Capítulo 6.

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—H-Hyung... —trague saliva nerviosamente. Mi mente se puso en blanco—.

—Parece que no cambiarías a pesar de los años —despeino mi cabello que me costó un poco en arreglarlo, pero no me importo— Ah, mucho tiempo sin verte, ya te extrañaba.

—Eh... si... —parpadee varias veces. Definitivamente estoy delirando— Hyung, ¿esto es un sueño?

—Humm, no lo creo Kookie —Puse la mano en su mejilla y lo pellizque—.

—¡Au! —se apartó de mi mientras agarraba su mejilla algo roja por el pellizco— ¡Soy real!

—Ohh, Hyung —lo abrace tan fuerte que lo asfixiaba— Hace mucho no te veía...

—Sí, yo igual... te... extrañaba —dijo con algo de dificultad por el abrazo—.

—Lo siento —deje de abrazarlo y él solo rio— Hyung, ¿Qué tal has estado?

—Muy bien Kookie —acarició mi cabello. Sus manos se sienten tan cálidas— ¿Y tú?

—También igual —sus ojos se le hacían muy chiquitos al sonreír, me gusta—.

—¿Ibas a salir Kookie?

—¡Rayos! No me acordaba... Viene mi novio por mí —rasqué mi nuca mientras hacia una mueca—.

—¿Novio? —asentí— Waa, esta galleta casanova —me dio con su puño en mi hombro y yo sonreí— ¿Cómo se llama?

—Leo.

—¿Cómo León? —volví a asentir aun sonriendo— Bueno Kukoso, me voy, yo también tengo una cita —me giño y se fue—.

Después de seguir viéndolo irse, alguien se puso frente a mí con unas rosas en la mano.

—Hola Kookie —me sorprendió al darme un beso en los labios— ¿Vamos?

—C-Claro, vamos —sonreí y cerré la puerta de mi casa—.

Llegamos a un restaurante el cual se veía demasiado elegante. Venía en pantalón, con tenis y camisa, claro que se vería mal, ¿no?.

—Tranquilo —puso las manos en mis hombros— Reserve la mesa más alejada.

— Bueno... —suspiré y caminé a la entrada—.

Realmente me sentía como un vagabundo ahí, todo era tan elegante, incluso los meseros. Leo aún tenía las manos en mis hombros, así que me dirigió a una pequeña habitación, como dijo él, la más alejada.

—Tenía el presentimiento de que algo así sucedería, por eso reserve esta mesa.

—Muchas gracias, Leo —me incline un poco sonriendo—.

Nos quedamos por un largo tiempo charlando, comiendo y riendo hasta que el restaurante tenía que cerrar. Regresamos a mi casa y nos quedamos ahí por otro rato platicando.

—Bueno Kookie, ya tengo que irme, cuídate pequeño —me dio un suave beso en los labios y al separarnos le sonreí—.

—Tu igual cuídate.

Lo acompañe a la puerta y me despedí de él.


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⏰ Última actualización: Apr 24, 2016 ⏰

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