Capítulo 5

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Estaba en crisis. Una crisis total. No podía creer que le pasará eso en ese momento. Se sentía al borde de las lágrimas y Blum no llegaba. Ella tenía que estar acompañándola, pero trabajaba esa noche.

*Un audio de dos minutos Maggie? *
* Tienes que calmarte *

Maggie llevaba tratando de pasar delineador por sus párpados más de veinte minutos, lo que llevaba puesto no le gusta y estaba extremadamente nerviosa de que el llegará tarde, o peor, que nunca llegará.

Su teléfono sonó y la foto de Blum apareció en la pantalla.

- ¿Estás calmada? - dijo sin saludar.

- No. - estaba a segundos de llorar.

- ¿Te acordás cuando hace unos años estabas en crisis, antes de un recital de danza? Me dijiste que tenía la facilidad de calmarte y arreglarlo todo, que los grandes problemas parezcan tonterías. - hizo una pausa. - En el perchero hay una camisa púrpura, no la manches, pontela con jeans negros. Si no puedes delinearte, intenta una vez más y sino, no lo hagas.

- Te odio por hacerlo tan bien. Gracias por calmar todo en mi, siempre sabes que decir.

- Haz que ese idiota note lo hermosa que eres, Maggie. - se escuchó un ruido de fondo. - Debo irme. Cuídate. Que tengas una buena noche. Te quiero. - colgó.

Maggie tomó una fuerte bocanada de aire. Ella lo podía arreglar todo. Maldita Blum. Fue hasta su habitación y tomó la camisa, esto jamás volvería a ese perchero.

A la hora adecuada ella estaba en el bar pactado. Vistiendo muy bonita, sintiéndose muy inquieta. 

Se alisó la camisa por quinta vez, en diez minutos, aunque no hubiera ninguna arruga en ella. Además, ¿desde cuándo ella llegaba temprano? Esperaría un rato más, los horarios no iban con el.

Entró con su aire despreocupado metiéndose las llaves de su auto en el bolsillo del pantalón, recién salido de bañarse y con el cabello aún mojado. Dentro de Maggie algo volvió al verlo llegar. La saludo con un corto beso en los labios y supo que sería una noche interesante.

Blum limpiaba la barra desprovista de preocupaciones urgentes, sólo una cosa, una persona. Una persona que estaba entrando por la puerta. Él la vio, ella también, se limitaron a una sonrisa.

- Blue ¿puedes atender la cinco? - preguntó Jim, el recepcionista.

- Pero... - el ya se había ido.

Camino hacia allí con los Menú en la mano.

- Hola, buenas noches. Les dejo el menú...

 Habia pasado una semana desde que el la dejo en la universidad, no habían hablado desde entonces.

- Blum, no sabía que trabajabas aquí.

- Pues... lo hago, Melanie. - miró a Ryan con ganas de arrancarle los ojos. - Los dejo para que puedan decidir.

- No, está bien. Yo quiero una hamburguesa de estas...- señaló la carta. - con cerveza artesanal.

- Bueno. - terminó de anotarlo. - ¿Melanie?

- Lo mismo, pero en vez de cerveza una limonada.

- Perfecto. - se retiró.

 En la cocina, pasó el pedido a Charlie con la específica aclaración de que escupiera en esa comida.

Volvió a la mesa con las bebidas, Ryan se había marchado al baño.

- Blum, yo sé que esto te podría resultar incómodo. - habló ella cuando estaba a punto de retirarse.

Bajo El Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora