tarde que el resto, y creo que eso me hace estar incluso más nerviosa.

Al fin el reloj dio las ocho, a penas vivía a diez minutos de la facultad así que no me di mucha prisa. Aunque debí hacerlo porque cuando llegué no tenía ni idea de a donde tenía que ir. Hubo una presentación hacía un par de semanas, pero yo estaba en Barcelona con Scully y no pude venir. Y ahora andaba por el campus perdida.

Me dirigí lo más rápido a consejería pero no conseguir llegar, aquello era un barullo de gente y a mitad de camino choqué contra un chico, bastante alto o eso me lo pareció, pues yo mido 1,65 y el medía como dos metros. Nuestros papeles y libros se precipitaron contra el suelo. Nos agachamos a recogerlos nos miramos a los ojos y sonreí con timidez y me apartó el pelo de la cara cuando nos levantamos. Ese gesto me puso nerviosa, no me gusta que me toquen sin mi permiso. Le pregunté si sabía donde estaba el aula 258B y me alejé deprisa. 

Cuando entré la clase ya había comenzado, el silencio se hizo cuando abrí la puerta, el profesor de Introducción a la Fonética y Fonología del Español  carraspeó al verme, yo pedí disculpas y me senté el primer asiento que vi libre. 

La hora se me hizo eterna, el profesor tenía la voz tan monótona que casi me quedo dormida. La hora siguiente de Lingüística General se me pasó igual, la profesora era una mujer mayor, pero con voz bastante suave y aguda, la voz me relajaba, pero la velocidad con la hablaba e intentar apuntar todo lo que decía, me mantuvieron bien despierta. 

En cinco minutos empezaría la próxima clase, Italiano, tenía unas ganas locas de estudiar esta asignatura. No tardé en encontrar la clase y cuando entré, me quedé perpleja. Sentada sobre la mesa del profesor una mujer de cabello corto negro y ondulado, con una camiseta de tirantes negra en la foto de dos mujeres besándose, una desnuda y otra vestida y una frase en italiano que decía <<lasciami pienarmi della tua nudità per vestirmi dentro>> (Deja llenarme de tu desnudez para vestirme por dentro.) , también llevaba unos vaqueros de un azul tan claro que casi parecía blanco y unas Vans negras. 

Fui la primera en llegar a la clase. Ella levantó la vista y con una sonrisa de dietes perfectos dijo:

-(Bienvenida, siéntate) Benvenuta, sedeti.  

Le respondí con una sonrisa y me senté en primera fila, me había quedado fascinada, no solo era guapísima, era súper joven y su voz, su voz había sido como una canto de un ángel para mis oídos. Su cara era menuda, era muy delgada, parecía frágil, daban ganas de darle una manta, un chocolate caliente, abrazarla y no soltarla y a la vez trasmitía, al menos a mí, que no solo tenía un corazón puro, bueno y sincero sino fuerte. Esto es todo lo que me hizo sentir solo con una primera mirada, una oleada de emociones vinieron a mi mente. 

Se la veía un poco nerviosa, cuando entraron todos los demás comenzó a explicar como sería su clase a lo largo del curso, hablaba con una delicadeza... No pude apartar la vista de ella en ningún momento, estaba en un sueño.

No solo parecía nerviosa, lo estaba, se equivocó algunas veces, algunos se reían y ella se ponía aún más nerviosa, se ponía roja y tartamudeaba, que mona. 

Cuando acabó la clase comenzó a recoger todos sus papeles, pero estaba tan temblorosa que todos se cayeron al suelo, yo me disponía a irme pero me di la vuela y me agaché para ayudarla a recogerlos.

-Gracias- contestó dulcemente- es que es el primer día y eso se nota. 

-Tranquila yo estaba tan perdida esta mañana, que llegué tarde a la primera clase, imagínate que imagen llegar tarde el primer día. 

Ambas reímos.

-Laura, encantada, ya somos dos primerizas aquí- dije sonriendo, intentando ser simpática.

-Dios, creo que a mi se me olvidó presentarme- dijo preocupada

-Tranquila, tenemos tantas cosas que recordar que esperemos que recuerden otras cosas más importantes de la asignatura- me puse roja- quiero decir... no es que tu nombre no sea importante... sino que tenemos tantas cosas en la cabeza que nos olvidamos hasta de nuestro propio nombre... aunque tu no pareces fácil de olvidar...

-Ahora eres tú la que se ha puesto nerviosa-se rió- yo me llamo Eikasia

-No había oído nunca ese nombre pero es precioso

-Gracias-contestó sonrojada- significa imaginación.

Nos miramos, sonreímos y al darnos cuenta de que teníamos otras clases, cosa de la que nos había olvidado por completo, terminamos de recoger rápidamente y nos despedimos.

Acababa de dejarla atrás y ya estaba deseando volver a tener clase con ella. 

Diario de una lesbianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora