II

133 11 9
                                    

Aquel sonar que en principio apenas se escuchaba se fue haciendo más insistente, Roxan sintiéndose invadida por el miedo y la curiosidad se levantó de donde se encontraba intentando averiguar de dónde provenía aquellos sonidos—. // ¿Acaso habrá alguien más aquí? // —pensó. El sonido la condujo hacia una puerta la cual al ser abierta dada hacia una especie de pasillo que conducía a unas escaleras, siendo su única luz una pequeña vela que cargaba siempre con ella fue que, lenta y temerosamente bajo por las escaleras llegando al frente de una puerta la cual se encontraba entreabierta.

—Ho... hola —dijo en voz baja mientras poco a poco se introducía a la habitación. Sus ojos no pudieron evitar abrirse en sorpresa cuando la luz de la vela ilumino por completo la habitación dejando a su vista a un ser atado a la pared por cadenas, con ojos y boca siendo cubiertos, al verlo su cabeza supo instantáneamente que se trataba del mismo demonio que había visto ser lastimado esa tarde.

Aquel demonio al haber escuchado una voz distinta a las que solía escuchar elevo su mirada que era cubierta por aquella venda que bloqueaba su vista, Roxan no conseguía salir de su asombro, era la primera vez que se encontraba tan cerca de un de aquellos seres que tanto miedo causaban a los humanos. El demonio trato de hablar, pero era inútil, la mordaza de su boca obstruía su intento de comunicarse—. ¿Eh, quieres hablar? —pregunto Roxan por puro impulso, el demonio asintió—. Espera.

Roxan retirando el trozo de tela que cubría los ojos del demonio quedo eclipsada ante los bellos orbes escarlata los cuales resplandecían aún más junto a la negra cabellera de aquel ser, tras conseguir salir del transé en que había entrado retiro la mordaza que le impedía al demonio comunicarse quedándose a la espera de que le dijera algo.

—Gra... gracias —agradeció el ser con voz débil.

Roxan al haber sido cautivaba por las bellas facciones del demonio tardo un poco en volver en si—. De nada... puedo saber... ¿Quién eres y que haces aquí?

El demonio debo tomar algunas respiraciones antes de poder responder a la pregunta—. Me llamo... Nakhor... unos hombres me... capturaron mientras me... me recuperaba de una herida —respondió mientras hacía muecas y jadeos de dolor.

Roxan al mirar con atención el cuerpo del demonio pudo notar una cantidad inimaginable de heridas, algunas eran leves mientras que otras se encontraban abiertas dejando brotar sangre de ellas—. Estas... herido—la joven pudo ver un poco mejor las heridas del demonio al aproximar más su vela, y justo cuando se disponía a retomar la palabra escucho como unos pasos y unas voces parecían ingresar al pasillo por el cual había llegado ella.

—Rápido... vuelve a... colocarme esas cosas —ordeno el demonio con dificultad.

—Pero...

—Hazlo rápido... y escóndete —Roxan en medio de su confusión obedeció a lo que Nakhor le pidió, tras hacerlo, apago su vela y se ocultó detrás de un borde que sobresalía de la pared, al instante la puerta se abrió.

—¿Cuánto tiempo más deberemos esperar a que vengan los ángeles a darle un castigo a este demonio? —pregunto uno de los hombres que había ingresado al lugar.

—Son seres ocupados, deben llevar paz y purificación a diversos pueblos, exorcizar demonios es la menor de sus prioridades —respondió una segunda voz—. Pero mientras podemos desahogarnos en esta criatura.

—¿Seguro que podemos? —cuestiono la primera voz—. Es un demonio, ¿Qué haremos si decide atacarnos?

—No se puede mover, recuerda que antes de la exhibición en la plaza sus piernas fueron heridas gravemente además lleva sin comer semanas, ni siquiera tiene fuerzas para pelear —respondió la segunda voz brindándole un puñetazo a Nakhor en el estómago para demostrarle a su amigo que no había peligro—. ¿Ves?

Roxan durante varios momentos solo pudo observar en silencio como Nakhor era golpeado sin compasión sintiendo tristeza por no intentar hacer algo por ayudarlo, cuando aquellos jóvenes se retiraron y se aseguró que no volverían se aproximó nuevamente a Nakhor que al momento en que su boca fue nuevamente libre tosió sangre.

—¿Siempre te hacen eso? —le pregunto aun en shock.

Nakhor asintió, tras hacer una pausa debido a unos tosidos nuevamente miro fijamente a Roxan a los ojos—. Ustedes los humanos son... peores que esos... cretino de alas blancas.

—¿Alas blancas? ¿Te refieres a los ángeles?

—Ustedes se creen... especiales... por ser iguales a ellos... nosotros los demonios no... somos distintos... ya que en principio nosotros también éramos ángeles —respondió Nakhor encontrando difícil hablar sin sentir como el aire se le cortaba con cada palabra.

—¿Tú eras un ángel? —inquirió Roxan sorprendida.

Nakhor sintiéndose cada vez más débil a causa de sus heridas fue incapaz de responder a la pregunta de Roxan quien se alteró ante el grave estado en el ser frente a ella se encontraba, debía hacer algo pronto o seguramente Nakhor no aguantaría hasta el amanecer. Sin saber bien quehacer Roxan tomó una piedra comenzando a golpear las bases de las cadenas que aprisionaban a Nakhor, las cuales debido a lo oxidadas que estaban pudo romperlas,aunque con algo de dificultad. Una vez logro liberar a Nakhor debido al mal estado en que se encontraba ella debió poner cada una de sus fuerzas para lograr sacarlo del lugar y llevarlo hasta donde estaba su carreta recostándolo con el mayor cuidado posible. Tras asegurarse que el camino era seguro se dirigió a su caballo—. Trata de caminar lento —le dijo mientras le daba una suave caricia y empezaban a caminar, pese a sentir un gran nerviosismo por lo que acaba de hacer Roxan temía por la vida de Nakhor quien aún tenía los grilletes en su cuello, cuernos y tobillos.    

Amado Demonio Odiado ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora