Marcharse sin voltear atras

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Siguieron caminando hasta que anocheció, pusieron algunas tiendas de acampar y prendieron un fuego y comieron; casi no pudo dormir; a la mañana siguiente, se levantaron, desayunaron un poco y siguieron el camino, cuando llego el medio día pregunto.

— ¿Dónde estamos?— le pareció que después de caminar tanto tiempo ya tenían que haber llegado a su destino, el cual era llegar un río muy conocido para pescar.

—Ya casi llegamos— le dijo su amigo; siguieron platicando y haciendo bromas.

Se dio cuenta de que estaban perdidos, sólo que su amigo no lo quería admitir, amaró un pedazo de tela en la rama de un árbol, después de 20 minutos pasaron por ese lugar y desamarro el pedazo de tela.

—Oye estamos dando vueltas en círculos— pensó en que su amigo le diría que sí y que buscarían como salir de ahí o como orientarse.

—Claro que no, calla, claro que se dónde estamos, sólo hay que caminar más—

—Sólo sé que estamos dando vueltas en círculos y que tenemos poca comida— transcurrieron 3 días, seguían sin llegar a su destino y la expedición duraría 6 días por lo cual nadie los buscaría en ese momento; estaba perdido en medio del bosque con sus supuestos amigos, tenía que tomar una decisión difícil, podía elegir entre permanecer ahí y morir o podía salir a explorar el terreno o seguir ahí y buscar la forma de sobrevivir, lo pensó durante horas, decidió salir de ahí de una u otra manera, sólo pensaba en sí mismo, al momento de irse le dijeron egoísta y cobarde; siguió adelante, sin girar la cabeza; su alma le decía que era lo mejor para todos; después de un rato de caminar; decidió descansar y analizar todo; tenía lo suficiente para sobrevivir durante un par de días; siguió su camino a un paso constante; después de un par de horas vio algo parecido a una cabaña y decidió avanzar, observó que estaba abandonada hace poco.

Decidió entrar en busca de algo, quiso pasar la noche ahí, después se puso a inspeccionar la cabaña, encontró un par de pantalones, un hacha con unas iniciales en el mango "J.S.", una brújula y un poco de comida enlatada, lo metió todo en su mochila y comió una manzana que tenía y después opto por dormir.

A la mañana siguiente se levantó, saco la brújula que encontró en la cabaña, sabía que la ciudad estaba al norte del bosque, decidió permanecer ahí un poco más para poder dormir más ya que en los días anteriores sólo había dormido un poco; permaneció ahí, luego salió a caminar un poco y encontró un río, lleno su botella de agua, y regreso a la cabaña; se dio cuenta de que ese bosque era un lugar tranquilo para vivir; considero la posibilidad de pasar su vida ahí, transcurrió todo el día con normalidad, cuando anocheció comió un emparedado que tenía.

Todo demonio necesita de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora