Sayla

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-¿Por qué has venido a por mi? Dijo Mel, al ver que venía a rescatarla.
-Llama a Asher y dile que estas bien.
-Pero...
-¡Llámale! ¿No oíste  lo que dijo la chica que te raptó? Él va directo a su trampa, y la única manera de detenerle es que tú misma le digas que le han engañado.
Mel comprendió. También entendió que la chica solo había venido a por ella porque esta era la única que podía hacer que Asher no se precipitara hacia su muerte.
Llamó de inmediato con el móvil de la chica. Le sorprendió que esta se sabía el número de memoria. Muchas cosas resultaban extrañas en ella.
-¡Qué quieres ahora, Sayla!
Mel sintió que iba a llorar por algun motivo que no lograba comprender.
-Asher, soy yo.Mel.
-¿Mel?- Asher sonaba desesperado.
-Si...-las lagrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas- Soy yo, soy yo. No puedes ir ahí. Es una trampa. La chica... Sayla me ha salvado la vida, y te la quiere salvar a tí.
-¿D..donde estas?- Asher también lloraba.
-En Moscú. Ven aquí.
-Ya voy. Ya voy. Esperadme ahí las dos.
Mel suspiró.
-¿Qué dice?-dijo Sayla
-Viene para acá.
Sayla se tranquilizó, pero a los pocos segundos volvió a ponerse nerviosa.
-¡Dile que duerma! ¡Que no venga por la noche!
-¿Por qué no?
-¡Porque ahora es humano, maldita sea! Tiene que dormir, o le podrá el cansancio. Además, si no gasta energías extra, durante un tiempo seguirá teniendo poderes.
Mel tardó un poco en entender a qué se refería, pero después lo captó. Los poderes le servirían porque el Custodio no se iba a rendir así como así a la hora de matarlo.
-¡Pero entonces lo matarán de noche!-pensó de pronto.
-No. Si lo quisiera muerto, ya lo habría matado. Quiere atraerlo hacia ella, pero no se con qué finalidad.
Mel accedió. Le dijo a Asher que ese día durmiera, y le explicó los motivos.
-Bueno, tu y yo nos quedaremos a dormir por esta zona. Supongo que no tienes dinero, así que haremos una hoguera y dormiremos como podamos. No podemos salir del metro, porque corremos el riesgo de que algún portador te reconozca y nos mate. Ahora todos piensan que sigues encarcelada, así que dormiremos justo en el mismo lugar. En el suelo, desgraciadamente.
Por fin algo en lo que soy experta, pensó Mel.

****

Sayla y Mel ya habían preparado todo para poder dormir. Sayla se calentaba las manos en el fuego, y Mel se encontraba tumbada en un montón de abrigos y ropas. El metro parecía tremendamente siniestro con tan solo esa luz. Parecía que de la oscuridad del túnel iba a emerger alguna horripilante criatura.
Ninguna de las dos había cenado, pero ninguna tenía hambre. No pasaba nada por no cenar una noche.
-¿Y bien?-dijo de pronto Mel.
-¿Qué?
-Es obvio. ¿Quién eres? ¿Q...qué eres? ¿Por qué me ayudas?
-Ayudo a Asher. Si no hubiera hecho falta salvarte para evitar su muerte, entonces no dudes que te habría dejado morir. En cuanto a lo de quién soy... Es una larga historia.
-Tenemos toda la noche.
Sayla miró al techo. Estaba nerviosa. Nunca le había contado a nadie su historia, aunque a Mel no le sorprendería demasiado si se la contara.
-Está bien. Por donde empezar... Los portadores de muerte nacemos de humanos, ¿lo sabes, verdad? Cuando somos pequeños, no tardamos mucho en matar a nuestros padres. A continuación un "instinto", por así decirlo, nos impulsa a ir a ver al Custodio. Ahí nos habla de quiénes somos, de lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo. Asher y yo coincidimos el mismo día para ir a visitar al Custodio, por lo que decidimos que si nos teníamos que buscar la vida, lo haríamos juntos. Aprendimos a luchar y a economizar nuestros poderes, y pronto nos volvimos populares por la cantidad de muertes que conseguíamos hacer al día. Éramos mejores amigos. Sin embargo, un día todo cambió. Yo empecé a sentir un fuerte dolor  cada vez que lo veía, y al mismo tiempo...-hizo una pausa, pensándose lo que decir- sentía amor.
-Déjame adivinar: te enamoraste de él y te acabaste volviendo humana, pero no sabes como.
- En realidad sí sé como: llega un punto en el que el dolor es tan fuerte que no puedes levantarte del suelo. En ese momento vomitas una sustancia negra y densa. Entonces no sientes más dolor, pero sientes emociones. Los poderes se siguen teniendo, porque en realidad son una recarga extra de energía. Mientras no gastes energías de más, esta se queda en tí hasta que uses tus poderes. Por lo demás, eres un humano.
¿Y la sustancia negra, qué es?

-No lo tengo muy claro. Lo que sí se es que eso es lo que te hace ser un portador. Una vez que tuve emociones, me di cuenta de la gravedad de la situación. ¡Lo que hacían los portadores estaba mal! Estaban matando a gente inocente. Eso no era justo. Sin embargo, supe que si me revelaba no tendría ninguna oportunidad. Cambié muchísimo. Entre en una depresión. Me junté con gente que lo había pasado mal como yo, aunque por motivos diferentes, claro. Cuando estaba cerca de portadores, finjía ser una más.

-¿Y cómo sabes quién es un portador y quién no? ¿Tenéis un poder para percibirlo?

-No. Es mucho más sencillo. Como somos un número fijo, nos conocemos todos. Por otra parte, no es difícil reconocer a uno entre la multitud.

-Comprendo. ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Lucharás por Asher? ¿No le odiaste cuando descubriste las emociones?

-Hay dos emociones lo suficientemente fuertes como para que dejes de ser portador: amor y odio. Lo que me hizo cambiar a mí fue el amor, por mucho que odiara a Asher por lo que pasó, jamás dejé de quererlo. Por eso lucharé. Pero no solo por él, sino por que ahora tenemos una oportunidad.

-¿A qué te refieres?

-Ahora somos tres. Podemos idear una estrategia. Podríamos matar al Custodio.

42.[editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora