III

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Con forme se alejaban del capitolio cubiertos por la noche y siendo una antorcha su única luz Roxan sentía un poco de intranquilidad preguntándose como reaccionaria la gente al darse cuenta qué Nakhor ya no se encontraba en el lugar más decidió alejar todos sus pensamientos sobre ello, su mayor prioridad era asegurarse de llevar a su compañero a un sitio donde pudiera estar a salvo y seguro donde recuperar de sus heridas. Estando en su hogar como pudo llevo a Nakhor hasta su habitación donde lo recostó y le trato las heridas, aun le resultaba increíble el daño que este había recibido en su cuerpo. Cuando termino llevo a su caballo al establo para luego volver al lado de Nakhor y pensar como le iba a quitar los grilletes.

Repentinamente su herido invitado despertó sobresaltado—. ¡Tranquilo, tus heridas podrían abrirse! —exclamo preocupada mientras con cuidado colocaba sus manos sobre los hombros de Nakhor y lo hacía recostarse.

—¿Por... porque me... me has ayudado? —pregunto Nakhor sin poder comprender el motivo por el cual Roxan lo había socorrido.

—No... no lo sé —fue la simple respuesta que Roxan pudo articular, ni ella misma estaba segura del porque lo había ayudado—. A mí también me gustaría saber la respuesta.

Un silencio incomodo se hizo presente mientras ambos solo se miraban directamente a los ojos, Roxan dejo de pensar, no comprendía porque los orbes escarlatas de Nakhor la hacían estar en blanco, era como si la absorbieran—. Voy... voy a prepararte algo de comer —dijo finalmente totalmente apenada al haberse percatado del tiempo que había estado mirando atentamente a Nakhor.

Justo cuando se iba a alejar fue tomada de la muñeca—. Es... espera humana... no me has dicho... tu nombre —dijo Nakhor con cierto agotamiento en su voz.

—Roxan.

Al obtener la respuesta Nakhor la soltó quedándose instantáneamente dormido, por su parte Roxan por alguna razón había sentido como si su corazón se hubiera acelerado y entre nervioso preparo algo de comida.

En el pueblo al caer la mañana unos hombres fueron al capitolio y al dirigirse a la última celda sus caras se llenaron de terror al ver el sitio vacío, saliendo rápidamente y yendo a la casa del alcalde para informarle.

—¡Cómo que el demonio no está! —los hombres que le reportaron sentían demasiado miedo como para atreverse a hablar. El alcalde pronto comenzó a dar vueltas de un lado a otro, si el demonio había escapado solo era cuestión de tiempo para que recobrara su fuerza y arrasara con el pueblo—. Castan —susurro recordando que había sido él quien había capturado al demonio—. ¡Tráiganme a Castan inmediatamente! —los dos hombres salieron rápidamente a buscar a quien les habían pedido trayéndolo tan rápido como les fue posible.

—¿Me está diciendo que alguien libero al demonio que me tomó semanas capturar? —inquirió el llamado Castan con cierta irritación en su voz la cual fue percibida por el alcalde quien sintió un miedo indescriptible al momento en que vio cómo su mesa era violentamente golpeada—. ¡Quién rayos fue el idiota que lo dejo escapar!

El alcalde aterrado ladeo su cabeza de un lado a otro rogando porque Castan no lo matara—. Na–nadie sabe... nadie vio a nadie ingresar en el capitolio —respondió el alcalde casi queriéndose ocultar bajo tierra.

Castan sin decir nada abandono la casa dirigiéndose hacia el capitolio encontrando a un hombre de unos 24 años quien parecía estar inspeccionando la zona—. ¿Mark que haces?

—¿No te parece raro que un demonio que estaba gravemente herido y atado se haya podido liberar y haya huido sin dejar huellas? —cuestiono el mencionado al ver que no había rastros de pisadas ni marcas de ruedas.

—No me sorprende —respondió en seco—. Estamos hablando de un Daiesthai, a comparación de los Daimon y los íncubos estos son más hábiles y capaces de adoptar distintas formas.

—¿Y cómo piensas atraparlo si puede adoptar distintas formas? —inquirió nuevamente Mark.

—Aunque son seres poderosos al igual que nosotros tienen un límite, ese Daiesthai está gravemente herido y sin energías, no puede haber ido muy lejos —respondió mirando al pueblo para luego pasar su vista a las montañas visualizando una pequeña cabaña—. Oye, ¿Esa casa siempre ha estado ahí?

Mark miro hacia donde Castan le estaba señalando—. Sí, creo que en esa casa vive una joven que de vez en cuando baja al pueblo.

—Bien, vamos a ver si vio algo.

En aquella cabaña Nakhor en compañía de Roxan termino de devorar toda la comida que le había preparado—. Vaya, sí que tenías hambre —comento ella contenta de ver que su compañero lucía un mejor rostro que el de anoche, aunque aún era evidente que sus heridas tardarían mucho tiempo en sanar, sobre todo sus piernas las cuales por la conversación que pudo escuchar en el capitolio se hallaban seriamente dañadas.

Repentinamente Nakhor se giró hacia ella—. Agradezco que me brindaras tu ayuda y salvaras mi vida, pero no puedo permanecer mucho tiempo aquí —dijo mientras hacia un intento por levantarse, pero ni pudo realizar el más leve movimiento cuando todas sus heridas empezaron a punzarle ocasionándole un gran dolor que incluso consiguió contarle brevemente la respiración.

—¿Por qué no te quedas al menos hasta que se sanen tus heridas? —pregunto Roxan preocupada por la repentina agitación en la respiración de Nakhor quien en el instante en que iba a decir algo retuvo sus palabras al escuchar como la puerta era repentinamente golpeada.    

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Hasta aquí el cap, espero les haya gustado

Ya es mi récord tener tantos personajes nada más comenzar la historia

Espero que el largo de los caps esté bien y no sean muy cortos

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Nos escribimos y hasta el próximo capítulo

¡SAYONARA!

¡SAYONARA!

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Amado Demonio Odiado ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora