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Justin Bieber

El sonido de la música de fondo, el delicioso olor del café en frente de mi y la bella decoración del lugar, logran relajarme de sobré manera.

Daddy's café, un nuevo negocio en la quinta avenida, muy diferente a otras cafeterías en Nueva York, no había oído de ella hasta que mi mejor amigo Ryan la menciono hace unas semanas mientras hablábamos de su compromiso con su novia de un año y medio, Ashley, al parecer la co-dueña del lugar era amiga suya y quien prepararía los postres para su boda en tres meses.

—¿Gusta de otra cosa señor Bieber?—mire a la chica en frente de mi, usaba una vestido rosa y zapatillas negras, perfecto para el lugar.

—Estoy bien por ahora, gracias—incline mi cabeza y sostuve mi taza dando un trago, saboree el café de vainilla en mi paladar.

—Con permiso—se retiró, incluso el trato de los empleados era amable y comprometido, nada groseros.

Mire a mi alrededor, parejas sentadas y abrazadas, hombres consintiendo a sus pequeñas con un postre de fresas o chocolate e incluso uno que otro solitario como yo que seguramente no habían conocido a su chica perfecta.

Estaba aquí por recomendación de Ryan y Ashley, quienes dijeron que me encantaría el lugar sólo diera un paso dentro.

No mintieron, era bello, infantil y sofisticado.

Las mesas eran decoradas con un pequeño florero en el centro, servilleteros y azucareros diminutos y tiernos. Cuadros en las paredes de color azul pálido y sillones de un morado pastel, las tazas eran como aquellas que comprabas en un juego de té para una niña pequeña.
Y un escenario iluminado con luces azules y amarillas.

Aparentemente, en las noches se presentaba una chica y cantaba lo que el público pedía.

—Buenas noches—se oyó detrás del micrófono, llamando la atención de todos en el establecimiento—pequeñas damas y caballeros—un chico completamente fuera de lugar con sus pantalones rotos y camiseta negra y cabello azul saludo al público—esta es la tercera llamada, comenzamos.

Y sin más se sentó detrás de una batería, un chico de cabello largo y sombrero estaba sentado en un banco con una guitarra en sus piernas y otro en frente de un piano. El público aplaudió y los seguí sin saber que rayos esperábamos.

Las luces bajaron y una sombra se vio del otro lado mientras caminaba, de pronto se ilumino de nuevo el escenario y apareció a la vista una chica con el micrófono enfrente y la mirada baja.

¿No sabía que tenia que mirar siempre al frente? Jamas demostrar miedo.

El chico de la guitarra comenzó tocando y el del piano le siguió. El pequeño golpeteo de la batería y el balanceo del esbelto cuerpo en frente de mi hizo que no pudiera apartar la mirada. La chica levanto el rostro y pude ver el la delicadeza en el.

No tendría más de veinte años.

Sus ojos miraron a nadie en específico y de sus pequeños labios salió la primera tonada.

No reconocía la canción, pero en sus labios era exquisita.

Me encantaría conocerla.

Con las luces encima de ella me era difícil saber si era castaña o morena, definitivamente no rubia, vestía un falda tableada hasta medio muslo y un suéter rosa algo ancho, sus delgadas piernas enfundadas en medias blancas y por lo que puedo ver, unos tenis blancos.

Se veía hermosa.

Daddy's café ✧ jb : shortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora