8.

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Vuelas sin alas en un mundo tan escéptico.
Déjate venir, elévate por los grandes cielos y aterriza en mi jardín secreto.
Enséñame a volar como tú lo haces. Aún entre la niebla gris de Enero y los putos cántaros de Julio. Aún con los cañonazos por los aires.

Muéstreme como elevarme aún con la tristeza.

Dime que no veré el Infierno en los ojos de la Luna como lo vi en los ojos de mi padre. Dime que mi llanto por extrañar cosas que aún no pierdo será aceptado.

Dime que en el cielo hay mar, y que lo rozaré con mis manos cada vez que me crea insensible de nuevo.

Vuelas de aquí a allá, sin miedo alguno de caer, pero sabiendo que puede pasar en cualquier momento.

Enséñame a volar aún con mil años de remordimiento sobre mis hombros.
Dime que el amor todo lo puede.

Aún con la pesadez en el pecho de palabras nunca dichas, del odio en mi corazón, de mil años de conformidad, de cosas que creí olvidadas pero que aún me duelen. Quiero ir perdiéndolo en el vuelo.

Ayúdame a despegar mis pies del suelo aún con la desilusión. Ayúdame a dejar de esconderme.

Dime que hay mucha poesía. Que el cielo a veces está tan triste como yo, y que está bien. Que las estrellas cantan y que cada atardecer es diferente. Que la oscuridad allá es deseada. Que es el lugar del arte rechazado. Dime que me sentiré, después de todo, como en casa. Que hay cosas que no imagino porque mi vuelo no ha llegado a tanto.

Que tal vez en el cielo me espere una soledad eterna, pero que me sentiré bien con ello.

O más bien;

Dime que tú estás del otro lado, y me olvidaré del miedo que le tengo a las alturas por caer.

DESTROYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora