• Mi Verdadero Yo // PAUSADA HASTA NUEVO AVISO

XIV

Hilary...

-Maldita calle- maldije al no encontrar sitio de aparcar frente a la cafetería, entonces nada más girar en la esquina, ahí estaba. Mi salvación- Te amo buda- dije pareciendo una loca a ojos de los que caminaban por la calle a esa hora, que no eran muchos la verdad

A ver, eran las siete de la mañana de un viernes, la temperatura había descendido drásticamente y estábamos a 10 grados, cosa que para mí era mortal. Hoy era mi primer día y ya llegaba 5 minutos tarde, maldita la hora en la que decidí venir en coche. A esta hora en esta parte de la ciudad... Mucha fe tenía yo si pensaba encontrar un hueco nada más llegar.

Corrí todo lo que pude, ya que estos zapatos no eran el mejor calzado para una carrera matutina, y mi abrigo no me dejaba moverme mucho tampoco. En cuanto llegué me quité el horrible abrigo y dejé a la vista mis vaqueros negros y la camiseta negra con las letras en rosa chicle, no era mi color favorito pero mejor que ir de blanco y ensuciarse a la primera era.

-¡Buenos días!- saludé a las chicas mientras entraba al almacén, mismo lugar donde guardábamos nuestros abrigos y los cambiábamos por un adelantar rosa con figuras en negro. Eran dinosaurios o plantas de color negro, y en el centro de la falda del delantal el nombre de la tienda. Esto si era demasiado rosa... No pude evitar mirarlo con un poco de asco.

-Ya te acostumbraras- dijo Olivia mientras entraba y cogía otro delantal, mirándolo con la misma cara que yo había puesto- O puede que no...- ambas reímos, era horrible lo miraras por donde lo miraras.

Olivia en la chica que me había ofrecido este trabajo ayer por la tarde, realmente no iba a ser mi jefa sino mi encargada. Era bastante agradable y sus tirabuzones de color negro me llamaban bastante la atención, ya que junto a sus ojos azules y su piel de un tono más oscuro hacía que todos los clientes de fijarse en ella. Lo que a mí me venía bastante bien, ya que así no se fijaría en mí.

Hoy iba a ser el primer día que trabajaría para esta franquicia de café y dulces para llevar, aunque también disponemos de unas cuantas mesas a las que debería servir sin derramar todo encima de los clientes. Había encontrado este trabajo ayer por la mañana, justo después de volver del instituto. Realmente no estaba mal, tendría turnos alternativos es decir una semana turno de mañana, y la siguiente turno de tarde. Descansando cada 6 días 2. El sueldo no estaba tan mal pagado como en otros sitios, ya que a final de mes cobraría 750 € por los trabajos realizados y 7 euros por las horas extras. Todo esto por un horario de 7 de la mañana a 2 de la tarde. Cosa que me venía bien para recoger a los niños del colegio, ya que por la mañana yo les dejaba todo listo en casa y mi tía se encargaba de recogerlos para llevarlos al colegio.

-Al menos cotizamos- dijo Olivia sacándome de mis pensamientos, la miré sin entender nada mientras la seguía hasta la parte de fuera- ¿No sabes que es cotizar?- entonces negué con duda, realmente cumpliría los 18 en unos meses, ni si quiera había dependido de mi misma hasta ahora.

-La verdad es que no- ambas reímos por mi incultura mientras bajábamos las sillas que estaban sobre las mesas, se colocaban así para poder barrer mejor, o eso me había dicho Olivia ayer.

-Mira, cuando tu firmas un contrato significa que vas a cotizar las horas que trabajes y que si te pasa algo tienes un seguro- mi mirada no cambió de expresión- cotizar es como guardar un registro de tus horas trabajadas para luego poder obtener ayudas del estado, o cuando tengas 70 años y seas una vieja con 40 gatos poder cobrar una pensión para alimentarlos- ambas reímos por su explicación.

-Ya llegan- dije viendo como se comenzaban a aproximar algunos chicos- si quieres bajo yo las que quedan- ella solo asintió y se colocó detrás de la barra a la vez que entraba el grupo de chicos que seguramente irían camino a la universidad, Olivia regaló la mejor de sus sonrisas y mientras aguantaba los coqueteos grupo y sus estúpidos comentarios, les tomaba nota.