Llegue a un pequeño lago congelado, en medio de él se encontraba un enorme árbol, sus hojas parecían de cristal y brillaban como un diamante, parecía como si llevara un traje blanco de seda, hecho por la nieve que lo cubría. A su alrededor estaban las luciérnagas que me guiaron al lugar, teniendo el papel de las lámparas que iluminaban el sitio.
Debajo del árbol yacía un ciervo blanco durmiendo, lo admiré desde lejos y supe enseguida que era a quien estuve buscando. Por fin lo había encontrado, era el príncipe y guardián del bosque.
Cuando intente acercarme a él sin quererlo quebré una rama con el pie, este al escucharlo se despertó y se percató de mi presencia. Creí por un momento que se desvanecería.
En cambio, se levanto y se acerco a mí, tal como me lo había imaginado este era un animal majestuoso y único, de esos que solo aparecen en tus sueños.
Eleve mi mano derecha para acariciarlo, él dejo que lo hiciera bajando su cabeza a mi altura. Vi sus ojos fijamente y a través de ellos pude ver en tan solo unos segundos todo lo que había visto el propio Guardián, desde su nacimiento junto al bosque hasta el tiempo presente.
Pude ver también en sus recuerdos que hubo quienes trataron de acabar con su hogar, otros que intentaron hacerle daño a las criaturas que allí habitaban. Todos con el único objetivo de hacer daño.
Agradecí que al final ellos estuvieran bien.
Cuando volví a la realidad me di cuenta de que el ciervo se acerco a mi rodilla, la cual me había lastimado en el arroyo cuando caí, y la toco con su frente. Me sorprendí al ver que la herida había desaparecido por completo.
Sonreí y el Guardián se agacho un poco para que yo subiera a su lomo, así lo hice. Era tan alto que sentía que podía tocar el cielo. O tal vez yo en ese entonces era muy pequeña, sin embargo esto no quitaba el hecho de que fue un momento que jamás borrare de mi mente.
Inclino su cabeza como dándole órdenes a los árboles y estos abrieron paso a otro sendero iluminado. Nunca paraba de sorprenderme estando allí.
Entramos en él, disfrute del camino y todo lo que en él había; fue como si los animales y las flores se despidieran de mí. Sin darme cuenta ya habíamos llegado a la salida del bosque. Una voz potente llamo mi atención.
-Las personas que son capaces de apreciar lo que en el mundo se encuentra son dignas de de ver la magia que hay en ella, lo que hay más allá de lo que sus ojos pueden ver- el Guardián hablo por primera vez, yo escuche atenta cada una de sus palabras, tratando de grabarlas en mi mente -tu eres una de esas personas, sin que te dieras cuenta tú te convertiste en la Guardiana de este lugar, te convertiste en mi guardián. -
Mis ojos se cristalizaron y abracé al ciervo blanco, no quería soltarlo pero sabía que debía irme a casa.
- ¿Podré volver a verte?- pregunté esperanzada.
-Siempre lo has hecho, incluso antes de hoy. Ten por seguro que lo seguirás haciendo. -
Solo supe asentir y despedirme para luego correr a casa. Vi por última vez hacia atrás buscando con la vista al Guardián, quien con una pequeña reverencia se despidió de mi para luego desaparecer junto a una ráfaga de viento.
Llegue a la cabaña y toque la puerta, en seguida salió a recibirme un preocupado abuelito.
- ¡Annie!-me abrazó tembloroso. -Estaba muy asustado, salí a buscarte y no te encontré. -
-Tranquilo abuelito, estoy bien- le dije tratando de calmarlo un poco.
- ¿En dónde estabas?, tus padres están por regresar. -
-Estaba con el Guardián del bosque abuelito...tengo muchas cosas que contarte-
Pude ver como su rostro se relajo y su gesto de preocupación se convirtió en una de felicidad, sus ojos se cristalizaron y con un tono nostálgico me dijo:
-Por favor, cuéntamelo todo-
-Fin-
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El Guardián del Bosque
FantasiLos seres humanos no prestamos atención a las cosas que hay en nuestro propio mundo, vivimos en él sin conocerlo y somos ciegos frente a las maravillas que posee. Solo las personas capaces de apreciar las pequeñas cosas que hay en la naturaleza son...