He decidido empezar por este tema. Porque yo lo he sufrido. Bueno, más que sufrido, lo estoy sufriendo. Estar enamorada. Ese sentimiento horrible pero bonito a la vez. Es bonito porque por fin has encontrado a la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Horrible porque no sabes si te corresponde o no. Al menos en mi caso. Hay casos en los que sabes si lo hace, o si no.
Pero a mi me dan igual esos casos. Yo voy a hablar del mío. De lo que siente no saber absolutamente nada. De que cuando le miras y él te devuelve la mirada se te para el corazón. De que a mí, eso me pasa aproximadamente cada 100.000.000 años. Porque le veo muy poco. No es mi amigo. No es mi mejor amigo. No es mi novio. Simplemente es mi vecino.
Hay veces que incluso aunque seas ateo te da por pedirle a Dios volver a verle. Sí, me refiero a mí. Aunque no soy demasiado atea. Voy a un colegio cristiano. Pero no he hecho la comunión, ni rezo, ni le pido nunca nada a Dios. Pero el otro día como una tonta me dio por asomarme a la ventana y pedirle a Dios. Y la verdad es que sucedió lo que le pedí. Flipé en colores.
Lo cierto es que haría lo que fuera para verle. En vivo y en directo. O encontrar su tuenti y hablarle. Sería genial. Pero vamos a dejar el tema de Dios y del deseo de ver al chico del que estás enamorada. Pasemos al de no saber nada.
Yo sí que sé cosas de él, apesar de no hablar desde la vez en la que le conocí. Sé que tiene un año más que yo, al colegio al que va, que pasea a su perro después de comer (eso lo descubrí a base de mirar por la ventana a cada ruido que oía, a ver si era él), sé que tiene dos hermanas mayores, que una se llama Blanca y la otra Ana. Se que su madre y su padre no se llevan bien. Sé que su perro se llama Willy, que su padre trabaja en un concesionario Mercedes y muchas cosas más que no sabría nadie que no se hubiera pasado horas cotilleando.
Lo peor que puedes ignorar es si él siente algo por ti. Te pasas horas, días y meses pregúntandotelo. Analizas su mirada, lo que te dice (si es que te habla) y prácticamente le analizas a él. También están las chicas atrevidas, muy atrevidas, que se declaran. Cosa que a mi ni se me ha pasado por la cabeza, ni se me pasará.
Mi conclusión es que el amor es un juego. O pierdes, o ganas.
ESTÁS LEYENDO
El club de los corazones solitarios.
Ficção AdolescenteA veces todos nos hemos sentido solos. O quizá tristes. Y creemos que no podemos cambiar eso. Pero sí que podemos. Si tu quieres ser feliz, puedes serlo. Vive tu vida. No pienses en nadie más. Rompe cosas, haz la maleta y corre. Únete al club de los...