Diario de una gótica (parte 2):
Valery y Marcus ya no están juntos, ahora sus vidas han cambiado por completo, ya no son aquellos jóvenes que vivían su amor intensamente y sin pensar en el mañana.
Ella ahora es una prestigiosa abogada y su cometido...
Tras la pequeña crisis que tuve en el despacho de Anabella, Marcus me pidió que volviese a casa y que llamase de inmediato a Sharon. Él también había intuido que necesitaba una sesión con ella para poder desahogarme y pese a que Marcus ha sido mi soporte durante todos estos días, ambos sabemos que no es lo mismo.
—Disculpa, ¿nos conocemos? Es que no te recuerdo, ¿has sido mi paciente? —Me preguntó Sharon frunciendo el ceño y fingiendo no conocerme.
—Vale, vale, me lo merezco. Perdona por no seguir con las sesiones...creía que tras la graduación, todos mis temores habían desaparecido, pero me equivoqué Sharon. Me equivoqué del todo —Le dije mientras poco a poco, mi voz empezaba a temblar y mis ojos se aguaban.
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—Valery, ¿qué ha pasado? —Preguntó Sharon con preocupación.
—Me ha encontrado, Sharon. Eric me ha encontrado y ha estado siguiendo cada uno de mis pasos —Le confesé entre sollozos.
— ¿Qué? ¿Cómo es eso posible? Hace años que no sabíamos nada de Eric, ¿estás segura de que es él? —Me preguntó frunciendo el ceño con fuerza.
—Sí, estoy segura. Anabella, la prima de Marcus ha estado recibiendo mi correo las últimas semanas, para que no me alterase. En fin, el caso es que hoy nos ha enseñado toda la correspondencia y cada carta que leía estaba escrita con la letra de Eric, la recuerdo perfectamente. Y por si acaso me quedaban dudas, firmó con la inicial de su nombre —Le expliqué sorbiendo por la nariz y limpiándome las lágrimas.
—De acuerdo cariño, quiero me cuentes absolutamente todo. Todo lo que has hecho desde la última vez que nos vimos, ¿entendido? Desahógate, Valery —Me dijo Sharon alzando las manos e indicándome cómo respirar para controlar mi respiración.
Acto seguido procedí a contarle todo, lo que hice tras graduarme en el instituto, mi vivencia en la universidad, mi experiencia en el bufete de abogados donde trabajé, mi encuentro con Marcus en Nueva York y finalmente mi viaje hasta Italia.
—Sin duda alguna ese cerdo te ha estado persiguiendo todo este tiempo y no dudo para nada de tu teoría sobre Katrina. Seguramente ella sea sus ojos en la calle, ya que es mucho más fácil para ella disfrazarse para camuflarse entre la gente y espiarte libremente —Decía Sharon mientras se cruzaba de brazos y miraba a la nada, concentrada en sus pensamientos acerca del caso.
—Lo que no logro entender es como han podido viajar sin ser detectados, ¿la policía no tiene sistemas de reconocimiento facial para fugitivos? —Le pregunté, aunque más que para ella, la pregunta la había lanzado al aire.
