6.

206 44 5
                                    

Llorar no es precisamente con lágrimas.

Lloro con indiferencia.
Con ira, con enojo, con mi mal genio.
Lloro con sonrisas.
Con mis miradas, con mi voz entrecortada.
Lloro con gritos de ahogo.
Con mi música. Cuando canto, cuando toco.
Lloro cuando escribo.
Cuando tomo un lápiz, cuando respiro.

Llorar es desahogarse y no lo hago precisamente con lágrimas.

Lloro cuando digo que te amo. Y es que estoy llorando la mayor parte del tiempo.

El cielo está llorando con estrellas. Con gotas de agua tóxicas, y noches tan tristes como esta que nos brindan algo sobre qué escribir.

Ya no quiero volver a sentirme triste nunca jamás. Pero dicen que al corazón no se le obliga.

No veo estrellas esta noche. Solo una llena y solitaria Luna. He estado esperando tanto tiempo, tantos años y nada ha ocurrido.

No siento miedo porque, aunque sé que hay cosas ahí arriba que no conozco, me es desconocido lo que me rodea de todas formas.

Los vecinos me mirarían extraño. Pero me siento segura viendo hacía el cielo. Porque todo lo malo desaparece y me pongo a pensar en como se habrá creado el Universo.

Me gusta pensar que no soy la única. Porque en algún lugar del mundo, debe haber alguien en el techo de su casa, en pijama, y sentado en una silla. Admirando el panorama.

Sé que ese alguien eres tú. Porque tu eres así. Y te conozco más que a la palma de mi mano.
Mientras miraba la noche estrellada, traté de verte a ti. Y te sentí más cerca que nunca. Como si le hubiera sumado otra soledad a la mía.

No hay nada de hermoso y poético en la tristeza. Lo he leído por ahí. Cuanta razón. No hay nada de hermoso y poético en estar llorando por ti.

DESTROYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora