Necesitaba algo de emoción en mi vida así que cuando nuestro profesor Humprey nos volvió a recordar que visitaríamos Grecia en un par de días, no lo dude ni un segundo y fui a contárselo a mis padres. Les solté la típica charla que venía pensando desde hacía tres meses, justo cuando nuestro profe nos lo comentó por primera vez, sobre lo importante que sería este viaje para mí ya que me encantaba la cultura, la mitología y demás. Esta era la última oportunidad que tenía para convencerlos de una vez por todas.
Afortunadamente, tras pensárselo bien, mis padres me dieron su aprobación.
Emocionada, subí escaleras arriba a por mi móvil; necesitaba contárselo ya a mis amigas. Saqué mi maleta de viaje que tenía olvidada bajo mi cama y comencé a echar ropa dentro. ¿Qué tiempo haría en Grecia? Aquí, en Suecia, la mayor parte del tiempo hacía frío… Eché varios shorts y leggings, además de camisetas, sudaderas y mis converse favoritas. Si la tenía así de llena ahora, no me quería imaginar cómo estaría metiera las demás cosas de las que me fuera acordando.
La cerré muy bien y deseé que los días pasaran lo más rápido posible.
[…]
Hasta que el esperado día llegó.
El profesor Humprey nos ordenó ponernos en fila antes de subir al avión para comprobar que no faltaba nadie. También nos había dicho que un estudiante en prácticas le iba a servir como ayudante y que tendríamos que tratarlo como a otro más del grupo. Ya, claro.
Después de pasar lista y comprobar que estábamos todos, subimos al avión y nos preparamos como pudimos para pasar unas horas interminables allí sentados.
Tanto Marie como Sussane se sentaron junto a mí, una a cada lado, y la verdad es que ambas estaban raras después de aquella charla sobre Keaton… Ugh, ¿por qué tenía que venir a mi mente justamente ahora ese tipo? Me puse los auriculares y me sumergí en la música hasta quedar dormida.
-Bella-susurró Marie a mi lado mientras me zarandeaba el brazo para que despertara.
-¿Qué?-gruñí. Aún tenía sueño.
-Venga, dormilona. ¡Estamos en Grecia!-chilló Sussane sin importar quien la escuchara.
Cogí mi maleta de mano y bajamos de aquel avión. Era la primera vez que pisábamos este país y, al parecer, no éramos las únicas emocionadas por ello; unas compañeras comenzaron a saltar y chillar con vocecitas histéricas. Mis amigas no pudimos evitar reírnos al ver semejante espectáculo.
Subimos al bus que nos estaba esperando fuera del aeropuerto y en cuestión de minutos llegamos al hotel, que era más lujoso de lo que yo me había imaginado, y nos fuimos a las habitaciones que nos había asignado en la entrada. Marie y Sussane siempre conmigo, por supuesto.
-Chicas, hoy fiesta-anunció Sussane enseñándonos la pantalla de su móvil.
-¿Qué?-pregunté sorprendida-¿Estás loca? Pero si Humprey nos dejó muy claro que nada de alcohol ni drogas al llegar aquí.
-Tranquila, no se enterará-rió Marie mientras iba al armario a elegir modelito-Volveremos temprano, Bella…
No sabía qué coño les gustaba tanto de las fiestas… La compañía era espantosa, odiaba tener cerca de mí a borrachos intentando aprovecharse de chicas indefensas, o borrachas también. Aun así no me iba a quedar aquí sola toda la noche así que decidí acompañarlas.
Era una fiesta en el barco y yo no tenía la vestimenta mas apropiada para una fiesta… Lo cierto es que me sorprendía mucho que ellas sí. ¡Pero si estábamos de viaje con la clase! ¿A quién se le ocurriría traer trajes o minifaldas a un sitio así? Ah, sí. A mis amigas.
A duras penas me puse uno blanco con volantes, muy veraniego, que Sussane me había dejado encima de la cama mientras ella se duchaba.
Tras vestirnos, maquillarnos y peinarnos, nos dirigimos al exterior. A lo lejos pude ver como varios compañeros también salían a las escondidas por miedo a que Humprey los pillara. Las tres los seguimos y nos guiaron hacia un precioso barco náutico de enormes dimensiones.
-Vamos dentro-dijo Sussanne muy sonriente mientras me cogía del brazo.
A los pocos minutos, el barco zarpó con nosotras y otros treinta estudiantes dentro.
Mientras mis amigas iban a por unas bebidas, yo me apoyé en la barandilla de aquel barco e incliné la cabeza hacia atrás. Adoraba notar como la suave brisa de aquel lugar movía mi pelo, era casi relajante. Al darme la vuelta, para quedar frente a las olas del mar, mi pulsera favorita se desabrochó y cayó en el mar. En un tonto intento de recuperarla, me alcé y caí al mar, junto a ella. O no tanto, ya que ella seguro que se había sumergido hasta la profundidad.
-¡Ayuda!-grité lo más fuerte que pude.
Creía que no nadie había oído mis gritos de auxilio hasta que vi una cabeza asomarse al exterior del barco.
¿Qué?
¿Justo ahora mis ojos me estaban provocando visiones?
No.
Era imposible que Keaton estuviera allí.
Él estaba a kms de distancia, en Suecia.
No, no podía ser real.
El chico agarró un salvavidas y saltó. ¿Estaba loco? ¿No era más seguro llamar a alguien para que echara una cuerda por la que yo poder trepar? Quizás había visto muchas películas, pero en la mayoría se hacía eso y parecía mucho más seguro.
Creí ver un diminuto halo de luz verde salir de su cuerpo en su rápido descenso pero no me dio tiempo de poder apreciarlo con total nitidez ya que él ya se había sumergido en el agua, apareciendo a los pocos segundos junto a mí.
-Vaya, parece que volvemos a encontrarnos en el agua, nena-dijo sonriente.
-¿Qué coño haces aquí?-pregunté-¿Y cómo se supone que vamos a volver a subir ahí arriba?
Miré hacia el barco pero se había desplazado unos cuantos metros.
-¡Eh!-chillé moviendo los brazos de un lado a otro, pero nadie se percató de nuestra presencia. Y mientras tanto, el barco seguía alejándose más de nosotros.
-Genial-suspiré.
-Tranquila, apóyate a ésto-dijo acercándome el flotador.
-Y qué, ¿se supone que vamos a estar agarrados a esto hasta que nos encuentren o qué?-me estaba comenzando a poner histérica-Si es que lo sabía… Tenía un mal presentimiento con esta fiesta, pero mis amigas no me hicieron ni puto caso. Ah, y Humprey cuando se entere me echará una bronca enorme. Será la primera vez que lo vea cabreado, ¡seré el motivo de su primera bronca!-algo me golpeó la cabeza.
Me giré y vi el bote salvavidas. Probablemente se había desecho el nudo que tenía con el barco, pero eso era lo que nos mantendría a flote. Al menos los tiburones no nos comerían.
-Eso te pasa por hablar tanto-rió Keaton subiéndose.
-Me alegra divertirte tanto-contesté malhumorada mientras intentaba subir yo también. Cosa que falló ya que me resbalaba. Esto también hizo le hizo reír.
-¿Quieres relajarte? Te va a dar un ataque al corazón como sigas así-me cogió por debajo por los brazos y me impulsó hacia el interior del bote-Además, a Magnus le tranquilizará saber que estabas conmigo.
-¿Magnus?-pregunté escurriéndome el pelo.
-Bueno, Humprey, como tú lo llamas.
-¿Cómo es que sabes su nombre de pila?
-Soy su ayudante-sonrió.
Ahora encajaba todo. Bueno, no todo, algo.
-¿Por qué será que no me creo que esto no es una casualidad?-pregunté alzando una ceja. Sabía que tramaba algo.
-Porque las casualidades no existen, ángel.
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LOST IN PARADISE {keaton stromberg, one-shot} |no terminada.
Fanfic¿Qué harías si un día descubres que no eres cómo pensabas, que todo lo que habías leído es real, que tu destino está escrito?