XI

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Han transcurrido algunas semanas, Roxan encontrándose sumergida en un estilo de vida distinto al que siempre conoció se sentía feliz al poder ver cuan bien se iban recuperando las piernas de Nakhor quien en sus propias palabras había recobrado casi la totalidad de sus poderes, aquella noticia era más que suficiente para hacerla sentir contenta, era grande su felicidad al poder estar junto a alguien quien le daba todo cuanto su corazón alguna vez añoro, aun si quizás era alguien poco menos que indicado ni siquiera los insistentes coqueteos de Castan la hacían pensar en dejar a Nakhor, solamente aquel ser de la oscuridad se había adueñado de su corazón.

Lejos de aquel cálido hogar donde día a día aquella pareja se demostraba su amor, en el pueblo al pie de la montaña el ángel llamado Azrael se encontraba dando un paseo acompañado por el amanecer, mientras merodeaba por el pueblo contemplaba el bello cielo azulado, por momentos no podía evitar dejar a su mente recordar cosas que prefería olvidar, deseaba poder olvidar el tiempo en que fue un cobarde y fue incapaz de proteger a quien por mucho tiempo fue su mejor amigo, una persona poseedora de un alma tan valiente como bondadosa, un ser quien no temía expresar sus pensamientos e intentar hacer algo cuando veía el mas mínimo rastro de impunidad, sin embargo, pese a su admiración fue incapaz de proteger a aquella persona cuyo único pecado fue hacer algo contra una maldad más que evidente y que nadie quiso aceptar como verdadera.

Llegando hasta aquel camino por el cual se conducía a una de las salidas del bosque, quedándose unos instantes mirando hacia la nada se dio cuenta que alguien se encontraba descendiendo por el camino, al fijarse en quien venia vio a aquella chica que había visto junto al chico llamado Castiel, se trataba de Roxan que había decidido bajar a realizar algunas compras debido a que sus suministros se encontraban a punto de terminarse.

—Oye, tu eres la chica esa chica que vive fuera del pueblo... eres...

—Me llamo Roxan, ¿Usted es?

Fue en ese momento que el ángel se dio cuenta de su descortesía—. Perdone mi rudeza, mi nombre es Azrael.

Habiéndose presentado Azrael le pidió permiso a Roxan para dejarlo acompañarlo mientras se encontraba realizando las compras, mientras paseaban por el mercado el ángel se preguntaba como una mujer tan joven podía ser capaz de bajar y subir por si sola una colina tan empinada como la que usaba Roxan para ir y venir del pueblo—. Disculpa la pregunta, pero ¿Y su compañero?

Ante la pregunta Roxan miro a Azrael por unos instantes antes de responder—. Castiel aún se encuentra recuperándose de unas heridas que sufrió.

—¿Heridas?

—Debido a que vivimos fuera del pueblo nuestro hogar en ocasiones es atacado, durante el ultimo ataque que sufrimos Castiel me protegió permitiendo que lo hiriera, quien nos ataco le causo severas heridas a sus piernas las cuales han ido poco a poco sanando.

Azrael escuchando la historia de Roxan le resultaba un tanto curioso que dos jóvenes se hubieran atrevido distanciados del pueblo, con los demonios rondando cerca francamente no era algo muy inteligente, sin embargo, por lo que había escuchado, ambos chicos parecían poder arreglárselas muy bien, lo cual era impresionante para un ángel ya que eran pocos los humanos que se atrevían a hacerle frente a los demonios, pero una auténtica sorpresa era ver a una joven sentirse tan segura sabiendo que un Daiesthai rodando por los alrededores.

—Dime, ¿No temes que algo pueda ocurrirte a ti o a Castiel viviendo lejos de la protección de los ángeles? —pregunto Azrael mientras se encontraba acompañando a Roxan hasta la salida del pueblo, sentía cierta curiosidad por la respuesta de la joven.

—Yo no confió en los ángeles —Roxan por unos instantes detuvo su andar antes de dedicarle una mirada al ángel que se hallaba a la espera de su continuar—. Cuando era pequeña mis padres fueron castigados por un acto que no cometieron y fueron los ángeles mismos quienes les dieron muerte. Castiel también ha sufrido a causa de ustedes.

—Los ángeles solo seguimos la voluntad de los...

—¡No me importa! —exclamo Roxan con gran ira en su voz, finalmente podía entender parte del enojo que Nakhor sentía hacia los ángeles, ahora comprendía la razón por la cual era incapaz de sentirse segura a su lado—. Por favor, no quiero que vuelva a dirigirme palabra alguna —sin darle tiempo a Azrael para decir algo, Roxan se monto en su carreta e hizo a su caballo avanzar rápidamente, se sentía tan frustrada que lo único que pensaba era en llegar a donde Nakhor estuviera, necesitaba que aquella persona la rodeara en uno de sus tantos protectores abrazos.

Al llegar a su hogar sin bajar las cosas que había comprado se dirigió a la habitación donde se encontraba su compañero sentado al borde de la cama, sin permitirle reaccionar se lanzó hacía él rodeándolo en un abrazo que lo tomó completamente por sorpresa, Nakhor realmente no esperaba dicha acción por parte de Roxan quien comenzó a sollozar sobre el pecho del único ser capaz de hacerla sentir tranquilidad. Nakhor ante el estado de su compañera opto por no realizar ninguno movimiento dejándola desahogarse con libertad, una vez la paz retorno ambos decidieron hablar con tranquilidad.

—Con razón apestas a esos malditos de alas blancas.

—No sabía que pudiera oler su aroma.

—El olfato de los Daiesthai es el doble de sensible que el humano, sino fuera por nuestro vinculo no podría detectar tu aroma fuera de la barrera, pero con nuestra unión pude detectarte centímetros después de que te alejaras del pueblo.

Roxan realmente ahora creía totalmente que nadie más que Nakhor podría brindarle la mejor de las protecciones, estar bajo la protección de un demonio por ningún lado parecía ser una mala elección, aun si por mucho tiempo sus padres intentaron hacerla creer que dichos seres únicamente deseaban aprovecharse de los humanos Nakhor había sido capaz de demostrarle cuan equivocados estaban, él desde el primer instante en que cruzaron palabras se vio como algo que pudiera mentir, aun si por momentos se expresaba de una manera un tanto irritada solo era cuando hablaba sobre los ángeles.

—¿En qué piensa Roxan?

Nakhor siempre hablaba con una amabilidad poco usual para un demonio, todas las personas creían que los demonios lo hacían para atraer a los humanos, sin embargo, él no intentaba engañarla o aprovecharse; los sentimientos, las acciones, las mismas palabras que usaba siempre se escuchaban tan llenas de sinceridad, tan cálidas.

—En anda importante... iré a bajar las cosas de la carreta.

—Te ayudare.

—No, tus piernas aun necesitan reposar un poco más. Yo puedo sola, te llamare si necesito ayuda.

—Entonces déjame ayudar a preparar la comida.

Nada, no existía nada que concordara las historias y descripciones que la gente hacia sobre los demonios, Nakhor aun si pertenecía al mundo de los demonios, se diferenciaba del resto de demonios, Roxan pensaba que quizás en algún momento podría pedirle a Nakhor una explicación sobre algunos tipos de demonios existentes, pero aquello podía esperar, no hacía falta apresurarse. Sin embargo, la pacifica vida que hasta el momento se hallaban viviendo se encontraba siendo amenazada por una entidad la cual ni siquiera el mismo Nakhor podría creer que pudiera llegar a ocurrir.

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Hasta aquí llega el cap, espero les haya gustado.

No olviden votar o comentar.... *sonido de grillitos* (T_T) como si aun alguien se acordara de esta novela.

Nos escribimos y nos leemos en el próximo capítulo.

¡SAYONARA!

¡SAYONARA!

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⏰ Última actualización: May 22, 2018 ⏰

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