Con David cruzamos el vestíbulo mirando en todo momento el techo. Las luces verdes parecían hipnóticas y bastante fabulosas. David parecía mas impresionado que yo y me señalaba algunas partes en donde habían pequeños chispazos de colores. Parecían fuegos artificiales.
Luego empujamos la puerta doble de madera, y con un horrible crujido chirriante comenzó a moverse hacia fuera. Yo y mi hermano pusimos mucho empeño en ello y finalmente las puertas quedaron completamente abiertas, gracias a nuestro esfuerzo.
Nos dimos cuenta que arriba en el techo seguían habiendo esas luces en forma de circuitos pero en esta zona los pequeños tubos fluorescentes iluminaban en azul. Sin embargo lo mas extraño de todo era que no parecía haber techo y no parecían haber muros. Solo se podían ver aquellas luces ahí arriba en el aire. Mientras que abajo pudimos ver un lugar cubierto de arena pálida que se extendía miles y miles de kilómetros a la redonda. Parecía que estábamos fuera de la casa, pero siempre estuvimos dentro. Y por si eso fuera poco. Pudimos ver a cientos y cientos de hombres cavando fosas en la arena; uno al lado del otro.
Todos parecían tener su pequeño espacio en donde cavar. Alrededor había escritorios en hileras que desaparecían en el horizonte; estos escritorios eran atendidos por hombres con traje y anotaban cosas en unos libros. Otras personas parecían transportar lapidas en unos carros de esos que mama ocupa para ir a la feria y también transportaban otros tipos de carros mas grandes con arena. Caminaban con sus carros al borde de la arena, por unas rutas planas justo antes de llegar a los escritorios. Miles y miles de carros, miles y miles de personas y miles y miles de fosas en lo largo de la arena.
Yo quede anonadado. Mis ojos estaban fuera de sus orbitas y mi mandíbula llegaba hasta el suelo. Mi hermano estaba igual y la rata rió amistosamente por nuestras muecas exageradas.
- esta es la razón de por que la gente se queda viviendo en esta casa – dijo observando el lugar.
No supe que había ocurrido en la casa. Todo era totalmente diferente en el nuevo lugar en el que habíamos llegado y no tenia idea de que estaban haciendo ahí. Mi hermano estaba igual de aturdido. ¿Cómo podía ser que algo de ese tamaño estuviera dentro de una casa? Además si fuese así, la casa tenia que ser inmensa hacia atrás. Tan inmensa como si tuviese cinco estadios de fútbol en hilera, incluso muchos más. No podíamos ver en donde terminaba y nuestra amiga la rata decía que seguíamos dentro de la casa.
- ¿estas segura que seguimos dentro de la casa? – pregunto de pronto David sin apartar la vista de el enorme arenero.
- Seguimos dentro de la casa chicos – dijo la rata subiéndose otra vez a mi hombro, yo ni siquiera la sentí subir. Estaba anonadado con lo que mis ojos veían – creo que esto es lo que querían ver. Este es el corazón de la casa. Este es el misterio de la casa luzbell.
- ¿discúlpame rata, pero que están haciendo esos tipos? – le pregunte curioso con la mano en la boca.
- Están trabajando. Tienen que ir a hablar el señor del mostrador. Éxito – dijo bajándose de mi hombro y cruzando la puerta en la que habíamos entrado.
- ¡Espera! – dije observando como desaparecía. No creo que haya oído lo que dije y tragando saliva regrese mi vista al arenero y nos dispusimos a caminar.
Cruzamos parte del arenero, parecía como si te succionara los pies y dificultaba bastante el andar. Luego caminamos por uno de los caminos que estaban al borde y logre ver que uno de los señores que cavaba me observo quitándose el sudor de la frente. Luego de un momento aparto su vista y siguió cavando con la pala de metal. Ni idea de lo que estaban haciendo y el por qué de su ambición.
Llegamos hasta el primer mostrador de la izquierda y esperamos a que el señor de bigotes canosos y cabello corto nos observaba. Parecía bastante interesado en el libro.
- ¿chicos, en que los puedo ayudar? – dijo sonriendo.
- ¿Qué es este lugar? – pregunto David que estaba a mi lado.
- Veo que son nuevos – dijo riendo silenciosamente – este lugar es el corazón de la casa. Estas son las tumbas...
Quedamos mudos por lo que había dicho y nos observamos algo curiosos por lo que decía. Luego el hombre volvió a tomar la palabra.
- se que están intrigados. Aquí se trabaja, pueden inscribirse ahora mismo en este libro de registros y ya serán parte de la casa.
- ¿De casualidad vio a un niño de nuestra edad... cabello rizado, un poco gordito? – le pregunte.
- ¡Ah, si!, el numero 1245K, llego hace unas horas... era nuevo y pregunto por ustedes. Discúlpenme pero no sabia que eran ustedes – dijo el hombre algo culpable.
- No se preocupe señor – dijo David - ¿podría llevarnos hasta donde esta él?
- Síganme – dijo asertivamente tratando de pagar su falta.
El hombre se puso en pie, dejo el lápiz plateado en su escritorio y nos guió por el sendero hasta mucho más atrás. Creo que caminamos cinco minutos más o menos y el hombre se detuvo de golpe. Nos observo y señalo con la palma de su mano en dirección hacia la derecha. Observamos y en las hileras de hombres que cavaban estaba Pedro entre ellos. Eran seis hombres uno al lado del otro en filas. Cada uno hacia un hoyo con separación de tres metros de distancia.
- este es el bloque K – dijo - ¿ese es su amigo?
- Gracias – dijo David y el hombre asintió – vuelvan luego para inscribirlos y entregarles un lugar – dijo finalmente despidiéndose y volviendo por el sendero hasta su escritorio.
Nosotros algo consternados por ver a Pedro cavando un hoyo en la arena, caminamos inmediatamente hacia donde estaba él esquivando a los otros hombres que cavaban. Muchos nos miraron enojados por pasar cerca de sus hoyos. Nosotros no sabíamos que pasaba allí.
Pedro nos observo, dejo su pala a un lado y sonrió. Parecía cubierto de sudor. Además su ropa era diferente; llevaba una camiseta grisácea y unos pantalones anchos de color café.
- hola amigos – dijo Pedro sonriendo.
- ¿Qué haces aquí?
- Cabo mi tumba.
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La casa de la avenida 23
ParanormalConocida como la casa de los miedos por los niños del vecindario. Una casa extraña e inhabitable que se ubica en la solitaria avenida 23. Historia tras historias, rumores y extraños gritos se pueden oír desde sus entrañas y sus horribles ventanales...