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1 a 0 a favor de Sehun

🍨🍧

Irene tenía el empleo perfecto, no, en serio. ¡Era el mejor de todos! Llegar a casa oliendo a azúcar y sudor era el mejor perfume, ni hablar de lo pegajosa que se sentía antes de entrar a la ducha. La mejor parte eran los fragmentos de algodón en su pelo. ¡Es.El.Mejor.Trabajo.De.Todos! Llevaba aproximadamente dos semana manteniendo ese empleo y ya quería morir, se negaba rotundamente a probar cosa dulce desde entonces porque estaba simplemente repugnada. El olor, el ambiente, su fastidioso jefe que veía la vida como el algodón de azúcar, de color rosa, su compañero de trabajo sumamente positivo incluso cuando no había ventas en el local, y los clientes.

Especiales todos, pero había uno que se llevaba la corona por sobre todos los estúpidos clientes molestos.

Chanyeol, su animoso compañero de trabajo, dijo que se llamaba Oh Sehun el sobrino el jefe, pero ella lo bautizó como el demonio de piel blanca. El tipo tenía una sonrisa que decía Soy el puto amo, caminaba como si fuese la reencarnación de Marilyn Monroe, batía el pelo castaño más veces de lo que posiblemente respiraba y tenía seseo. Y quizá Irene no debió reírse de ese hecho porque ahora era el objetivo de ese muchacho que parecía que había jurado sobre una roca el hacerle la vida imposible mientras estuviese trabajando en el local de su tío, pero en su defensa, Irene se afirmaba en el hecho de que el chico se buscó las sonoras risas que resonaron de su garganta cuando dijo Quiero un algodón de athucar.

-En serio, ¿qué no existen retenedores bucales que corrigen eso? -dijo ella, mientras observaba cómo Chanyeol hacía la mezcla para el algodón. Ya estaban a punto de abrir.

-Bueno, él los usó, pero obtuvo más comentarios molestos por eso -explicó él, con la sonrisa gigante como él y sus orejas-. Te sugiero que no te metas con él, recuerdo que le hizo la vida imposible a Kim Jongin en el colegio.

-¿Quién es Kim Jongin? -preguntó Irene, curiosa.

-Oh, ya nadie lo recuerda.

Irene casi juró escuchar el sonido tenue de un violín. Sacudió la cabeza, posiblemente eran alucinaciones suyas.

Nueve minutos después, el local de chucherías y golosinas estaba abierto al público, y ya ella estaba con las pilas bien puesta junto a su uniforme en el área del algodón de azúcar. Mayormente la acosaban niñas y niños, adultos que no habían superado su infancia y ancianas queriendo vivir la vida loca retando a su tratamiento para la insulina. A veces le costaba mucho mostrarse cándida al público porque ella era bastante cortante con la gente que no conocía, sólo estaba trabajando ahí porque el lugar estaba bacante y porque en serio necesitaba dinero para costear sus gustos extravagante y bastantes peculiares, Tu afición por esa banda de delincuentes con micrófonos, diría su madre, ¡Mama, que se llama BTS, repite conmigo BITIES! Respondería ella.

Todo sea por los chinos.

Pero como si se lo propusiera, como si programara una alarma en su teléfono caro, como si dijese Ha llegado el momento de molestar a Irene, a eso de las tres de la tarde, y cuando el local estaba a reventar por todas las áreas, Sehun Monroe llegó cual divo de lentes y brillos casi haciendo que el pobre Chanyeol sacase de ningún lugar una alfombra roja sólo para que su calzado no pisase el suelo que pisaban el resto de los humanos presentes en la estancia.

No más Irene lo vio, se encomendó a todos los santos existidos; de verdad deseaba que a Sehun le diera una indigesta de azúcar tal, que nunca más regresase al local, de esa forma haría sus días mejores.

-Quiero un algodón de athucar -anunció él, escrutando a Irene con la mirada y esperando que ésta se riese de sus palabras, de su seseo; y como era de esperarse cada día desde que lo escuchó por primera vez, Irene se echó a reír estrepitosamente.

La chica dejó todo lo que estaba haciendo para reírse de Sehun cual mujer vil que no tenía la mínima consideración por el hecho de que el chico le había declarado la guerra. Desde que lo conoció hace dos semanas era lo mismo; pero lo valía, la cara de Sehun hecha fuego por la rabia lo valía enteramente.

-Es que hombre, cómo puedes si quiera seguir diciendo eso. ¡Sabes que soy sensible! -le dio ella, con lágrimas en los ojos.

-¡Deja de burlarte de mí, niña! Te vales del que no puedo pegarte fuerte -respondió, y mientras más hablaba, más Irene se abandonada a la risa porque él era demasiado gracioso.

-¡Por Dios, ya basta! -pidió ella, tocándose el estómago de la risa.

Entonces, cuando estaba más distraída, con la boca abierta por la impresión y desbaratándose de la risa que le producían las expresiones de Sehun, sucedió. La venganza de su cliente más molesto. La semana pasada, en uno de esos días, le había templado el cabello, en otro le lanzó un pedazo de algodón en la ropa, en otra la amenazó con acusarla con su tío, pero hoy había ido más lejos.

-¡Oh, esto merece una foto! -gritoneó Chanyeol, sacando su teléfono y retratando el momento.

Sehun se había empinado sobre la barra de pedidos y había tomado de sorpresa a Irene, sólo le bastó un segundo para callarla con un beso en sus labios. Fueron segundos, sí, pero se sintieron eternos a pesar de que el muchacho en ningún momento hizo amago para mover sus labios o ir más allá; sólo fue un efímero contacto que sirvió para sacar a la chica de sus burlas, y de paso arrancarle el habla.

Cuando Sehun se separó, simplemente batió su pelo cual diva sonriendo coquetamente y dirigiéndose esta vez a Chanyeol.

-¿Puedes servirme tú el algodón? -siseó con ese tono cariñoso diagonal caprichoso-. A tu compañera parece que le comieron la lengua los ratones.

Irene salió en su ensoñación y casi saltando la barra de pedidos cual Trini de los Powers Ranger, se paró delante de Sehun y lo apuntó con su dedo. Sehun no se inmutó, es más, se cruzó de brazos haciendo gala de su altura. La forma tan sublime en la que parecía tener todo bajo control con su sonrisa de jugador galán, hizo que el momento en el que había estado furioso por haber sido objeto de las burlas de las más baja pareciese una simple alucinación.

-Y dime algo -le retó él con socarronería.

-Etha eth la guerra, Oh Thehun.

El griterío que se escuchó después provenientes de las partes involucradas bien se podía encontrar debidamente documentada en el Instagram de Chanyeol, fotógrafo y camarógrafo por excelencia.

🍧🍨

¿Alguien dijo Serene? ¿Alguien dijo Hetero? 🌚

Vuelve este fic de mediano presupuesto, vuelve para ser terminado, ya está escrito.
Por ello publicaré los capítulos que ya habían sido publicados rápido, para que puedan leer los nuevos.

Gracias por esperar, son amors 💕

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Quiero un Algodón de Athucar → HunReneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora