XXXII

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-¡Hilary!- llevaba medio pasillo recorrido cuando alguien notó mi presencia- ¡Hilary para!- su voz me hacía temblar de miedo mientras aceleraba el paso.

Negué con la cabeza intentando sacar su voz pronunciando mi nombre de mi cabeza, como si solo fuera una imaginación mía. Pero por mucho que intentaba deshacerme de sus gritos no conseguía más que ponerme más nerviosa por su cada vez más aumentada cercanía a mi persona. Hoy la suerte se negaba a jugar a mi favor, era un día de los de "mejor ni te levantes de la cama".

-¡Te pillé!- dijo agarrando mi brazo y entrelazándolo con el suyo obligándome a seguir su ritmo al andar, que por sorpresa, era más acelerado incluso que el mío. Sus largas piernas me hacían casi trotar.

-No ahora...- supliqué al ver que me sacaba hasta el aparcamiento y me arrastraba hasta la puerta de mi coche.

-Ahorrate las suplicas muñeca- me arrebató las llaves y abrió para meterse en la puerta del copiloto, una vez entré en el asiento del conductor y cerré la puerta bloqueó las puertas con el mando. Como odiaba este momento.

-Puedo explicarlo ...

-Te odio tía- su cara era sería, pero mis facciones de sorpresa y miedo ante sus palabras hicieron que la fina linea que formaba su seria boca de enfado se tornara en una curvada sonrisa acompañada de una carcajada.

-Idiota...- susurré lo menos audible posible mientras ella se lanzaba gritando sobre mí- Auch- me quejé cuando por culpa de mi mejor amiga me había clavado el volante del coche en las costillas.

-Entonces.... ¿Estan saliendo?- mis cejas se juntaron en el centro con una expresión entre no entender nada y enfado- que sí... ¿son novios?- su sonrisa me mataba.

-¡NO!- respondí más fuerte de lo que quería- es decir... Solo fueron un par de besos- mierda... Había contado más de la cuenta.

-UHH- idiota de mi.

-No seas tonta- dije apartándola de encima de mi cuerpo estampado contra la ventana y el volante del coche. Cualquiera que nos viera desde fuera...

-¿En que piensas?- me preguntó de golpe a lo que me sorprendí, haciendo que ella suprimiera una risa.

-En que parecemos dos lesbianas enamoradas manteniendo relaciones sexuales en un coche- su cara pasó de espanto a burla en un momento repetidas veces.

-Que va... Yo estoy enamorada de mi vecina, que culo por dios- ya no pude aguantar más y comencé a reí a carcajadas, loa cristales comenzaron a empañarse, una vez nos dimos cuenta ambas comenzamos a reí más.

-Titanic- dijo mi amiga pegando su mano al cristal empañado y arrastrando los dedos hacia abajo como en una de las escenas de la película, en concreto en la de... Bueno ya saben.

-Infantil...

-Idiota...

-Te odio...

-Me amas- respondió para luego sacarme la lengua.

-No es cierto, nunca lo he dicho- reproché como niña pequeña.

-Me amodias- reí.

-Te amodio- ambas comenzamos a reír hasta que alguien golpeó la ventana que estaba junto a mi, es decir, la ventanilla del conductor.

Bajé la ventanilla para descubrir a Charly con un sobre en la mano mirándonos con curiosidad. Ambas nos miramos y sin decir nada reímos a carcajadas por un par de minutos, parecíamos niñas de preescolar. Después de las risas, de secar las lágrimas que se habían resbalado por parte de la cara y de haber conseguido estabilizar nuestra respiración, me giré de nuevo hacia Charly. El cual aún seguía esperando en la misma posición de antes.

-¿Quieres algo?- el negó con la cabeza rápidamente como si quisiera evaporar algún pensamiento antes de responder.

-Había quedado en llevar a Ninna a su casa a la salida- me sentí decepcionada de que mi amiga no me contara nada, pero no podía reprocharle nada.

-Ah.

-Lo olvidé lo siento- dijo esta mientras salia del coche para luego rodearlo y ponerse al lado de Charly- nos vemos mañana- asentí con una sonrisa forzada.

-Para ti- dijo el chico antes de marcharse, mientras dejaba caer el sobre que sostenía sobre mi regazo.

La curiosidad me invadía. Mi nombre escrito con una hermosa letra en el exterior del sobre, y una decoración de cenefas de flores en el borde. La letra me resultaba familiar y algo me hacía ilusionarme.

Decidí esperar a llegar a casa, ya era hora de ir a comer para llegar a tiempo a trabajar ya que hoy cambié el turno.

La curiosidad me mataba, cierto, pero así mejor.

• Mi Verdadero Yo // PAUSADA HASTA NUEVO AVISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora