tres || provocación

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Una sonrisa pícara se formó en su rostro. Me dejó entrar en el interior de la casa.

La cogí de la cintura y la atraje hasta mí plantándole un beso en sus labios. Keyla reaccionó rápidamente aferrándose a mí. Enroscó sus dedos en mis rizos y en mi nuca atrayendome hacia sí para intensificar el beso.

Nuestras lenguas pronto se encontraron e hicieron su cometido: que el beso pasase a ser más salvaje.

Dejé caer mis manos sobre su trasero aferrándome a él y acercándola aún más para que notara la erección de mi entrepierna.

Eso provocó que un gemido saliera de sus labios. Aparté mis labios para susurrarle en el oído:

–¿Te parece si subimos a tu cuarto? No me apetece hacerlo en el suelo –me mojé los labios alejándome un poco de ella para observarla mejor.

–Claro –agarró mi mano y tiró de ella para que la siguiera. 

No pude evitar fijar mi vista en su trasero mientras caminamos escaleras arriba. Se movía de un lado hacia otro provocando que mis ganas de tener sexo con ella aumentasen.

No es la primera vez que entro en su casa para cometer alguna locura como ésta. Aunque normalmente son otros los lugares en donde solemos hacerlo.

La habitación no había cambiado ni pizca desde la última vez que estuve.

Cerró la puerta tras de nosotros. Lo que me dio ventaja para acomodarme primero en la cama. Tumbé mi cuerpo, puse mis manos debajo de mi nuca y estiré mi cuerpo todo lo largo que daba de sí. Keyla me vio y enseguida se tumbó encima de mí mientras comenzábamos a besarnos desenfrenadamente.

Nos quitamos la ropa el uno al otro –desperdigándola por el suelo de la habitación–, hasta que nuestros cuerpos estuvieron completamente desnudos.

Nuestras miradas están cargada de deseo mutuo.

Con un rápido movimiento, abrí uno de los preservativos que tenía en el bolsillo de mi pantalón. Sin perder el tiempo me lo coloqué.

Esta vez, me puse encima y comencé a deslizarme dentro de ella.

Las embestidas iban y venían mientras ardíamos en deseos el uno por el otro.

Keyla hizo una llave con sus piernas alrededor de mi trasero para que, así, el contacto fuera el máximo posible.

Comenzó a morder el lóbulo de mi oreja provocándome un gran placer en esa zona. Era uno de mis puntos débiles. Contraataque con embestidas más rápidas que hicieron que Keyla gimiera de placer.

Lo presentía. El momento se acercaba cuando unos gruñidos salieron de mis labios. Keyla dio un pequeño grito que luego ahogó.

Habíamos alcanzando el orgasmo mutuo. Coloqué mi pesado cuerpo a su lado para quitarme de encima suya.

Nuestras respiraciones estaban agitadas. Volvimos la cabeza para mirarnos complacidos.

Me tomé unos minutos para recomponerme y después, fui recogiendo mi ropa del suelo. Me vestí para a continuación mirarla a ella –la cual había estado atenta a mis movimientos-.

–Ha sido fantástico, nena. Tenemos que repetirlo pronto –le guiñé un ojo.

Yo ya me encontraba repuesto completamente, pero a ella le llevó más tiempo.

–Llámame Styles –Keyla comenzó a vestirse.

–Lo haré.

Caminé hasta encontrar la entrada por el camino que habíamos recorrido anteriormente.

Fuego Interno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora