Capítulo 3

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(Raúl)

Cuando llegué a la puerta del restaurante gran parte de mis amigos ya estaban allí, ahora que los veía era consciente de lo que los había echado de menos. Una vez nos reunimos todos a falta de Lara decidimos entrar al restaurante y esperarla sentados en la mesa porque hacia demasiado frío y ella debería estar al caer, hacía ya un cuarto de hora que me había mandado un mensaje diciendo que ya salía.

Estaba muy nervioso y eso no era propio de mí, con el tiempo había ido aprendiendo a controlar mis nervios para que no me jugaran malas pasadas en mi futura profesión, además de que a nadie le inspira confianza un médico nervioso. Pero hoy me resultaba particularmente imposible no morderme las uñas y estar quieto en el mismo sitio.

Cada vez que se abría la puerta mi cabeza giraba automáticamente esperando encontrarla pero nunca era ella.

La mesa que habíamos reservado se encontraba al final del restaurante, era un lugar moderno y acogedor en el que hoy había bastante gente y alboroto. Tomamos asiento y pedimos las bebidas, acto seguido se empezaron a cruzar conversaciones, a contar novedades y a ponernos al día.

Roberto nos contaba que había dejado su trabajo de informático en una oficina para comenzar con su nuevo negocio de reparación de ordenadores. Dani y Alberto habían decidido comenzar su vida en pareja y se mudarían a una nueva casa, que ya habían escogido el próximo mes y Nerea estaba muy frustrada con este año académico en la universidad. Yo intentaba seguir todas las conversaciones pero seguía pendiente de la puerta y del teléfono, Lara debería haber llegado hacía más de veinte minutos, comprobé que no se había conectado a Whatsapp desde que me envió a mí el último mensaje, la llamé pero no obtuve respuesta y así tres veces más hasta que desistí, y decidí intentarlo pasados unos minutos.

No habían pasado tres minutos de la llamada cuando mi móvil empezó a vibrar y su nombre apareció en la pantalla, al fin:

- ¡Lara, Lara! ¿Por dónde vas?

-Hola buenas noches. ¿Es usted familiar de la propietaria de este teléfono?-Una voz con un tono serio y cordial me recibió al otro lado de la línea, no me gustaba esto.

-No, soy su amigo. ¿Ha pasado algo? ¿Está bien?

-Le llamo del servicio de emergencias, su amiga ha sufrido un accidente de tráfico, cerca de la avenida del Cid. La hemos trasladado al hospital. -No podía ser, no podía ser...

-¿Está bien? ¿Cómo se encuentra? ¿Está consciente?

-No puedo darle mucha más información, lo siento- se cortó la llamada.

Cuando levanté la mirada del teléfono todos me estaban mirando.

- Está blanco

-¿Qué pasa?

-¿Estás bien?

-Yo... Lara... está...Lara ha sufrido un accidente. Se la están llevando al hospital.

Sin esperar respuesta salí corriendo hacia el coche mientras llamaba al padre de Lara para asegurarme de si estaba al corriente de lo que había ocurrido, y no como pude comprobar no tenían ni idea, supongo que verían las llamadas perdidas en su teléfono y por ello me contactaron a mí. Acordamos que el recogería a su mujer del trabajo y nos veríamos en el hospital lo antes posible. Subí en el coche y realizar el trayecto de forma automática, sin pensar realmente en lo que estaba haciendo. El hospital más cercano al accidente era el lugar de trabajo de mi madre, pero hoy tenía el día libre y estaba en casa. Después hablaría con ella, ahora mismo solo quería estar lo más pronto posible con Lara, necesitaba saber exactamente qué había pasado.

Razones para lucharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora