(Lara)
Piii, piii, piii, piii, piii.
Ese pitido infernal me perforaba los tímpanos, alcé la mano para apagar la alarma del teléfono, a pesar de no saber porque la había puesto. Un dolor punzante me perforó el antebrazo, me costaba mucho abrir los ojos, cuando mire hacia el foco del dolor me di cuenta de que tenía una vía intravenosa colocada en mi brazo derecho. El pitido seguía sonando, me constaba mantenerme despierta, pero ahí seguía ese pitido. Espera... ¿una vía intravenosa? Giré mi cabeza hacia el lado opuesto y descubrí el responsable del pitido, era un monitor de constantes vitales.
El espacio a mi alrededor estaba plagado de tubos, monitores e instrumental. No había nadie en la habitación. Sentía la cabeza muy pesada y el cuerpo rígido apenas podía moverme.
Intentaba hacer memoria para recordar cómo había llegado allí pero solo tenía imágenes confusas. Recordaba haber salido de casa con prisa, el coche, el tráfico, las luces y poco más. Debo haber sufrido un accidente en el coche, me dije, lo último que recordaba era estar en el coche.
Me dolía mucho la cabeza y me pesaban mucho los parpados, no quería volver a dormirme, intenté incorporarme pero mi cuerpo no me respondía, sentí un fuerte dolor en la espalda que me hizo marearme. Intentaba mantener la consciencia pero era agotador, me mantenía despierta durante minutos pero luego volvía a dormirme, no tenía fuerzas para llamar a nadie.
De repente, percibí a mí alrededor un olor familiar que, a pesar de que no terminaba de ubicarlo, era muy agradable. Sentí algo suave en mi mano, en mi cuello, en mi rostro y ese olor de antes era más intenso ahora. Súbitamente llegaron a mi mente imágenes con Raúl en la playa, tomando algo en alguna terraza por la tarde, abrazándole antes de que partiera a Barcelona. Trate de abrir los ojos, pero era imposible.
-Raúl...-Intenté llamarle, pero mi voz apenas se escuchaba. Quise mover la mano que él estaba acariciando pero solo logre mover un poco los dedos.
-¿Lara? Debo estar volviéndome loco, me pareció sentir que movías la mano.-Era su voz, no había duda.- Vuelve pronto conmigo, por favor.
-Raúl.-Esta vez mi voz sonó un poco más firme. Las caricias cesaron de golpe.
-¿Lara?-Mis parpados se abrieron esta vez.-¡Lara!-Sentí un peso sobre mí, me estaba abrazando, desee corresponderle al abrazo pero no podía. Cuando se separó de mí, vi que estaba llorando y sentí un nudo en mi garganta, casi sin darme cuenta mis ojos estaban llenos de lágrimas también. Volvió a abrazarme, cuidadosamente sin dejar su peso caer sobre mí, y escondió su cabeza en mi cuello.
-Hola...
-Hola, pequeña. ¿Cómo te encuentras?
-Me duele todo... pero creo que estoy bien. -Traté de quitarle importancia a la sensación extraña en mi cuerpo. -¿Saben mis padres que estoy aquí?-necesitaba saber si ellos estaban enterados de que estaba aquí y quería verles, decirles que estaba bien.
-Si, si lo saben. Han estado toda la noche en la sala de espera. Ahora mismo estás en la UCI, así que solo pueden entrar en las horas de visita. Iban a entrar ahora pero me han cedido el turno para que pudiera verte.-Se separó de mí y me acarició la mejilla- Enseguida voy a avisarles a ellos y a tu médico. ¿Cómo te sientes?
Me costaba asimilar toda la información, mi cabeza trabajaba muy despacio.
-¿Has dicho que estoy en la UCI?
-Si
-¿Qué me ha pasado? Fue con el coche ¿Verdad?- Raúl desvió la mirada hacia el monitor y fingió que comprobaba mis constantes vitales. -Por favor, cuéntamelo.
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Razones para luchar
RomanceLa vida puede cambiar en un segundo, puedes pasar de ser alguien con una vida plena a dejar de sentir esa vida como tuya. Todos tus sueños, aspiraciones y prioridades pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Puede parecer que tu mundo se desmoro...