Capítulo 5.

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"Es mi culpa"
"No debí haberla dejado sola"
"No debí enfrentar a Le Dessaparicion, solo hubiera salvado a Lila y ya"
"¿Por qué demonios soy tan débil?"
"Lo siento... Juleka"
"Te fallé..."

Un lamento tras otro, una palabra cortante sobre otra. Por más que buscaba a la chica por su alrededor, solo encontraba mas silencio del esperado. Le Dessaparicion había, literalmente, desaparecido con su amiga en la oscuridad. No logró salvarla. Sentía como el silencio penetraba poco a poco su desesperación. El debió salvarla a toda costa, ¡Ese era su trabajo!, si tan solo se hubiera mantenido cerca de todos, jamás se la habrían llevado.

Cuando los chicos salieron de la escuela, notaron como el gato se encontraba dando vueltas de una esquina a la otra repetidamente, gritando el nombre de Juleka. Saltaba a los tejados, pero no lograba visualizar la sombra blanca de su enemigo, pues esta se había perdido en la oscuridad de París, y le era algo difícil intentar encontrarla sobre el techo.

Los adultos salieron de la panadería poco después que los jóvenes, corriendo inmediatamente hacia sus hijos, las familias de la ciudad se habían vuelto más unidas que antes debido a las grandes repercusiones que ocasiona el Akuma, incluso la de Juleka, que estaba al borde del divorcio. Para sus padres fue cómo una daga al corazón al recibir las malas noticias por parte del felino.

Cada uno de los chicos estaba en los brazos de sus familias, envolviéndose en abrazos y en todo el cálido cariño de una familia, y esto era desgarrador, tanto para Chat, como para Marinette. Sería la primera vez que ellos mismos provocaban la desaparición de una de sus compañeras de clase.

— ¡Todo fue tu culpa!– Resonó la dulce voz de Rose en un grito de coraje hacia Lila, estaba en los brazos de Nath y de su madre, ambos sujetaban a la chica con fuerza ya que esta quería soltarse para golpear o hacerle algo a la castaña, quien lloraba tirada en el suelo.— ¡No debiste haber cerrado la puerta!, ¡Tu debiste quedarte afuera... No ella!

La madre de Rose intentaba tranquilizarla aunque la rubia tuviera un poco de razón. Lila estaba consciente de que había sido su culpa,  odiaba admitirlo y la sola idea le dolía. No debió cerrar la puerta, Juleka había ido a rescatarla, y ella solamente le dio la espalda y la expuso al peligro. Bien hecho Lila, una vez más, serás marginada por todos.

Pedir disculpas no bastarían para la gran falta que cometió, y era extraño para todos ver a la chica mas dulce de la ciudad en ese estado, aunque era algo aceptable, ya que era su mejor amiga de quién se trataba y perderla de esa manera, tal vez sería lo peor que pudiera pasarle en su vida. Si pudiera regresar en el tiempo, jamás hubiera salido de su casa, todo era su culpa, si tan solo no hubiera abierto la puerta de su mansión, nada malo le habría pasado a la pelinegra, Le Dessaparicion jamás hubiera atacado en la fiesta de pan... Ella debió ser la víctima, tal y como siempre debió ser.

Claro, la culpabilidad también recaía en Adrien, si no se hubiera puesto a la defensiva con la comida, no habría provocado a Le Dessaparicion, su único objetivo era volver por Lila, y ahora debido a la distracción capturaron a su amiga. Los gritos y su rostro atemorizado eran la única imagen que tenía en ese momento. Se sentía perdido en un gran trance, en una enorme oscuridad. La culpa y el arrepentimiento estaban presentes en cada partícula de su ser. Creía ser el mismo reflejo de Lila. Los ojos de ambos estaban perdidos en el suelo, Lila se quedó en un estado de shock, no oía nada, y Chat, parecía estar ciego, su cabeza la tenía tomada entre sus manos, y a penas podía mantenerse en cuclillas sobre el suelo.  Al menos ambos se comprendían, puntos a favor de la castaña.

Aquí estaré, my princess...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora