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Justin Bieber

Siguió cantando, su dulce voz relajaba cada uno de mis poros y no pude evitar suspirar decepcionado cuando había terminado.

La vi bajar del escenario, alisó su falda y después estirar una de sus medias.

Caminaba hasta donde se servían los cafés, se sentó en un banco y recargó sus codos en la barra, sosteniendo su cabeza, me encontraba un poco lejos de ella, pero pude apreciar todos y cada unos de sus movimientos, la pequeña sonrisa dibujada en su rostro blanco, el balanceo de sus piernas y cuando pasaba su largo cabello detrás de su espalda, apartandolo de su rostro, me di cuenta que parecía un idiota mirándola de esta manera.

Pero no podía evitarlo, era hermosa.

Decidido me levanté y camine hasta ella de manera relajada, a unos pasos detrás de ella me pare admirando su pequeño cuerpo, seguí caminado hasta sentarme a su lado. Parecía demasiado distraída para prestarme atención, así que aclare mi garganta logrando que me mirara, tenía unos bellos ojos azules enmarcados con rizadas y bien pintadas pestañas.

—Buenas noches—incline mi cabeza en un saludo.

—Buenas noches—saludó de vuelta con una tierna sonrisa y sus ojos achicados.

—Justin Bieber—me presente tendiéndole la mano, ella miro mi mano y la unió con la suya de manera animada.

—Julia Mathews—se giró en el banco y me dedico una sonrisa—pero puede llamarme Juls.

La bella y dulce Juls.

—Un gusto dulce Juls—me acerque un poco notando un brillo rosado en sus mejillas—tengo que felicitarte, tienes mucho talento.

Sus ojos brillaron, obteniendo toda mi atención por su feliz expresión.

—Gracias, es muy amable—asintió e hizo una mueca—y el primero que se acerca a decírmelo.

—No lo creo—negué, rotundamente imposible que nadie le halagué.

—En verdad—dulce y fresca risa salió de sus labios, y sentí un tirón entre mis piernas en reacción a ella—sólo se acercan para pedirme o preguntarme si me se tal canción, pero nunca me han dicho que tal lo hago—se encogió de hombros, como si no fuera tan importante.

—Pues deberían—observe al rededor—no saben apreciar tal talento.

—No me aflijo—le resto importancia con un movimiento de mano—estoy acostumbrada.

Un vaso con malteada de chocolate fue dejado por una chica en la barra frente a Juls, chilló emocionada dando palmadas y la vi acercar sus labios a la pajilla. La incomodidad entre mis piernas aumentó y tuve que hacer acopió de todo mi autocontrol para no llevármela de aquí y joderla hasta saciarnos.

—Dulce Juls—tome la mano que ella tenía recargada en la barra—ma encantaría invitarte a tomar un café—señale la mesa desocupada que se encontraba en la esquina, alejada del bullicio de las parejas que nos rodeaba—que dices ¿aceptas?

Me miro sorprendida, vi su lengua pasar por sus labios rosados nada resecos y el nerviosismo en los diminutos temblores de sus manos, parecía indecisa, claro, era un completo desconocido, uno que no puede dejar de mirar sus labios entreabiertos imaginando las perversidades que podría hacer con tan deliciosa boca.

—C-Claro—asintió pestañeando, la ayude a bajar del banco y tome su malteada con la mano libre, de ese modo caminamos juntos de la mano hasta nuestra mesa.

Arrastré una silla para que ella tomara asiento y puse su malteada en frente, le hize una señal al mesero con orejas de oso sobre su cabeza y pedí un capuchino de vainilla con doble azúcar.

—Se que no me ha pedido mi opinión—dijo ella después de que el chico fuera a por mi cafe—pero ¿no cree que es mucha azúcar? Ese café en si es dulce, tanta azúcar puede hacerle daño.

Sonreí sin poder evitarlo.

—No me preocupo por eso, tengo muy buen metabolismo, hago ejercicio y voy al doctor a mis chequeos cada mes—la vi levantar sus cejas—además—mire sus labios, manchados con chocolate de una esquina, pase inconscientemente mi lengua por mis labios—me gustan las cosas dulces.

»Pero no hablemos más de eso, dime dulce Juls, ¿que edad tienes?

Ella reacciono frunciendo su ceño y mirándome con los ojos entrecerrados, ladeo su cabeza haciendo que su lago o cabello negro se deslizará por sus hombros.

—Es un desconocido, ¿que me garantiza que no es malo?—respondió listilla, una pequeña muy lista.

Mía

—Puedo enseñarte mi identificación—asintió de acuerdo y busque la cartera en mi saco, saque el pequeño pedazo de plástico con mi información y se lo tendí.

Lo analizo, la oí leer cada dato en voz baja, y cuando la oí decir "edad" vi sus ojos abrirse un poco, me miro analizando mi rostro, regreso la mirada a mi identificación y luego me lo entrego.

—¿Alguna pregunta?—sonreí logrando sonrojarla.

—¿Tienes... Veintisiete años?—pregunto con la mirada baja y moviendo su pajilla, sonreí por la timidez en su voz.

—Si, hace un mes que los cumplí—me incline sobre la mesa y capture una de sus manos entre la mías, dando masajes sobre la blanca piel de su muñeca le pregunte—¿y tu dulce Juls?

—Yo...—miro mis manos sobre la suya y se inclinó recargando sus codos en la mesa—diecinueve, pero en un mes y medio cumplo los veinte.

Aún era menor de edad, pero mierda, era tan hermosa y tan... Caliente.

Y muy dulce.

—¿Y estudias Juls?—pase mi pulgar por la longitud de su pequeño dedo meñique.

—Si, en la universidad de Nueva York—soltó mirando mis manos.

—¿En verdad?—asintió ahora mirándome—¿que estudias?

—Pedagogía—una gran sonrisa se plantó en su bello rostro, dejándome fascinado—¿y usted?

—Soy abogado—declare orgulloso.

—Vaya, y ¿qué tal le va en eso?—pregunto interesada.

—Bien, tengo un bufete de abogados aquí en Nueva York.

—Su vida esta resuelta seguramente—asintió tomando de su malteada—al menos, económicamente.

—Tienes razón dulce Juls—suspire y mire hacia las parejas de hombres con sus niñas perfectas, recordándome cuantas veces fui a una de esas reuniones de la comunidad Daddy y volví sólo —hace tiempo que no tengo a nadie a mi lado ,no encuentro a mi pequeña, a la indicada.

Sentí el roce de una mano sobre la mía, la desproporción de tamaños y el blanco contra bronceado, la cálida y suave piel de sus pequeñas manos manos y las mías callosas y grandes.

—No entristezca—su dulce voz pido conmigo y me acerque más a ella—quizá pueda encontrarla aquí—declaro con una serena expresión en el rostro y sonrió.

—Tienes razón dulce Juls—enrede mis dedos con los suyos—quizá... La encontrare aquí.

O quizá, ya lo hice, pensé perdiéndome en el azul profundo de sus ojos.




💫ah que bello me esta saliendo esto 💕💕🌹

Daddy's café ✧ jb : shortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora