Prologo

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–Fue el último. – dijo de manera tajante. Blum abrió los ojos atenta a sus palabras. – Fue el último viaje; es hora de que termines tu carrera, que busques un trabajo fijo. Debes asumir tus responsabilidades, basta de viajes, no te daré ni un centavo más.

  Ella hacía mucho que costeaba sus gastos con trabajos temporales y pequeños encargos que realizaba, pero era cierto para viajar necesitaba su dinero. Había vuelto de un viaje hacia dos días, tres países había visitado estando dos meses fuera los cuales le sentaron muy bien. Aunque aquí estaban sus problemas de nuevo.

–Esta bien, ya veré que hacer. – respondió a su padrastro resignada. – terminaré la carrera y conseguiré un empleo.

–Así me gusta, Blum.

En ese momento Maggie entró en la casa echando humo, su madre le habría abierto. Blum la miró desentendida, no se verían hasta dentro de unas horas.

–¿Puedo dormir aquí? – le preguntó a su mejor amiga.

– Si. – miró a quien tenía enfrente para asegurar el fin de la conversación. – Vamos.

Caminaron hasta su habitación y la dejó acomodarse antes de preguntar qué hacía allí.

– Necesitaba alejarme de esa casa. – eso no era nuevo. – Me tienen harta.

– ¿Crees tener problemas? Debo tener un trabajo fijo y terminar mis estudios...

– Ya era hora. – la interrumpió. Era su amiga ¿de qué lado estaba?

  Al día siguiente Blum hizo los arreglos para retomar su carrera y comenzó a buscar empleo en los diarios y por internet. Maggie había trabajado desde siempre en peluquerías y había estudiado para aquello, le encantaba.

  Al cabo de dos semanas Blum consiguió un trabajo que se adaptaba a su horario y que era bien pago. Sería camarera en un bar, cerca de donde su amiga trabajaba. Se veían a diario ya que Maggie concurría a almorzar o merendar.

  Maggie Jones tenía una personalidad fuerte y a veces un poco avasallante, era sentimental al mismo tiempo y Blum representaba a la persona que más fiel le había sido desde que se conocieron y la seguía necesitando como en ese tiempo.

– ¿Qué piensas? – le preguntó Blum poniendo frente a ella el té que había pedido y recargándose luego sobre la barra de madera.

– He estado buscando apartamento y conseguí lugares muy bonitos – Blum achicó sus ojos tratando de saber hacia a dónde iba. – pero resulta que no puedo pagar esos alquileres sola. – le sonrió de la manera en la que su amiga nunca le negaba nada . – ¿Qué piensas? Di que sí.

– Lo pensaré, lo prometo. – de verdad lo haría, le gustaba la idea y de cierta forma eso lo habían soñado siempre juntas.

– Fue mas fácil de lo que creí. – sacó de su bolso revistas de inmobiliarias con marcadores. – son muy lindos y hasta tienen balcón para que leas y pienses.–   estaba muy emocionada por vivir  bajo el mismo techo.

Bajo El Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora