II

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Miré mi horario nada más salir de clase, nos tocaba matemáticas, por suerte al ser una asignatura poco gustosa de los alumnos repetidores, me libraría de aquel estúpido por un rato.

-Ninna- llamé su atención para que me mirara y así lo hizo- me alegro de pasar un año más contigo- Sonreí por una vez con sinceridad y cariño.

-Oh si es que en el fondo eres un Osito amoroso- dijo lanzándose sobre mí en la puerta de la clase de matemáticas, nuestra próxima clase- te requete adoro Zizter.

-Cursis...- dijo alguien pasando por mi lado. No pude ver su cara, pero sí su brazo.

-Idiota...

-Lo sé pequeña- se giró para guiñarme un ojo y yo quise matarlo en ese instante y hacerle polvo para que tuvieran que recogerlo con cucharillas...

-Vamos Hil, pasa de él- eso me gustaría a mi, poder pasar de él. Pero es tan idiota que no puedo.

Entramos en clase y ya que el idiota estaba al final, acepté entonces la oferta de Ninna, sentarnos en la parte de a delante.

-Oh señorita Wolf, primera vez en 6 años que se sienta usted en primera fila sin ser obligada- sonrió el profesor de matemáticas. No era mala persona, incluso podía llegar a caerme bien. El siempre parecía tener una especial atención para mi.

-Bien visto- dije con un intento de sonrisa.

-¡Bien!- comenzó- ¡Señores y señoritas!- dijo llamando a toda la clase- Yo seré su maestro de matemáticas durante este curso, bienvenidos a los nuevos y no tan bien venidos a los repetidores, eh señor Dashcov y compañía- algunos rieron y se burlaron de él, no me parecía bien... Bueno hicieran lo que hicieran no me parecía bien- y me alegro de veros a vosotras dos, Ninna y Hilary, será un placer compartir clase con vosotras de nuevo- ambas sonreímos y yo me sonroje.

Christian era joven para ser maestro, tendría unos 25 años, era alto y esbelto. Siempre había tenido una gran fijación por mi y se le notaba. Y a mi no me molestaba su forma de actuar conmigo ya que nunca se sobrepasaba y era agradable dentro de lo que cabe en el sector maestros.

-Ya te echábamos de menos Chris- dije sacándole la lengua, todos soltaron un "uuuh" que hizo que el se sonrojada.

Kyllian...

Dios esa chica había conseguido sacarme de quicio en la primera hora, y lo peor es que tendría que trabajar con ella el resto del año... Esto iba a ser un infierno.

Había salido lo antes posible de aquella clase después de rogarle a la tutora que me cambiara de grupo mil y una vez, y ella haberse negado mil y dos veces. Dios ya la odiaba.

Estaba a punto de entrar a la siguiente clase cuando golpeé con alguien. Me giré a ver y era ella.

-Idiota- dijo con cara de querer fulminarme, quise reír.

-Lo se pequeña- le sonreí intentando sacarla de quicio y lo conseguí.

Al entrar instintivamente me dirigí al fondo de la clase junto a la ventana. Supongo que hoy no me apetecía estar al principio de la clase.

Nada mas entrar, se sentaron las dos al principio de la clase. Noté que a Charles se le cambió la cara. No sabía por qué pero eso daba igual. Entonces ví como el profesor se acercaba a hablar con ella, era extraño aunque quizás ella no fuera mala alumna.

"Pero a ti te cae mal"

Me recordó mi conciencia ahí atenta a todo lo que pensaba sin dejar pasar ninguna. El profesor comenzó a hablar, yo realmente no presté atención hasta que lo escuché dirigirse a alguien en especial.

• Mi Verdadero Yo // PAUSADA HASTA NUEVO AVISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora