Abuela Loca

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Era gordo, sudoroso y tenía pudin de chocolate pegado en su bigote. Maldita sea aquel que reparte los asientos del avión. Idiota de mi que había querido ir al lado de la ventana, en donde en ese momento estaba muriendo aplastada. En la primera hora de vuelo tuve miedo a que la fuerza que su enorme y gelatinosa panza estaba generando para aplastarme contra la ventana rompiese el vidrio y yo con mis cincuenta pequeños kilos fuese succionada y despedida en el aire.

Al pasar el tiempo me deshice de mi miedo inicial para reemplazarlo por otro. Tenía que ir urgentemente al baño y la única forma de salir era o bien él levantándose como todo un caballero (que comprobé que no era) o escalándolo cuan montaña. Si bien soy una chica educada no sabía cómo decirle al Sr.Gordo: “Mueva su enorme y gordo trasero por primera vez en su vida y déjeme ir al baño o de otra mañera me veré obligada a orinar en su bebida”, por lo tanto me quede callada y me aguante todo el vuelo.

Otro de los muchos problemas surgió a la hora de la comida. Sr.Gordo al parecer desconocía el significado del espacio personal. Su pesado brazo y codo me golpearon durante todo el rato en el que el ingería, de la forma más desagradable posible, casi un pollo entero. Su forma de comer me revolvió el estomago y como buena chica le di mi comida al Sr.Gordo, quien la acepto encantado.

Ni siquiera se me pasó por la cabeza el dormir, ya que mi miedo de morir aplastado y/o asfixiada aún persistía, por lo tanto a la hora de llegada yo  básicamente me veía y sentía como la mierda. El problema mayor fue que este “señor” no se levantó de su asiento hasta que todos y cada uno de los pasajeros hubiesen bajado, con el pretexto de que el pararía toda la fila, cosa que entendería perfectamente SI NO ME ESTUBIESE PARANDO A MI.

El aeroparque era muy bonito con muchas tiendas, y muchas cintas eléctricas que evitaban que camines, cosa que era perfecta para mí ya que estaba cansada como la mierda.

De: Abuela Loca

Mona estoy algo atascada por el tráfico, espérame en algún lugar cool. Si vas al Starbucks dile al mesero sexi que vas de mi parte y te atenderá gratis ;D

Un beso hipersónico para ti!

Dudo que mi abuela siquiera supiese lo que significa hipersónico. Y por lo que me dio a entender aún sigue coqueteando con chicos cincuenta años menores que ella.

Para: Abuela Loca

Lo más probable es que estés “atascada en el tráfico” por faltarle el respeto a un oficial. Apúrate estoy algo cansada y el viaje no fue un campo de rosas.

PD: Ewww. Ewww. Triple Ewww. No le hablare a ningún mesero sobre ti, lo más probable es que me cobren el doble por ello.

Entre al Starbucks como mi abuela me dijo y le pedí al sexi mesero (que por cierto sí era algo lindo pero como dije tenía por lo menos cuarenta y cinco años menos que mi abuela) un café puro junto con una dona. El lugar estaba tranquilo y algo vacío. Una pareja algo joven y con apariencia aventurera se estaba tomando un licuado; un anciano leía el diario con un cortado en la mano y el Sr.Gordo engullía un par de galletitas como si no hubiese comido suficiente durante el vuelo.

Estaba por dar mi primer trago al café cuando me llegó un mensaje de mi abuela.

De: Abuela Loca

Si por faltarle el respeto te refieres a alagarle su lindo trasero, sí. Estoy en la puerta de Starbucks

¿Qué clase de persona normal mensajea a alguien que tiene a dos metros de distancia? Cierto, a veces olvido que mi abuela no pertenece a ese tipo.

Me di vuelta y la encontré mirando su celular mientras caminaba, llevándose al mundo por delante, literalmente. No había cambiado nada desde la última vez que la vi, cabello violeta, ropa algo-demasiado moderna como para ella, un tatuaje de manga completa en su brazo derecho y aún conservaba el piercing de su nariz.

-Dulzura, cuánto tiempo, luces igualita a tu madre.- Me dio un fuerte abrazo mientras me clavaba toda su jogería en diferentes partes de mi cuerpo. Aún olía igual, a rosas y jazmines.

-Tomaré eso último como insulto. Te extrañé mucho abuela.- La verdad es que mi abuela podía ser un tanto alocada pero ella jamás me obligó a hacer nada que yo no quisiera como hacía mi madre. Siempre me había defendido en todo, y a pesar que de no nos veíamos mucho sabía que ella me amaba tanto como yo a ella.

-Yo también, mi calabacita. Espero que estés preparada porque a partir de ahora tu vida va a ser una diversión absoluta. Vamos a hacer fiesta y salir a bailar, conocer chicos y enamorarnos. ¿Aún te gustan los nerds? Tengo un par de exnovios que te pueden gustar.- Me dijo guiñándome el ojo.

No me iba a arrepentir de esto… ¿cierto?

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