Luna llena, Sol vacio

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"Perdona... ¿Te conozco de algún lado? Me eres muy familiar..."

Todos los del círculo de admiradores se habían dispersado con las clases de reforzamiento que eran en la mañana-tarde, por lo que solo quedamos Fred, Rey, y yo cerca de él.

"Em..." No podía creer lo difícil que era hablar con aquel nudo de dolor en la garganta. "No... No, No lo creo"

"Bueno pues... Un gusto conocerte, soy Alec" él me extiende la mano y yo la sacudo intentando no partir en llanto o angustia.

"Este em... Jeremy..."

"¿En que habitación estás?" Él pregunta bastante alegre mientras yo vivía con las ganas de salir corriendo en búsqueda de consuelo.

"Es em... La XI. A la derecha..."

"Claro, me comentaron que la izquierda era solo para las chicas." Da una risa algo ingenua o confundida podríamos decir.

"Oye, Alec..." Entra Rey "Un gusto conocerte pero Jeremy debe descansar un poco su pierna, quizás sea mejor que nos vayamos."

"Oh, ¿necesitan ayuda? Sé un par de cosas"

"Chicos..." Entro yo "No quiero que nadie esté diciendo lo que necesito y lo que no... Solo sé que estoy cansado y necesito pensar un poco. Cualquier cosa estaré en el Ala Oeste o en el Tejado."

"¿Ala Oeste?" Pregunta Alec una vez que yo ya le había dado la espalda. Me dolió pero seguí caminando, sin ansias de escuchar nada más, solo el silencio que me traía aquel lugar.

Me quede en el Ala oeste por varios minutos, pero me di cuenta que si llegase a pasar algo con la pierna vendada no podría hacer mucho por escapar, así que el tejado fue la mejor opción.

No iba a llorar como un niño que hace berrinches, pero si hay algo que odio con toda mi alma es el olvido. Sentí algo raro con Alec esa noche, algo que me dejó demasiadas preguntas... Y creer que tienes las respuestas, pero que te sean arrebatadas por algo tan estúpido como el olvido te destruye por dentro.

Ví en medio del frondoso bosque todas las memorias desde que llegué a la academia, y como aquellos fríos y oscuros árboles se veían tan armoniosos y verdes vistos desde dentro del mismo bosque. Como el silencio que gobernaba traía más y más recuerdos...

Pero el silencio no es infinito, todavía; nada lo es.

Apoyado con mi espalda en una pared del tejado empiezo a sentir una presencia al lado mío que se siente insegura si sentarse o no. Giro mi cabeza y no veo a nadie menos que la mismísima Claire.

"Qué quieres Claire..." Digo en un tono algo cansado, no necesariamente agresivo, pero agotado.

"Disculparme... Ian me contó lo que..." La interumpo con una seña de manos para indicarle que parase de hablar.

"No me hables de el... No me hables de el, ni de tu fabulosa vida de cazadora, o que seas retirada, ni que te contaron algo sobre anoche... No quiero hablar sobre nada..." Buscaba las palabras para terminar la oración.

"Nada... Sobrenatural?" Pregunta ella con una leve sonrisa. Yo dejo salir un suspiro.

"¿Podemos jugar a que somos humanos solo unos minutos?" Pregunto agotado como siempre, sobando mi pierna levemente.

"Es mi juego favorito" ella por fin toma la confianza y se sienta al lado mío dándome una rosa. Yo la miro algo confundida

"¿Qué es esto?" Pregunto viendo la flor, girando levemente mi cabeza para verla.

"No sé si las conoces, pero se llaman flores, y muchas veces representan amor, o amistad, o cariño... O perdón"

"Yo debería estar dándote rosas a ti..." Ella llega, después de mi comentario, se para, se pone en frente mío y dice muy firmemente:

"Veamos Jeremy. Quizás sea la niña, pero aquí YO voy a ser la macho de nuestra relación, ¿De acuerdo?"

Yo río un poco hacia su ternura. "¿Nuestra "relación"?"

"Seh... Esa cosa que arruine por accidente cuando toqué un tema que te molestó... Esa cosa que implica que nos comuniquemos como seres humanos pensantes..."

Saliendo de su boca fue que me di cuenta de la belleza en las palabras "ser humano".

"Quisiera perdonarte..." Confieso mirando atentamente la rosa.

"Entiendo si no lo haces... Puse el dedo en la llaga aquel día." Yo asentí, sin querer recordarlo. Al parecer ella lo entendió.

"Pero Hey..." Continuó ella. "Piensa que aún quedan 9 meses para cambiar las cosas... Cambiarlo todo."

Tal vez tenía razón... Aún podía cambiar las cosas.

La sentí pararse y vi cómo se iba y empezaba a bajar las escaleras en aquella pequeña caseta clásica de los tejados. Recosté mi cabeza contra la muralla y descansé a solas por varios segundos, al punto que me quedé dormido. Desperté cuando era de noche, todavía en el tejado. Fred estaba al lado mío usando una musculosa, mostrando nuevamente su tatuaje. Me percaté que ahora estaba usando una chaqueta que no traía antes y que Fred parecía tener frío.

"¿Fred?" Le preguntó "¿Q-qué haces aquí? ¿Que hora es?"

"Deben ser como las ocho". Para ser tan temprano el cielo estaba bastante oscuro. "Vine a ver cómo estabas y me di cuenta que te ibas a congelar aquí arriba, así que te di mi chaqueta."

"Pero ahora tú te congelas... Déjame, yo estoy bien" me la empiezo a quitar y me doy cuenta del frío que en realidad hace. El me detiene y me la pone de nuevo.

"Yo estoy bien. No soy exactamente friolento..."

"¿A que te refieres?".

Él suspira.

"Quizás ya sea hora que te confiese algo..."

El día había llegado.

School of Monsters - La escuela para monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora