El Amor Secreto

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BELLA POV

El despertador comenzó a sonar, anunciando así el inicio de un nuevo día en Forks. Después de apagarlo, lentamente me levante de la cama, tome un baño y me vestí. Luego, me acerqué al espejo para peinarme, y al ver mi reflejo, me di cuenta que mis ojos aún estaban rojos de tanto llorar. Odiaba amanecer así porque mi madre siempre se daba cuenta, además de que me arriesgaba a que Edward también lo notara. Cuando terminé de peinarme, baje las escaleras y al entrar a la cocina, pude oler el aroma del desayuno calentándose.

-Buenos días mamá.- dije mientras me sentaba en una silla

-Buenos días Bella ¿dormiste bien anoche?.-

-Sí.- mentí.-¿tú dormiste bien?.-

-Pues quitando del camino los ronquidos de tu padre, se podría decir que sí.- sonreí un poco cuando dijo eso.

Renée había estado volteada hacia la estufa cocinando y al darse la vuelta para darme mi desayuno, preguntó con preocupación:

-¿Otra vez amaneciste con los ojos rojos?, Bella ¿segura que estás bien?.- solo asentí mientras ponía el plato frente a mí.

-¿Sabes que puedes decirme lo que sea verdad?.- volví a asentir y tomé un poco del desayuno para darle a entender que no diría nada más. En cuanto la comida toco mi lengua, me percaté que estaba quemada, pero eso no me sorprendía en absoluto, pues la mayoría de sus comidas solían estar así.

Una vez que terminé, lavé mi plato y lo sequé. En eso, el claxon de un coche sonó y supe que Edward ya había llegado por mí. Tomé mi mochila y cuando salí de la puerta, me despedí de Renée:

-Ya me voy mamá, nos vemos al rato.-

-Está bien Bella, cuídate mucho. Me saludas a Edward.-

-Lo haré.- y con eso salí de la casa.

Rápidamente me subí al coche y al hacerlo, Edward me saludo:

-Buenos días Bella, perdón por llegar tarde, pero hoy Emmett y Alice se adueñaron de los baños.- me sonrió con esa sonrisa que adoraba tanto y no pude evitar ver lo guapo que se veía con esa playera blanca y esos pantalones de mezclilla que le quedaban a la perfección. Con su cabello cobrizo, parecía como un dios griego.

-No te preocupes, a mí también se me hizo tarde.- le sonreí.-Además, no podría ponerme exigente contigo cuando todavía te das la molestia de pasar por mi.-

-Bella, sabes que no es ninguna molestia, tu camioneta está descompuesta y de todas maneras hubieras necesitado que alguien te llevara.-

-Me podría haber ido a pie.- dije sin bromear.

- Y sé que lo hubieras hecho, te conozco, pero en ese caso ¿qué tipo de amigo sería yo?.- solo rodeé mis ojos antes de decir:

-Uno práctico -

-Yo si fuera tú, disfrutaría de que alguien estuviera a mi disposición para llevarme a donde sea.- miró el reloj de su estéreo y agregó: -Será mejor irnos si no queremos que se nos haga más tarde.- arrancó el coche y con eso, nos dirigimos a la escuela.

Una vez que llegamos, Edward tan caballeroso como siempre, me abrió la puerta. Rápidamente caminamos hacia nuestro salón y exactamente al momento de entrar, el timbre sonó.

-Justo a tiempo.- dijo mientras se sentaba en una banca junto a la mía.-Un minuto más y no la hubiéramos librado.- asentí y después de sentarme, el maestro dijo:

-Buenos días muchachos, espero que hayan dormido bien, porque hoy veremos la integración por partes.- se escucharon algunos quejidos de mis compañeros. Mientras el maestro comenzaba a escribir algo en el pizarrón, la puerta del salón se abrió, revelando así a la dueña de mis pesadillas, Tanya Denali.

-¿Por qué a esta hora, señorita?.- le preguntó el maestro

-Lamento llegar tarde.- dijo ella con un tono suave.-Pero es que mi hermana no se despertaba.-

-Está bien, pase, pero que sea la última vez.-

Después de que tomó asiento, el maestro continúo con su clase. Durante el resto de la hora, no me pude concentrar en la explicación del tema, pues lo único en que podía pensar era en lo mucho que me dolía ver la manera como Edward miraba a Tanya. Sentía como si mi corazón continuara rompiéndose a cada segundo, de manera lenta. Aún recordaba con exactitud el día que todo esto comenzó, cuando que ella entró en nuestras vidas.

Flashback

Edward y yo estábamos platicando como siempre en el pasillo, mientras yo sacaba unas cosas de mi casillero.

-¿Escuchaste el disco que te di ayer?.- preguntó Edward

-Sí, me gustó tanto que decidí quemar una copia para mí.-

-Me hubieras dicho antes, para comprarte un disco.-

-Tú bien sabes que no te lo hubiera aceptado de todos modos.- me sonrió de una forma que hizo que mi corazón dejara de latir, antes de decir:

-Por supuesto que lo sé, pero eso no significa que no lo seguiré intentando.-

De repente, algo pareció captar su atención detrás de mí, cuando me volteé para ver lo que él estaba viendo, vi a una muchacha realmente hermosa con cabezo rojizo caminar por el pasillo junto con otra que se parecía mucho. Las dos eran muy pálidas y sus ojos eran dorados. Parecían modelos de pasarela y estaba segura de que ellas podían ser la competencia de Rose.

Se acercaron a nosotros y la de cabello rojizo habló:

-Disculpen la interrupción. Mi hermana y yo somos nuevas en la escuela, y nos preguntábamos si nos pueden ayudar.-

-Claro que sí.- se apresuró en decir Edward.

-Gracias.- sonrió ella.-Yo soy Tanya y ella es Irina.- dijo señalando a la muchacha de al lado.

-Mu...cho gusto.-¿acaso Edward estaba nervioso?.-Yo me llamo E..Edward.-cuando vi a Edward por primera vez desde que llegaron las nuevas, me sorprendió ver que traía una cara de tonto que jamás había visto en él.

-¿Y tú?- preguntó Irina cuando Edward olvidó mencionarme.

-Bella.- pause y luego pregunté.-Y ¿a qué salón van?.-

-Mmm...pues yo tengo Cálculo e Irina tiene Química.-

-Nosotros también tenemos Cálculo.-mencionó Edward.- Si quieren, nos pueden acompañar porque el salón de Química esta justo enfrente.-

-¿De verdad?.- preguntó Tanya.-Que bien, en ese caso solo déjenos ir por nuestras cosas y ahorita regresamos.- y con eso se fueron.

Noté como Edward las siguió con la mirada y después suspiró.

-Edward ¿estás bien?.-

-Sí.- me miró y agregó.-Tanya es hermosa. ¿Recuerdas cuando te prometí que te diría el momento en que alguien me gustara?.- solo asentí temiendo lo peor.

-Pues creo que ese momento finalmente llegó.- al decir esas palabras, sentí como si el mundo se viniera abajo.

Mis recuerdos fueron interrumpidos cuando Edward me mandó un papel doblado, me apresuré en abrirlo y al leerlo, deseé que nunca lo hubiera hecho, pues decía:

Bella, hoy en la salida le voy a pedir a Tanya una cita ¿qué te parece?

Verdaderos SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora