Narra Aaron
En cuanto sali del vecindario donde Alysa vivia, mi actitud cambio drasticamente y no para mejor precisamente. Sabía exactamente a donde íba, por que iba y lo que iba a ocurrir. Alargar la situación no tendria mucho sentido.
Aumente la fuerza con la que agarraba la moto y respire profundamente. Uno de los objetivos que tenía por cumplir era mantenerme en un estado de serenidad en todo momento. Si veía que flaqueaba, podría ser el principio de mi fin.
¿Podria estar exagerando?
No lo creo.
[…]
Despues de unos minutos que pasaron demasiado rapidos para mi, pude ver un gran edificio—con demasiados pisos como para contar— y simplemente fui al aparcamiento para dejar la moto. Una vez bajado me dirigi a una de las puertas que se encontraban para poder subir directamente a las oficinas.
Los trabajadores conocian al hijo del jefe, en otras palabras a mi, por lo que no tenía que dar ninguna explicación de quien era o de por que estaba ahi por estas horas. Daba por hecho que no quedarian muchas personas dentro, pero seguro que alguno quedaba.
Subi en el ascensor hasta el ultimo piso ya que ahi solamente se encontraba el despacho del director y su secretaria Lucia. En cuanto las puertas del ascensor se abrieron no pude ver a la secretaria, seguro que ya le habria enviado a casa. Eso significaba que no queria que nadie nos interrumpiera, y sinceramente no me extrañaba. Yo tampoco lo queria.
Di unos cuantos pasos pasando por delante de la mesa se Lucia hasta que llegue a la puerta del despacho. Abri la puerta sin esperar nada y en cuanto entre lo cerre.
—¿Donde estabas? Hace tiempo que te dije que vinieras. —Su voz llena de autoritarismo y pero monótono a la vez lleno el vacio de aquella habitación. Ni siquiera me había dado tiempo de darme la vuelta y mirarle.
Siempre era así.
Suspire y me di la vuelta para enfrentarle. Su aspecto no había cambiado mucho en este tiempo. Era un hombre de mediana edad que era consciente del tenía poder, y que le gusta demostrarlo. Llevaba un traje color oscuro junto con una corbata perfectamente ajustada de color rojo. No había que ser muy listo para saber que eso valia una pasta.
Una de las cosas que más odiaba de el era que nunca podías sacarle de sus casillas. Podría ocurrir un accidente o algo mucho peor y el seguiría estando tan tranquilo como siempre. Era demasiado frio la mayoria del tiempo, aunque en el pasado las cosas no eran así.
Si el quería jugar de este modo, yo también podría hacerlo.
— No es tu asunto lo que haya estado haciendo. Estoy aquí, dime lo que me tengas que decir.
—Va llevar un rato, ¿por que no te sientas?
—Gracias, pero aqui estoy perfectamente.
Se rio un poco de mi respuesta o actitud—tampoco me interesaba saber cual de los dos era—y se sento en su asiento para despues cambiar de actitud.
Sus ojos me analizaban de arriba abajo para intentar sacar algo de mi para utilizarlo en mi contra. La verdad era que no tenía sentido eso, el me tenía en sus manos y podria hacer lo que quisiera.
—No tienes por que actuar así delante de tu padre y lo sabes...—se callo durante unos segundos, pero al ver que no pensaba decir nada siguio— aunque si no lo quieres me da igual. Ya sabes lo que quiero de ti, no hace falta que te explique nada.
—¿Durante cuanto tiempo será?
—¿No pensaras que sera cosa de unos meses verdad? Estaras aqui el resto de tu vida, y sabes lo que eso te traera.
¿Ser tan cabrón como tu?
No gracias.
Me hubiera encantado decir aquello pero en vez de eso me mantuve callado y solamente asenti con la cabeza. No tenía sentido discutir con el ahora, pero tampoco era como si fuera a dejárselo tan facil.
Puede que la mayoría de las personas creyeran que me pasaba la mayoria del rato en fiestas y en chicas.Pero la verdad era que había conseguido mas de un contacto que me podrian venir genial en esta situacion.
Ellos querian comprar el negocio, y yo se los daría en cuanto pudiera.
Lo malo era que tenía que recuperar su confianza en mi—si es que alguna vez lo tuvo— y asestarle un golpe por la espalda. Si ese momento llegaba alguna vez seria muy gratificante para mi.
Por otro lado, si este asunto solo me envolviera a mi estaría más tranquilo pero la realidad era diferente. Alysa se encontraba junto a mi sin saber nada de nada. Al principio de nuestra relación intente mantenerme un poco alejado de ella para que luego no notara nada, pero mis planes se fueron a la mierda cuando ella me dio el ultimatum.
Lo entendía perfectamente, de hecho fue lo más logico, pero me hizo pensar que igual lo que estaba haciendo no era lo mejor.
Al fin y al cabo no me queria alejar de ella.
Pero todo esto podría traer peores consecuencias.