Mi guardaespaldas |Dylan O'Brien|[Editando]

13. No tiene caso

Grace.

Me dejo confundida este idiota, para sacar esta duda que traía no me quedo de otra mas que ir a buscarlo.

Fui afuera y ahí se encontraba, recargado en la pared.

— Tu no puedes dejarme así como así — le dije y el giro lentamente.

— ¿cree que no puedo? — dijo — tengo todo el derecho

— Te odio — dije — ahora por favor dime que...¿Qué pasó anoche? — pregunte intrigada.

— No tiene caso — dijo seriamente.

— Claro que si — dije casi gritando — sólo quiero saber.

— Ya le dije que no — respondió.

Estaba intentando entrar, pero no podía ya que le impedía el paso. Exijo saber ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? ¿Por qué le dije que era lindo este tipo?.

Ambos parecíamos que estábamos bailando, esto es estúpido.

— Vamos Dylan — dije

— No — respondió

— Yo se que tu quieres — dije

— Claro que no — dijo

— No lo hagas difícil — dije

— Me gusta lo difícil — iba darle una bofetada, pero se que me tomaría a tiempo y no quería eso.

— Anda Dylan, no seas malo — dije

— ahora resulta que soy el malo — dijo — a caso no se mordió la lengua — me miró.

— Esta bien, se que si fui mala, pero necesito saber que sucedió — dije desesperada

— No le diré — no se como, pero pudo entrar a la mansión.

Y otra vez fui tras de él, se ve que le encanta que le rueguen y es justamente la misma estupidez que estoy haciendo, pero que importa, yo necesito saber. Iba camino a su habitación cuando me monte encima de él y ambos caímos al suelo.

Yo estaba arriba de él, lo bueno de esto es que el esta de espalda, me levanté inmediatamente.

— Lo siento Dylan — dije. ¿Qué? Otra vez dije su estúpido nombre.

Él se levanto y se sacudió la ropa.

— Ya ha sido suficiente— ya se iba encerrar en su habitación y lo tomé de la mano.

Él por su parte me miro extrañamente, hasta yo me sentía igual que él, una especie de corriente recorrió por mi cuerpo.

Ambos alejamos las manos lentamente.

— esta bien, si quiere hablar de eso, hablemos de eso — dijo sin mirarme.
Lo entiendo, esto era incómodo.

— ¿Qué fue lo que paso? — pregunté.