Coincidencia.

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Las mejores cosas ocurren sin ser planeadas.



Ellos estaban en hora libre, yo en economía. Veo que bajan así que enseguida pedí de ir al baño, bajé y ellos se estaban por ir, asi que bajé haciendo zapatazos. Me escuchó Guido, giró a su izquierda y me vió. Enseguida le dijo a Joaquín, esperemosla. Bajé los 6 escalones que me quedaban. Tenían el suéter de una chica. El de rulos locos me lo pone y su amigo me ayuda con las mangas. Cuando terminaron de ponermelo Guido me hace dar una vuelta mientras tenía pegada su mano en mi cintura. Me sentí una princesa por sólo ese instante. Me sentí tan maravillosa. Estábamos tan solo a 15 cm de distancia. Podía sentir su respiración. Entré al baño a verme al espejo y cuando salí estaban ellos esperandome con la chica dueña del abrigo, me lo saqué y se lo di. Ella se fue y ellos me acompañaron arriba.
Mientras caminábamos mis manos rozaban con las de Guido. Sentía que había una conexión especial, ¿pero por qué con él y no con Joaquín? No tardé mucho en darme cuenta que todo este tiempo no estaba enamorada de quién yo creía. Sino que estoy enamorada de su amigo.

Entré al salón con una sonrisa de oreja a oreja. Mis compañeros me habían visto con ellos y me miraban sonrojando como diciendo: -¿Qué estuviste haciendo Francesca?
Mi profesora con cara larga, ya sospechaba de la situación, me había visto muchas veces con ellos y me había oído hablar de ellos con mis amigas. Para colmo cuando bajé se asomó y miró para abajo, para ver si ahi estaba yo con ellos.

El amor nunca dichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora